B R I S A L Y
F R Á G I L B A I L A R I N A
—Te repetí que no tires la basura en la calle.
Inspecciono el lugar, con una mueca de labios siendo perfeccionada. No emito ruido alguno y me embarco en mis pensamientos. Son llevados por el soplo del viento y me conducen a un océano de profunda indignación. ¿Cómo se atreve ese desconocido a decir que no tire la basura, si todo el lugar se encuentra sucio?
—Ya tuviste la gentileza de ver a tu alrededor —le espeto, enojada por leer la molestia en sus ojos—. Todo está más sucio que tu mugrienta conciencia.
—¡Tss! —finge un grotesco sonido de decepción. Le sale espantoso, con voz quejumbrosa—. El que estemos a punto de la extinción humana, no quiere decir que vamos a actuar como unos sucios irracionales.
Atenta a sus palabras, echo una ojeada más precisa al lugar. No puedo pensar más que clamar a viva voz con urgencia. ¡Dios mío! ¿Esto no está pasando?
Tengo una sensación de desespero en el pecho. Tiemblo, con los ojos llenos ya de lágrimas.
Es un panorama aterrador, y no estoy del todo segura que esa palabra lo defina con exactitud. Qué por mucho, ni una escena de película podría compararse. Sin rayos calentitos de sol. La oscuridad que se va apoderando anuncia una horripilante muerte. Partes de construcciones pendiendo de cables eléctricos lanzado chispas. Un arco se forma por las descargas eléctricas y envía ondas por todo su perímetro.
Los que solían ser altos y lujos edificios se han reducido a escombros. —Siendo el blanco de miles de meteoritos—. Los pocos que quedan de pie, junto al aire que está impregnado de mortandad, son la realidad tangible de una escena apocalíptica.
Al fondo un tornado repentino que avanza más ágil de lo normal, se traga todo a su paso. De pronto, un sonido entre ensordecedor y terriblemente despiadado, hace que me cubra los oídos con las manos. El constante «pip, pip», es una agonía fundiéndose en escalofríos por todo mi cuerpo.
Él, con una vestimenta de harapos y unos labios tan resecos y agrietados que necesitan con urgencia un bálsamo, comienza a llamarme.
No puedo moverme. Quiero gritar y es imposible.
¿La historia del mundo está por concluir? ... Las cosas que deben suceder pronto. ¡Están sucediendo!
Ha sucedido. Cristo vino y yo...
«Despierta. No llores».
Abro los ojos de golpe, con el corazón a punto de estallar en mi pecho. Verifico, en un rápido brinco asustadizo del que salto de la cama, y corro en dirección al ventanal. — ¿Houston, tenemos problemas?—Con la mano clavada en el pecho, hago el intento de respirar con normalidad. Falsa alarma. No tenemos problemas.
¡Shu, Shu!
Jehová es mi oportuno socorro. Sin fallas, puntual me despertó. No permitió que llorara.
Al cabo de un segundo petrificado, veo que todo se ve igual. El vecindario con las casitas que he apodado siguen allí, lo que indica que no ha habido un terremoto mientras dormía.
Hasta el perrito del vecino se pasea y deja marcado un árbol con su... Ha.Demasiada sosegada la mañana para que el evento glorioso hayan ocurrido. Lo he leído. Una característica esencial de su venida es que causara terror para los habitantes de la tierra, conmoción y un caos como nunca antes se ha visto.
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RUTA 27 | ✓
Novela JuvenilPude contar la estrellas en el infinito. La melancolía de dejarte, se desvaneció. El majestuoso atardecer abriría una ruta para recordarte que "fuimos uno". Él fue la lluvia que se esparció sobre la sequedad de nuestros corazones; jamás te dejará, e...