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Emma se encontraba frente al espejo, ajustándose el último botón de su abrigo

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Emma se encontraba frente al espejo, ajustándose el último botón de su abrigo. El tren a Berlín salía en menos de una hora, y no podía permitirse llegar tarde. Mientras tanto, Fabián la observaba desde la puerta de su habitación, su mente ya planeando las travesuras que haría una vez que su madre estuviera fuera.

—Fabian, ¿estás seguro de que no necesitas nada más antes de que me vaya?— preguntó Emma, su voz llena de preocupación maternal.

Fabian esbozó una sonrisa despreocupada. —No te preocupes, mamá. Estaré bien. Sólo relájate y disfruta de tu viaje.—

Emma le lanzó una mirada dudosa pero decidió no insistir. Sabía que Fabian no era el estudiante más aplicado, ni el hijo más ordenado, pero confiaba en él lo suficiente como para dejarlo solo por un fin de semana.

—Está bien, sólo asegúrate de no hacer nada que yo no haría— dijo con una sonrisa antes de darle un beso en la frente y salir por la puerta.

Tan pronto como el auto de Emma desapareció de la vista, Fabian sacó su teléfono y envió un mensaje a sus cuatro amigos: Alcris, Andre, Deivid y Lukas.

"¡La casa está libre! ¡Vengan rápido!" escribió, acompañado de varios emojis de fiesta.

No pasó mucho tiempo antes de que la gente llegara. Con risas y gritos de entusiasmo, entraron en la casa de Fabian, listos para pasar un día lleno de desastres

—¿Qué hacemos primero?— preguntó Alcris, su cabello desordenado reflejando su actitud despreocupada.

Podríamos ver una película de terrorsugirió André, aunque su tono implicaba que no estaba muy convencido.

—¿O podríamos explorar la casa? Seguro que hay algo interesante que hacer aquí— dijo Deivid con una sonrisa traviesa.

Fabian, siempre listo para una nueva aventura, asintió con entusiasmo. —Buena idea, Deivid. Vamos a ver qué encontramos.—

El grupo se dispersó por la casa, revisando cajones y armarios, y causando un pequeño caos en cada habitación. Finalmente, llegaron al cuarto de Emma, un lugar que siempre había sido un misterio para Fabian.

—Creo que deberíamos dejar este cuarto en paz—dijo Alcris, un poco más cautelosa que el resto.

—Vamos, Alcris, no seas aburrida—replicó Lukas, ya abriendo la puerta y entrando en la habitación.

El cuarto de Emma era acogedor, con paredes adornadas con fotografías y recuerdos. Los chicos empezaron a revolver las cosas, riendo y bromeando mientras lo hacían. Pero su atención pronto se centró en un mueble cerrado al fondo de la habitación.

—¿Qué crees que hay aquí?— preguntó André, su curiosidad despertada.

—Solo hay una forma de saberlo— dijo Fabian, buscando la llave en los cajones cercanos.

Después de unos minutos de búsqueda, encontraron la llave escondida bajo una pila de libros. Fabian la insertó en la cerradura y, con un clic, el mueble se abrió revelando su contenido.

Dentro, encontraron varias pertenencias personales de Emma, incluyendo un viejo diario, fotos y algunas joyas. Pero lo que realmente llamó su atención fue una caja llena de objetos relacionados con una banda llamada Tokio Hotel.

—¿Tokio Hotel? ¿Qué es eso?— preguntó Alcris, sacando un CD con la imagen de la banda en la portada.

—Es una banda de rock— respondió Fabian, reconociendo vagamente el nombre.
—Mi mamá nunca mencionó que le gustaba este tipo de música.—

El grupo empezó a revisar los objetos, encontrando pósters, camisetas y entradas de conciertos. Había también varias fotos de Emma con los miembros de la banda, especialmente con uno de ellos, Tom Kaulitz.

—¡Mira esto!— exclamó Deivid, sosteniendo una foto de Emma abrazada a Tom.
—Tu mamá parece muy cercana a este tipo.—

Fabián observó la foto con atención. Había algo familiar en el rostro de Tom, algo que le hizo sentir un nudo en el estómago.

—Es extraño— murmuró Fabian.
—Nunca mencionó nada de esto.—

—Tal vez hay una razón para eso— sugirió Lukas, siempre el más suspicaz del grupo. —Quizás hay algo que no quiere que sepas.—

La idea dejó a Fabián pensativo. ¿Por qué su madre había guardado todos estos recuerdos? ¿Y por qué nunca había hablado de su conexión con Tokio Hotel? La curiosidad empezó a crecer dentro de él, junto con una sensación de inquietud.

—Creo que deberíamos investigar más— dijo Fabián, decidido a descubrir la verdad.

—Sí, pero deberíamos ser cuidadosos— advirtió Alcris. —No queremos meternos en problemas.—

Fabian asintió, pero su mente ya estaba trabajando a toda velocidad. Sabía que este fin de semana iba a ser más interesante de lo que había planeado. Con sus amigos a su lado, se preparó para desentrañar los secretos del pasado de su madre, sin saber que este descubrimiento cambiaría su vida.

Hidden Rhythms | Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora