Fabian, criado solo por su madre, descubre la identidad de su padre, Tom Kaulitz, el famoso guitarrista de Tokio Hotel. Años después de ser abandonado, viaja a Los Ángeles para confrontarlo y entender su pasado. En un encuentro cargado de emociones...
Segunda temporada Un nuevo comienzo -nueva vida, toca adaptarse-
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El día antes de la mudanza, la casa estaba más ocupada que nunca. La prensa, como siempre, no había tardado en enterarse de los planes de la familia Kaulitz. La noticia de que Tom y Emma habían reavivado su relación y que planeaban mudarse juntos de nuevo había sido un tema candente en los medios de comunicación. Los paparazzi se apostaban fuera de la casa, esperando capturar cualquier detalle, lo que añadía un nivel extra de estrés a los preparativos. Tom y Emma habían tratado de mantener las cosas privadas, pero la atención sobre ellos era inevitable.
—No puedo creer que esto esté sucediendo otra vez —dijo Emma, mirando por la ventana a los fotógrafos que no dejaban de tomar fotos. Se sentía abrumada por la atención mediática, algo que, a pesar de los años, nunca había llegado a tolerar completamente.
—Es parte de esto, Emma —respondió Tom, tomando su mano—. Ya sabes cómo es. Pero no tienes que preocuparte. Estamos juntos en esto, y eso es lo único que importa.
—Tienes razón —dijo ella, aunque no podía evitar sentir el peso de la situación—. Pero es difícil. No solo por nosotros, sino también por Fabian y Jaiden. Todo esto es nuevo para ellos.
Tom asintió. Sabía que la fama no era algo fácil de manejar, especialmente para los jóvenes. Fabian había empezado a recibir su propia dosis de atención mediática desde que lanzó su primera canción, y ahora que su popularidad estaba en ascenso, la prensa parecía más interesada que nunca en cada movimiento de la familia. Jaiden, por su parte, se encontraba en una situación aún más difícil. Si bien había encontrado un hogar con los Kaulitz, no estaba preparado para la atención pública que venía con ello.
Mientras las horas pasaban, el caos dentro de la casa se iba calmando. Las maletas estaban listas, las cajas cerradas y etiquetadas, y todo estaba preparado para el gran día. En la noche, la familia decidió tomarse un respiro y cenar junta. Se sentaron alrededor de la mesa, conscientes de que sería una de las últimas veces que lo harían en esa casa.
—Es una locura pensar que mañana estaré en Alemanio de nuevo, ya extraño mi hogar —dijo Fabian, rompiendo el silencio mientras cortaba un pedazo de su comida—. Nunca pensé que viviría con Jaiden alla.
—Va a ser increíble —respondió Tom con una sonrisa—. Alemania es un lugar lleno de oportunidades, especialmente para alguien como Jaiden que está comenzando un nuevo modo de vida. Además, será una experiencia única
Jaiden miró a su familia y sonrió débilmente. Aunque estaba agradecido por todo, aún no podía evitar sentirse nervioso.
—No puedo mentir, estoy un poco asustado —admitió Jaiden—. No hablo el idioma, y no sé qué esperar.
—Eso es completamente normal —respondió Emma con suavidad—. Mudarse a otro país siempre da miedo, pero no tienes que hacerlo solo. Nosotros estaremos ahí contigo, y aprenderás alemán con el tiempo. Es un proceso, pero no te preocupes. Lo más importante es que ahora tienes un hogar y una familia que te apoya.
La conversación continuó de manera relajada, y por un momento, la presión de la prensa y los nervios de la mudanza parecieron desvanecerse. Era un recordatorio de que, a pesar de todo, lo que realmente importaba era que estuvieran juntos.
A la mañana siguiente, la familia se levantó temprano para dirigirse al aeropuerto. Las cámaras estaban listas para capturar cada momento, desde su llegada hasta que se bajaran del avión. Tom, como siempre, trató de mantener una actitud despreocupada ante la prensa, pero Fabian y Jaiden no podían evitar sentirse incómodos bajo la mirada constante de los fotógrafos.
Cuando finalmente aterrizaron en Alemania, fueron recibidos por una ola de flashes y preguntas de los periodistas locales. La mudanza de Tom Kaulitz y su familia era un tema que había captado la atención de la prensa alemana, y todos querían saber más sobre sus planes. Tom, con su habitual carisma, respondió algunas preguntas cortas, pero rápidamente los flashes rodean a la familia, pero en especial a Fabian y Jaiden. Los periodistas lanzan preguntas a Jaiden, pero él, sin saber alemán, no entiende nada. Se queda paralizado, tratando de procesar la situación, hasta que Fabian, tratando de apartar la atención mediática, interviene rápidamente. Responde por su amigo en alemán, defendiéndolo de las preguntas invasivas. Jaiden se siente aliviado, pero también abrumado por la magnitud de la atención.
Al llegar a su nueva casa en las afueras de Berlín, el ambiente cambió drásticamente. La casa era espaciosa y tranquila, rodeada de árboles y naturaleza, lejos del bullicio de la ciudad y las cámaras. Jaiden miró a su alrededor, tomando un respiro profundo. Aunque aún se sentía algo nervioso por lo que le esperaba, no podía negar que el lugar era hermoso.
—Bienvenido a tu nuevo hogar —dijo Tom, colocándole una mano en el hombro a Jaiden.
—Gracias —respondió Jaiden, sonriendo—. Se siente bien estar aquí.
Al día siguiente era el día de su ingreso al colegio, Jaiden está nervioso, recordando los tiempos en que estudió en Los Ángeles antes de salirse. No le entusiasma mucho la idea de volver, pero sabe que es un paso necesario. Mientras Fabian se reintegra fácilmente a su grupo de amigos, Alcris, André, Deivid y Lukas, Jaiden debe adaptarse a una nueva realidad. Lo asignan a un grupo diferente, donde no le habla a nadie.