—¿Dónde se metió...?
El día se pasó volando en Kakariko, donde ya se encontraban Zelda y Link desde hace unos días. Como ya era costumbre, mientras la princesa discutía el plan de acción y demás con Impa, su escolta abandonaba el lugar y veía en qué matar el tiempo.
—Ahí está.
Reconociendo de inmediato el brillo de sus característicos aretes azules, pudo distinguirlo en la oscuridad de la noche, estando en el techo de la casa. Con sumo cuidado la chica intentaría escalar hasta él, pero en un punto la superficie le impidió continuar y le hizo caerse, sin embargo, Link le alcanzaría a agarrar de la mano.
—Gracias.
Sin mucho esfuerzo, el espadachín sería capaz de hacerla subir al tejado, para después volver a donde estaba antes del incidente.
—Ten más cuidado para la próxima.
—Imposible...
Lejos de prestar atención a la advertencia, Zelda se enfocaría en algo que jamás creería contemplar: Link tenía un cuaderno y lápiz entre sus manos. Simplemente algo inaudito.
—¿De qué hablas?
—¿Q-Qué estás haciendo?—Preguntó la princesa aún con sorpresa.
—Impa me pidió que escribiera nuestra ruta.
La mayoría del trabajo ya había sido adelantado por el trio de Sheikahs, por lo que solo faltaba ejecutarlo y por ende, dar inicio al viaje para recorrer Hyrule. Ya contextualizada, Zelda se sentaría junto a Link para ver el contenido de la hoja, encontrándose con algo bastante obvio: La pésima ortografía del chico.
—Sé que lo tuyo no son las letras, pero esto...
—Estoy haciendo mi mejor esfuerzo.
—«Debieron de enseñarle más que empuñar armas.»—Pensó con molestia Zelda.—Déjame ayudarte. Pon atención, ya estás muy grande para cometer este tipo de errores.
—Sí...maestra.
Pegándose más al chico y dejando que sus alientos se vuelvan uno, la princesa empezaría a corregir todas las equivocaciones y a explicar el por qué, confundiéndolo al principio, pero eventualmente logrando que mejore.
—«Definitivamente prefiero las espadas...»
—No es por ser paranoica, pero, ¿Por qué el desierto Gerudo es nuestra última parada?
—Eh...
—Ahora que lo pienso, estos días no has ido allá, ¿Cierto? ¿Sucedió algo?
Durante el tiempo que vivieron juntos, Zelda sabía muy bien de las constantes visitas de Link a la matriarca Gerudo, por lo que inmediatamente se le hizo extraño ese par de cosas.
—No, no es nada.
Lo cierto es que el rubio estaba tratando de evitar a Riju, era algo más inconsciente, pero el también se había percatado de esto. La parte de si que todavía estaba en negación aparte de haberle implantado la idea de que estaba confundido con lo que estaba sintiendo, también lo trataba de alejar de la Gerudo, para evitar que aquel sentimiento se hiciera más grande, todavía no estaba listo para eso.
—Es solo que como ya hablaste con Riju no hay tanta prisa de volverlo a hacer.
—Mmmmm Supongo que tienes razón con eso...¿Seguro que todo está bien?
—Sí, todo lo está.
No estaba tratando de esquivar las preocupaciones de su amiga, sino que la mayor parte de él creía eso.
ESTÁS LEYENDO
El rey de 3 razas
RomanceLink, el héroe de lo salvaje, aquel que ha sido elegido por la espada que doblega la oscuridad, al igual que sus antepasados tiene aquel don especial con las mujeres, que lo llevara a todo tipo de situaciones durante su épico viaje para salvar a Hyr...