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El sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte cuando el teléfono de Fabian sonó, rompiendo el silencio de la mañana

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El sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte cuando el teléfono de Fabian sonó, rompiendo el silencio de la mañana. Con un bostezo y medio dormido, Fabian tomó el teléfono de su mesita de noche y vio el nombre de Jaiden en la pantalla. No era común que Jaiden llamara tan temprano, así que, con una mezcla de curiosidad e inquietud, contestó.

—¿Jaiden? ¿Qué pasa? —preguntó Fabian, tratando de despejarse el sueño de los ojos.

La voz de Jaiden, temblorosa y cargada de angustia, se escuchaba al otro lado de la línea. —Fabian, necesito tu ayuda. Estoy en un lío grande. Mi familia... estamos teniendo una pelea enorme. No sé a quién más recurrir.

El tono desesperado en la voz de Jaiden hizo que Fabian se despertara de golpe. —¿Qué está pasando? ¿Por qué estás tan alterado?

Jaiden tomó una respiración profunda antes de responder. —Mis padres descubrieron todo lo que e y no les gustó. Comenzaron a decirme que estaba cambiando para mal, que me estaba alejando de ellos. Las cosas se salieron de control y terminé en una discusión fuerte con ellos. Ahora no tengo dónde ir y me siento... perdido.

El corazón de Fabian se apretó al escuchar la desesperación de su amigo. —No te preocupes, Jaiden. Ven a casa. Tom y mi mamá están aquí, y estoy seguro de que te recibirán.

Unos minutos después, el desayuno quedó en segundo plano mientras Fabian pensaba en su amigo. La situación parecía crítica, y lo último que quería era que Jaiden se sintiera aún más desamparado.

Cuando Jaiden llegó, el ambiente en la casa, ahora Kaulitz-Müller era de calma. Tom y Emma estaban sentados en la sala, conversando sobre los preparativos para el día. La puerta se abrió y Fabian, con una expresión seria, recibió a Jaiden en el umbral.

—¡Jaiden! —dijo Fabian, dándole una cálida bienvenida y un abrazo reconfortante—. Pasa, por favor.

Jaiden entró en la casa con una expresión de alivio mezclada con ansiedad. Estaba visiblemente cansado y abatido, su ropa arrugada y su mirada, distante. Tom y Emma se levantaron de inmediato al verlo.

—Hola, Jaiden —dijo Tom con una sonrisa amistosa—. Es bueno verte, aunque las circunstancias no sean las mejores. ¿Cómo estás?

Jaiden forzó una sonrisa mientras intentaba mantener la compostura. —Gracias, Tom. Estoy... estoy bien, dentro de lo que cabe.

Emma se acercó y puso una mano en el hombro de Jaiden. —Siento mucho escuchar eso. Aquí en nuestra casa, siempre tendrás un lugar. Si necesitas quedarte aquí mientras te recuperas, lo haremos sin dudar.

Tom asintió con firmeza. —Sí, como dice Emma. Esta es tu casa ahora también. Nos preocupamos por ti y queremos que estés bien.

Jaiden miró a Fabian con gratitud. —Gracias, realmente no sé qué haría sin ustedes. Este apoyo significa mucho para mí.

El ambiente en la casa comenzó a relajarse mientras la conversación fluía, y Fabian fue a la cocina a preparar algo para todos. Mientras preparaba café y algo de comida, pensaba en lo lejos que había llegado su amistad con Jaiden, y cómo se había convertido en una parte integral de su vida.

De vuelta en la sala, Tom y Emma continuaban hablando con Jaiden, intentando ofrecerle el máximo confort posible. Emma sugirió que quizás Jaiden podría empezar a considerar algunas opciones para abordar su situación con su familia, tal vez a través de una conversación abierta y honesta cuando se sintiera listo.

—A veces, las familias necesitan tiempo para adaptarse y entender cambios —dijo Emma—. No será fácil, pero el diálogo podría ayudar. Y mientras tanto, aquí tienes un lugar donde te sientes seguro y apoyado.

Jaiden asintió lentamente, reconociendo que Emma tenía razón. —Lo haré. Solo necesito tiempo para calmarme y pensar con claridad.

Esa noche, mientras todos se preparaban para acostarse, Fabian llevó a Jaiden a su habitación. Mientras caminaban por el pasillo, Jaiden miró a su alrededor con una mezcla de asombro y aprecio.

—Nunca pensé ver a tu mamá y tu papá juntos. Es algo impactante —comentó Jaiden, su voz llena de sorpresa.

Fabian sonrió, entendiendo el sentimiento. —Lo sé, no me lo esperaba, pero a lo largo de los meses, las cosas cambiaron. Y nosotros, aunque nos alejamos un poco, ahora estamos aquí juntos. Es bueno, ¿no crees?

Jaiden asintió, reconociendo el cambio positivo en la situación. —Sí, es bueno. Es raro ver cómo las cosas pueden cambiar para mejor, incluso cuando no lo esperas.

Fabian mostró a Jaiden la habitación que había preparado para él. El ambiente era acogedor, con una cama cómoda y una decoración que hacía que el lugar se sintiera como en casa. Jaiden se acomodó en la cama, y Fabian lo observó con preocupación.

—Si necesitas algo, no dudes en pedírmelo —dijo Fabian—. Estoy aquí para ti, y Tom y mamá también.

Jaiden sonrió con gratitud. —Gracias, Fabian. No sé qué haría sin tu apoyo.

Esa noche, Fabian se aseguró de que Jaiden estuviera cómodo antes de retirarse a su habitación. Aunque Jaiden estaba en una situación difícil, el hecho de estar rodeado de gente que se preocupaba por él le dio una sensación de paz.

Al día siguiente, Tom y Emma continuaron mostrando su apoyo a Jaiden, asegurándose de que se sintiera lo más cómodo posible en su nuevo entorno. Fabian pasó el día con su amigo, dándole compañía y distracción mientras ambos trataban de procesar la situación.

La familia Kaulitz-Müller estaba decidida a hacer que Jaiden se sintiera como en casa y a ayudarlo a encontrar una manera de resolver sus problemas familiares. Aunque el camino por delante aún era incierto, sabían que con su apoyo incondicional, Jaiden tenía una oportunidad de encontrar la estabilidad que necesitaba.

Con el tiempo, Jaiden empezó a sentir que su vida tomaba un nuevo rumbo. La ayuda de Fabian, Tom, y Emma le permitió enfrentar sus desafíos con mayor claridad y determinación. La familia Kaulitz-Müller no solo había ofrecido un refugio físico, sino también el respaldo emocional que Jaiden necesitaba para superar este difícil momento de su vida.
























"Tú siempre vas a tenerme y
yo siempre voy a tenerte, tú
siempre vas a llamar y yo voy
a responderte."















Me recordó a 444 de Yan Block.
Espero que les este gustando el rumbo que está tomando esta historia.

Bye d:

Hidden Rhythms | Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora