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Fabian se despertó esa mañana con el sol entrando por las ventanas de la habitación

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Fabian se despertó esa mañana con el sol entrando por las ventanas de la habitación. Mientras se estiraba, su teléfono comenzó a vibrar sobre la mesita de noche. Al ver la pantalla, una sonrisa se formó en su rostro al ver el nombre de su madre.

—¡Hola, mamá!— respondió con entusiasmo.

—Hola, Fabian. ¿Cómo estás, cariño?— La voz cálida de Emma resonó al otro lado de la línea, llenándolo de una sensación de confort y familiaridad.

—Estoy bien, solo un poco cansado. Ha sido una semana bastante intensa— confesó mientras se sentaba en la cama y se pasaba una mano por el cabello despeinado.

—Me imagino. He visto algunas noticias sobre ti, parece que estás llamando mucho la atención— dijo Emma con un tono de preocupación maternal mezclado con orgullo.

Fabian suspiró. —Sí, la prensa no deja de hablar de mí. Es un poco abrumador, pero estoy tratando de manejarlo lo mejor que puedo—.

—Eres fuerte, hijo. Sé que puedes con esto— aseguró Emma con confianza.

—Gracias, mamá. Me alegra saber que siempre estás ahí para apoyarme—.

Hubo una breve pausa antes de que Emma continuara con un tono más serio. —Fabian, necesito decirte algo. Voy a ir a Los Ángeles dentro de cuatro días por trabajo, estaré allí unos tres días. Me gustaría verte, si tienes tiempo—.

Los ojos de Fabian se iluminaron ante la idea de ver a su madre. —¡Claro que sí! Me encantaría verte. Te he extrañado mucho—.

Emma sonrió al otro lado de la línea. —Yo también te he extrañado, cariño. Estoy deseando abrazarte y pasar tiempo contigo—.

Fabian sintió una mezcla de alivio y emoción. —Entonces, ¿cuándo llegas exactamente?—

—Llegaré el viernes por la tarde. Quizás podamos cenar juntos esa noche y luego ver qué hacemos el fin de semana— sugirió Emma.

—Me parece perfecto. Haré tiempo para ti, mamá. Prometo que no habrá nada que se interponga— dijo con determinación.

—Eso es lo que quería escuchar. Ahora, cuéntame, ¿cómo te va con Tom y Heidi?— preguntó Emma, cambiando de tema para saber más sobre la estancia de su hijo.

—Ha sido interesante. He tenido tiempo para conocerlos mejor, y aunque todavía es un poco raro estar aquí, me están tratando bien. Ayer cenamos juntos y les mostré la letra de una canción que escribí. Heidi sugirió que la grabe en un estudio profesional— explicó Fabian, su voz llenándose de entusiasmo.

—Eso suena increíble, Fabian. Sabía que tenías un talento. Estoy muy orgullosa de ti— dijo Emma con emoción genuina.

—Gracias, mamá. Estoy pensando en seguir adelante con eso. Tal vez grabar la canción sea una buena forma de expresar todo lo que he estado sintiendo— reflexionó Fabian.

Hidden Rhythms | Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora