• CAPÍTULO 28

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F E B R E R O










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B Á S Q U E T B O L















Nervios.
La presión en la atmósfera al compás de mi pulso con ansia irracional indican que estoy por... ¿reír?
No puedo ser pesimista.
Paxon no es de rendirse.

El rencor ha estado asomándose a su vida, pero tengo la percepción intacta de que a él le da gusto agarrar ese sentimiento negativo del pescuezo y, ¡boom! Fuera de juego.

Él intenta, por causas de su limitada agenda, sacar fuerzas para no olvidar lo grave que es abrirle la puerta a esos destructivos sentimientos. Cuando algo así sucede, pone el mundo mismo en pausa y se dedica a reforzar la comunión.

Dios primero y el resto deja de importar.

No obstante, no verlo por ninguna parte nos está preocupando.

El bullicio de alegría es ensordecedor; llega a un extremo tal que, es imposible describir su originalidad.
Si de algo estoy segura, porque los tímpanos así lo sugieren, es que de algún lado es más intenso.
En este instante todo es un revoltijo de gente yendo y viniendo.

—No veo a Paxi —Lluvia logra decir a viva voz lo que a todos nos inquieta por dentro y que, no queríamos verbalizar.

—¿Dónde estará? —El ex ruloso saca a flote la incertidumbre—. El equipo lleva varios minutos de haber salido. 

Acabado el calentamiento, desaparecieron. Ahora, están de regreso pero sin Timothy.

Nicolás estira la cabeza esperando poder verlo pero, no tiene suerte.

—Brays, cuando lo viste, ¿no notaste algo extraño?

—¿Extraño? Es Pax, la mayor parte del tiempo se la pasa hablándome de cosas raras.

—Entonces digamos que más extraño de lo apropiado —resuelve Nicolás—. Esto sobrepasa los límites de extrañeza. De verdad estaba muy enérgico por este juego.

—¿Y si mi limón-agrio se arrepintió de jugar?

—No, Brillitos —Nicolás, muy optimista pero algo distraído, la consuela—. No debe ser eso —En su tono se cuela la misma sospecha.

RUTA 27 | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora