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El autobús se movía suavemente por la carretera, el sonido del motor era un constante zumbido de fondo que hacía fácil perderse en los propios pensamientos. Habíamos estado viajando durante horas, dejando atrás la última ciudad y preparándonos para el próximo destino. Los chicos estaban dispersos por el autobús, algunos dormían, otros hablaban en voz baja, y yo estaba en mi asiento, intentando concentrarme en cualquier cosa que no fuera el cansancio acumulado.

Pero cuando Emma salió de la pequeña habitación en la parte trasera del autobús, todo mi cansancio se desvaneció de golpe.

Llevaba un bikini, el mismo que había usado cuando estuvimos en la playa hace unos días. Era un simple top que resaltaba su figura, y en ese espacio reducido del autobús, el impacto de verla así fue mucho más intenso de lo que esperaba. Sentí una oleada de calor recorrerme y, antes de poder controlarme, un pensamiento atravesó mi mente: "Dios, qué tetas."

Era un pensamiento que probablemente debería haber guardado para mí mismo, pero mi boca ya estaba hablando antes de que mi cerebro pudiera detenerla. — Emma, te ves... demasiado bien— dije, notando cómo mi voz sonaba un poco más ronca de lo normal.

Ella se giró hacia mí, sorprendida por mi comentario, pero no parecía molesta. De hecho, su sonrisa tímida me indicó que no le importaba mi falta de sutileza. Me levanté del asiento, acercándome a ella mientras su mirada me seguía con curiosidad.

—Ese bikini te queda demasiado bien— agregué, sin poder evitar mirar de nuevo su figura.

Ella rió suavemente, y me di cuenta de que mis palabras, aunque no del todo apropiadas, no la habían ofendido. De alguna manera, había algo en ese momento, en la intimidad del autobús en movimiento, que hacía que las normas habituales de comportamiento se sintieran un poco menos importantes.

Me acerqué un poco más, mis manos temblando ligeramente mientras acariciaban su brazo. La piel de Emma era suave, y el contacto hizo que mi pulso se acelerara aún más. — No deberías usar algo tan... provocativo cuando estamos todos juntos — le dije, mi voz baja, casi un susurro.

Emma levantó una ceja, claramente divirtiéndose con mi reacción. — ¿Por qué no, Tom? — preguntó, desafiándome suavemente.
—Es solo un bikini. ¿Qué tiene de malo?—

Mi mente se llenó de respuestas, todas inapropiadas para decir en voz alta. Pero antes de que pudiera detenerme, las palabras salieron.
— Porque me vuelves loco, Emma, — dije, la sinceridad en mi voz sorprendiéndome tanto como a ella.
— Cuando te veo así, es difícil concentrarme en cualquier otra cosa.—

Ella pareció procesar mis palabras por un momento, su expresión suave y pensativa. Luego, sin decir nada más, tomó mi mano y me guió de vuelta a la habitación de donde había salido. No dijo una palabra mientras me conducía, y yo, atrapado entre el deseo y la incertidumbre, la seguí.

Una vez dentro de la habitación, el silencio se hizo palpable. Nos miramos durante lo que pareció una eternidad, la tensión entre nosotros creciendo con cada segundo que pasaba. No sabía exactamente qué esperar, pero el aire estaba cargado de una energía que hacía que mi piel hormigueara.

— Tom... — comenzó Emma, su voz apenas un murmullo. — No sé si esto es una buena idea, pero... — Dejó la frase en el aire, sus ojos encontrando los míos con una intensidad que me dejó sin aliento.

— No te preocupes, Emma, — respondí, acercándome un paso más hasta que nuestros cuerpos casi se tocaban. —Nadie se va a enterar.

Ella sonrió de nuevo, pero esta vez había una vulnerabilidad en su expresión que no había visto antes. —Está bien, Tom.. — hizo una pausa, como si estuviera considerando cuidadosamente sus próximas palabras.
—No quiero dejar que el miedo nos detenga.—

Mis manos encontraron su cintura, el contacto era suave pero firme, y la acerqué un poco más a mí. Podía sentir su respiración rápida, el ritmo de su corazón latiendo contra mi pecho. — No hay necesidad de tener miedo, — dije, mi voz baja y calmada. — Estamos en esto juntos, ¿recuerdas?

Sin esperar una respuesta, incliné mi cabeza hacia la suya, cerrando la distancia entre nosotros. Nuestros labios se encontraron en un beso que comenzó suave, casi tímido, pero que rápidamente se volvió más apasionado. Todo el mundo exterior desapareció; solo estábamos Emma y yo, conectados de una manera que iba más allá de lo físico.

No hubo prisa en nuestros movimientos, solo la necesidad de estar más cerca, de sentirnos más profundamente. El momento fue tanto una afirmación de lo que sentíamos como una promesa de lo que vendría después. Sabíamos que estábamos cruzando una línea, pero era una línea que ambos estábamos listos para cruzar, sin reservas.

Puse mis manos sobre su cuello y desaté el pequeño bikini, cuando vi sus tetas sin nada lo único que hice fue excitarme más.
Lo puse en algún lugar de la cama y tome una de sus tetas en mi mano y empecé a hacer movimientos con mi lengua, ella solo arrugaba su cara y su respiración aumentaba, hasta que soltó un gemido que fue música para mis oídos. Repetí lo mismo con su otro pecho y bajé para desabrochar su pantalón, una vez hecho quedó en solo con el panty que llevaba puesto, uno de encaje con transparencias.

Lo quité y empecé a lamer su clítoris, se retorcía intentando no gemir tan alto para que nadie se enterara, luego intercambiamos los papeles y ella estaba chupando mi polla.

En un par de minutos estaba encima mío saltando y después en cuatro, fue algo realmente agotador e inesperado.

Finalmente, cuando nos separamos, ambos estábamos respirando con dificultad, pero había una paz en nuestros corazones que no habíamos sentido antes. Emma me miró con ojos brillantes, una sonrisa tranquila en su rostro. — Tom... gracias, — dijo simplemente.

— No, gracias a ti, Emma, — respondí, acariciando su rostro con ternura. — Por confiar en mí. Y por hacer que este viaje sea algo que nunca olvidaré.

Nos recostamos juntos en la cama, el autobús todavía avanzando en su camino, pero para nosotros, el mundo parecía haberse detenido. Emma se acurrucó a mi lado, y yo la envolví en mis brazos, sintiendo que, por primera vez en mucho tiempo, todo estaba en su lugar. Habíamos cruzado una barrera emocional y física, y aunque el futuro era incierto, estaba seguro de una cosa: dondequiera que fuéramos después de esto, lo haríamos juntos.



























Bueno paso rápido, no escribo cosas así, entonces no quedo bien pero x.
Bye d:

Y por cierto perdí mi cuenta nueva de insta 😭no sé cómo recuperarla

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Y por cierto perdí mi cuenta nueva de insta 😭
no sé cómo recuperarla.

Hidden Rhythms | Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora