• CAPÍTULO 31

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M A R Z O








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A N A T O M Í A    D E L

C O R A Z Ó N




Aves vuelan por el cielo.
Las comisuras de mis labios se elevan y las mejillas, con un ligero fervor, adquieren calor.
No dejo de contemplar los colores de luminosidad triste que, llegan hasta la línea horizontal y se despuntan.
Es sencillo imaginar que a alguien se le han caído las acuarelas y todas esas motitas celestes, evidencian lo cometido. Lejos de ser un accidente, tiñeron de belleza todo el esplendor blanco.

Por la mañana batalle por no perder la paciencia. El tiempo parecía pisarme los talones. Yo corría, pero era de balde. Creo que es fácil sentirse exhausto cuando olvidamos el propósito de estar aquí.
Del único que puede darnos descanso.

Llevo varios días ideando miles de conceptos. Había agarrado el mal habito de encerrarme en mi habitación y "poner manos a la obra". Se supone que todos necesitamos un tiempo para descansar pero en mí, esa fortaleza proviene solo cuando más y más tiempo, le dedico a Dios.
Él me sostiene.

Hazlo con todo el corazón que es para honrarlo.

Es así que su amor me hace ver la realidad de la vida.

¿No es hermoso? De pequeña me leían distintos cuentos de príncipes al rescate, que ataviados con una brillante armadura, hacían temblar al enemigo con cierta fiereza indestructible en los ojos. No olvidemos a las princesas valerosas que aprendían a vencer, sin perder jamás la bondad. Nunca hubiera imaginado, que, aún cosas y aventuras muchísimo más excelentes esperaban por mí.

Que un Rey dejaría todo por salvarme y me enseñaría a pelear.

Aquí estamos.

Sentada, no muy al borde del balcón.
Frente a un cielo infinito de rosa y violeta.

El suave viento alborotando las ideas, sosegando mi corazón temeroso.
El puñado de bocetos a medio terminar en las hojas disueltas por el suelo, tras de mí, las oigo flotar.

Caudales de alegría rutilante se dispersan por todo mi ser. Le sigo quitando la cáscara a la mandarina, mientras contemplo con el mayor fervor mi nueva inspiración.

La facilidad con la que el delicado pensamiento cala en mi interior finaliza por disipar ese dolor que sentía en la cavidad más secreta de mi ser.

  La ciencia explica muchos factores de estos pero, creo que cuando se vive y lo sientes en cada fibra de tu cuerpo, empiezas a creer que las palabras son incalculables para el lenguaje desenfrenado del corazón.

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⏰ Última actualización: Nov 06 ⏰

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