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Fabian se encontraba solo en casa, en una tarde tranquila donde el silencio lo envolvía, Jaiden no se encontraba

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Fabian se encontraba solo en casa, en una tarde tranquila donde el silencio lo envolvía, Jaiden no se encontraba. No había nada más que hacer, así que decidió pasar el tiempo explorando algunas cosas viejas que Emma, su madre, había guardado en el desván. Subió las escaleras. El aire era ligeramente más frío allá arriba, y el polvo cubría cajas y objetos antiguos que llevaban años sin tocarse.

Fabian comenzó a revisar una pila de cintas de video viejas que su madre solía grabar en su adolescencia. "Qué curioso", pensó, mientras examinaba una en particular que tenía la fecha de hace muchos años, cuando Emma era solo una adolescente. Decidió llevar la cinta hacia la sala y, después de buscar un reproductor que funcionara, finalmente pudo ponerla.

El video se mostró en la pantalla. Era su madre, Emma, mucho más joven. Estaba acompañada por una amiga que Fabian no reconocía. Las dos estaban riendo, hablando de la escuela, del futuro, de los chicos. Emma, con una sonrisa luminosa, parecía despreocupada. Había una inocencia en su mirada que Fabian nunca había visto. En ese momento, no era la madre fuerte y valiente que él conocía, sino una chica adolescente que, como cualquier otra, estaba descubriendo el mundo.

De repente, la conversación cambió. Emma empezó a hablar de alguien, un chico que evidentemente la tenía confundida. A pesar de la mala calidad del sonido, Fabian escuchó claramente el nombre que ella mencionaba: Tom.

—No sé, parece que a veces él está interesado... pero otras veces siento que solo juega conmigo —decía la joven Emma en el video.

Fabian sintió un nudo en el estómago al oír a su madre hablar de su padre en un tiempo tan lejano. Decidió seguir revisando más cosas y, entre las cajas y recuerdos, encontró un viejo diario. El cuero estaba gastado, y las páginas estaban amarillentas por el tiempo. Lo abrió con cuidado, como si estuviera tocando un tesoro frágil. Muchas de las entradas eran pequeñas notas sobre la vida diaria, pensamientos juveniles y sueños sobre el futuro. Pero hubo una página en particular que llamó su atención.

Era una entrada que Emma había escrito con una caligrafía más apretada de lo habitual, como si hubiera estado luchando con sus emociones mientras escribía. Fabian comenzó a leer en silencio, pero a medida que avanzaba en las líneas, su mente empezó a imaginar la voz de su madre, como si fuera ella misma quien leía esas palabras.

La voz de Emma, joven y llena de incertidumbre, empezó a resonar en su cabeza:

*"No entiendo por qué Tom me ha escogido a mí. Tiene tantas chicas mucho más bonitas, más populares, más interesantes. No soy nada especial... No sé si lo hace para herirme o si realmente le importo. A veces siento que todo es una broma para él, como si yo fuera solo otra chica en su lista, una que olvidará tan pronto como encuentre a alguien más."*

El tiempo pareció detenerse para Fabian mientras escuchaba esas palabras, casi podía sentir el dolor y la confusión que su madre experimentaba en ese momento. Era extraño pensar en ella como una adolescente insegura. Siempre la había visto como alguien fuerte y determinada, pero ahí, en esas líneas, se revelaba una faceta vulnerable, una que Fabian nunca había conocido.

*"A veces, quiero creer que Tom podría ser el amor de mi vida, pero otras veces siento que estoy siendo tonta por pensar en eso. ¿Qué tal si solo me está haciendo daño con todo lo que dice? ¿Y si no es sincero conmigo? Me aterra pensar que tal vez nunca seré suficiente para él."*

Mientras leía, Fabian pudo ver a su madre, mucho más joven, sentada en su antigua habitación, con el diario sobre su regazo, escribiendo esas mismas palabras. El tiempo parecía retroceder ante sus ojos, y la imagen de Emma adolescente se materializó en su mente, como si el pasado cobrara vida frente a él.

Era una tarde lluviosa en el recuerdo, las gotas golpeaban la ventana, mientras Emma, con el ceño fruncido, pasaba la pluma por la página del diario. La joven Emma escribió sus pensamientos con lágrimas en los ojos, atrapada entre el amor y el miedo, entre la esperanza de ser amada por Tom y el miedo de ser solo una más.

Fabian, observando ese momento del pasado, sintió una profunda conexión con su madre. Sabía que esos sentimientos de duda y miedo, de no ser suficiente, eran universales, algo que él mismo había experimentado en diferentes momentos de su vida. Pero verlo en su madre, alguien que él había idealizado como fuerte e inquebrantable, lo conmovió profundamente.

*"No sé qué pasará. Tal vez me estoy equivocando al confiar en él, o tal vez... tal vez él también está asustado, como yo. Pero lo único que sé es que, por ahora, no puedo dejar de pensar en él."*

Las palabras de su madre resonaban en la mente de Fabian mientras cerraba el diario con cuidado. La joven Emma en su mente se desvanecía lentamente, volviendo al presente. El peso de lo que acababa de descubrir le dejó una sensación agridulce. En ese momento, Fabian no sabía si debía sentirse triste por la confusión y el dolor que su madre había experimentado o si debía alegrarse de que, de alguna manera, las cosas entre ella y Tom habían llegado a un punto de reconciliación.

Fabian se quedó un rato más sentado en la sala, con el diario en su regazo, perdido en sus pensamientos. Había aprendido algo nuevo, algo profundo sobre su madre, sobre su padre, y sobre el amor que habían compartido en tiempos difíciles.

Hidden Rhythms | Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora