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Al día siguiente, bajo el cálido sol de la mañana, Heidi propuso entusiasmada a Bill y Fabian ir de compras por la ciudad

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Al día siguiente, bajo el cálido sol de la mañana, Heidi propuso entusiasmada a Bill y Fabian ir de compras por la ciudad. La brisa primaveral jugueteaba con los árboles mientras se dirigían hacia las boutiques más exclusivas del centro. Fabian, algo reservado pero agradecido por la invitación, caminaba junto a ellos, sintiéndose un tanto abrumado por la generosidad de Heidi.

—Heidi, de verdad aprecio que quieras ayudarme, pero realmente no es necesario— insistió Fabian, tratando de ser cortés mientras se ajustaba la correa de su mochila.

Heidi, con su característica determinación y amabilidad, respondió con una sonrisa —No te preocupes por eso, Fabian. Quiero asegurarme de que te sientas cómodo aquí y tengas todo lo que necesitas. Además, ¡es una excusa perfecta para un día divertido de compras!—

Bill, riendo entre dientes mientras observaba la interacción, intervino —Vamos, Fabian. Déjala hacerte feliz. Es su manera de asegurarse de que te sientas bienvenido.—

Fabian se sintió abrumado por la bondad de ambos. —Bueno, si lo ponen de esa manera...—dijo con una sonrisa, cediendo finalmente ante la insistencia de Heidi.

Durante la mañana, recorrieron varias tiendas elegantes y boutiques de moda. Heidi guiaba a Fabian a través de las diferentes secciones, sugiriendo prendas que podrían complementar su estilo y adaptarse al clima cambiante de la ciudad. Entre risas y conversaciones animadas, Fabian comenzó a relajarse y disfrutar del proceso de elegir nuevas prendas.

—¿Qué te parece este suéter, Fabian? Creo que el color te quedaría muy bien— sugirió Heidi, sosteniendo un suéter azul claro frente a él.

Fabian examinó la prenda con atención y asintió con agradecimiento. —Sí, me gusta. Es ligero y parece cómodo— respondió mientras lo colocaba sobre su brazo para llevarlo al vestidor.

Mientras Fabian probaba algunas prendas, Bill y Heidi continuaron charlando animadamente sobre música y planes para el futuro. Bill compartió historias divertidas de giras pasadas y experiencias en el estudio, mientras Heidi mencionaba eventos sociales y oportunidades para explorar la ciudad.

—Necesito ir al baño, ya vuelvo.— dicho eso se fue en busca del baño, pero al no saber mucho inglés le fue algo complicado

Se separó de los chicos momentáneamente en busca de un baño. Aunque estaba emocionado por las compras y la compañía, el bullicio de la ciudad comenzaban a afectar su estado de ánimo. Después de caminar un poco perdido por los pasillos del centro comercial, finalmente divisó un letrero que indicaba "Restrooms".

Mientras se apresuraba hacia allí, distraído por el ruido de la gente a su alrededor, sin querer chocó con un chico que caminaba en sentido contrario. El chico, visiblemente molesto, soltó una serie de insultos en inglés
"Fuck you, watch where you're going, idiot"
a lo que Fabian respondió instintivamente en alemán

"Was ist dein Problem, du Idiot? Lerne laufen, du Idiot." e hizo una seña con su dedo del centro

El chico frunció el ceño, confundido por la respuesta en otro idioma.

Fabian continuó su camino hacia el baño, donde se tomó un momento para recuperarse y reflexionar sobre la experiencia. La barrera del idioma, aunque a veces complicada, no había sido un obstáculo insuperable, y se prometió a sí mismo mejorar su dominio del inglés durante su estancia en Los Ángeles.

Después de un breve descanso, regresó al pequeño grupo con una sonrisa, listo para continuar disfrutando de su tiempo con Heidi y Bill, agradecido por la oportunidad de aprender y crecer en este nuevo capítulo de su vida.

—¿Que les parece?— preguntó Fabian, girando para mostrar su atuendo recién adquirido.

Heidi y Bill aplaudieron con entusiasmo. —¡Te ves genial, Fabian!— exclamó Heidi con una sonrisa. —Estoy segura de que estarás preparado para cualquier ocasión ahora—

Bill asintió con aprobación. —Definitivamente hiciste buenas elecciones. Ese suéter gris te queda perfectamente genial—

Con las bolsas en mano, Heidi sugirió que deberían comer algo antes de regresar a casa. Encontraron un restaurante elegante y acogedor en el centro de la ciudad, donde decidieron sentarse y relajarse después de un día agitado.

Heidi y Bill, acostumbrados a la vida de lujo, pidieron platos finos y delicados del menú, seleccionando cuidadosamente cada opción. Heidi optó por un platillo gourmet de salmón con risotto de trufa blanca, mientras que Bill eligió un filete de wagyu acompañado de vegetales de temporada.

Cuando llegó el turno de Fabian de pedir, él sonrió y miró el menú con interés. Sin embargo, su elección fue mucho más sencilla y directa: pidió unos nuggets de pollo con papas fritas y una Coca-Cola.

Heidi y Bill intercambiaron una mirada divertida pero cariñosa, mientras Fabian disfrutaba de su comida con gusto. Aunque sus gustos culinarios eran muy diferentes, todos compartieron risas y anécdotas del día, creando recuerdos que atesorarían en los días venideros.

Al llegar a casa, Fabian se sintió agradecido por haber aceptado la invitación de Heidi y Bill. Se dio cuenta de que, más allá de las compras, había encontrado nuevos familiares dispuestos a hacerle sentir como en casa en un lugar nuevo y emocionante.

Hidden Rhythms | Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora