—Voy a morir...
—¡¿Acaso pensabas eso cuándo te enfrentaste al Centaleon?! Déjate de lloros y sube de una vez.
Hoy era domingo, el día de descanso de Link, así que como le había prometido a su hermana fue a visitarla a ella y a su padre.
—¡Vamos, hermano, tú puedes!—Apoyó Liora desde abajo.
Sin embargo, una visita normal y tranquila se había vuelto en una de las muchas lecciones de Lars, en este caso se trataba de escalar. El rubio se hallaba a mitad del camino de la montaña, sin embargo estaba temeroso debido a la altura y al hecho de que poco a poco se estaba quedando sin energía, creía que primero se iba a cansar antes de llegar al destino.
—«No...esto no es nada. Eres capaz de esto, Link.»
Dejando de lado sus temores, el paladín exprimió el 100% de lo que su cuerpo era capaz de darle y terminó de subir la montaña.
—¿Ves que si podías, llorón?—Bromeó Lars.
—Sí. Tal vez lo dramatice un poco.
—¡Me alegra de que hayas dado cuenta!...Ahora la segunda parte de la lección.
—¿Hay más...?
—¡Por supuesto que sí! La razón principal por la que llegamos aquí es para conseguir altura.
Al caer en cuenta de esto, Link volteó su vista hacia el paisaje que se alzaba ante él.
—Ten.—Lars lanzó un saco a su hijo, el cual lo atrapo sin dificultades.—Tómalo como un regalo de cumpleaños adelantado.
—Gracias.
Al abrir el sacó, Link se halló con un trozo de tela tensado con unos palos de madera.
—¿Qué se supone que es esto?
—Es una paravela, se usa para planear. Es fácil de usar, simplemente saltas y en medio del aire la sacas y te agarras de los palos que están doblados. Si quieres ir hacia alguna dirección, te apoyas con tu peso para hacerlo.—Explicó Lars.
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El rey de 3 razas
RomanceLink, el héroe de lo salvaje, aquel que ha sido elegido por la espada que doblega la oscuridad, al igual que sus antepasados tiene aquel don especial con las mujeres, que lo llevara a todo tipo de situaciones durante su épico viaje para salvar a Hyr...