Capítulo 4 - Sed de victoria.

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—«Un poco más...»

Link se hallaba caminando hacia el lago donde se reunía con Mipha, pero en esta ocasión llevaba consigo la espada maestra, puesto que quería mostrársela a su amiga. Aunque, claro, por la diferencia de tamaños se le había hecho difícil el camino. 

—«¡Llegué!»

El hyliano atravesó unos cuantos arboles para encontrarse con el lago y a Mipha, sentada en una piedra esperándole mientras veía a unas aves pasar por ahí. 

Como ya era costumbre, Link se acercó sin decir nada, quedándose quieto hasta que la Zora se fijó en él.

—Hola, Link.—Habló ella, acostumbrada a las repentinas apariciones del chico.—¿Mmmmm? ¿Por qué traes una espada?

El niño sonrió un poco y con ambos manos empuño el arma, exhibiéndosela a su amiga. 

—Este "pequeñín" ha traído la espada maestra.

Mipha abrió los ojos de la sorpresa y miro con detenimiento la hoja, ciertamente se veía como había leído una vez y daba un aire divino.

—L-Link, ¿Lo dices en serio?

—Yo siempre hablo en serio.—Dijo Link, dejando reposar la espada en el suelo.—Ahora que soy alguien importante, ¿Podremos seguir juntos, incluso tú siendo una princesa?

El niño hablaba de forma inocente ante los ojos de Mipha, por su parte, le sorprendió saber que Link se preocupase por eso, cosa que la hizo sentir feliz y querida.

—Incluso si eres importante o no, hubiéramos seguido juntos, Link, ¿Si no fuera así cómo cumpliría mi promesa de curarte siempre que me necesites?

Culminando sus palabras, Mipha agarró ambas manos de su amigo y lo miro a los ojos.

—¿Amigos por siempre?—Preguntó la chica.

—¡Sí!

Ante la inmediata respuesta de su amigo, Mipha sonrió con alegría y a su vez, recordó algo que le tenía que decir a Link aquella tarde. 

—Por cierto, Link, dentro de un mes será mi cumpleaños, por lo que quería invitarte a la fiesta.

—Se lo diré a mi padre. 

—¡Ya quiero que llegué el día! ¡Te voy a presentar a mi familia y nos vamos a divertir!

A Mipha le encantaba la idea de tener a todos sus seres queridos reunidos en un solo lugar mientras festejaban y reían, y a Link le gustaba verla así. 

—Papá, ¿Quién es este hombre?—Preguntó Link

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—Papá, ¿Quién es este hombre?—Preguntó Link.

Los días de entrenamiento del rubio habían aumentado aun más desde que obtuvo la espada maestra, normalmente solo lo hacía con su padre, sin embargo, hoy había alguien más aparte de ellos dos. 

El rey de 3 razasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora