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Al día siguiente, Tom le pidió a Fabian un favor sencillo: ir a comprar polvo para hornear

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Al día siguiente, Tom le pidió a Fabian un favor sencillo: ir a comprar polvo para hornear. Aunque era una tarea trivial, Fabian aceptó con gusto, ansioso por salir un poco y despejar su mente. Además, la idea de explorar Los Ángeles aún era emocionante para él. Tom, consciente de la atención que su hijo podía atraer, insistió en que llevara un guardaespaldas para asegurarse de su seguridad. Así que ambos se dirigieron al Walmart más cercano, listos para la misión.

Al llegar al supermercado, Fabian y su guardaespaldas recorrieron los pasillos buscando la sección de repostería. El supermercado estaba bastante concurrido, lo que hizo que la búsqueda fuera un poco más complicada. Mientras caminaban, Fabian no podía evitar sentirse un poco fuera de lugar. Aunque había estado en grandes ciudades antes, Los Ángeles tenía una energía diferente, vibrante y abrumadora al mismo tiempo.

Finalmente, llegaron a la sección correcta. Los estantes estaban llenos de una variedad de productos, desde harina hasta mezclas para pasteles, pero el polvo para hornear parecía eludirlo. Fabian examinó cuidadosamente cada estante, tratando de no perder la paciencia. Justo cuando estaba a punto de pedir ayuda a un empleado, una chica se le acercó. Sus ojos estaban llenos de emoción y sorpresa.

—¡Oh por Dios, eres Fabian Müller? —dijo la chica, apenas conteniendo su entusiasmo.

Fabian, sorprendido pero halagado, asintió con una sonrisa.

—Sí, soy yo —respondió, tratando de parecer calmado, aunque por dentro estaba un poco nervioso.

—¿Puedo tomarme una foto contigo? —preguntó la chica, sacando su teléfono rápidamente.

Fabian dudó un momento. No estaba acostumbrado a este tipo de atención, pero no quería decepcionarla.

—Claro, no hay problema —dijo finalmente.

La chica se tomó una foto con él y le agradeció profusamente antes de irse con una sonrisa radiante. Mientras se alejaba, Fabian no pudo evitar sonreír también. Era una sensación nueva y emocionante, una pequeña muestra de la fama que podría estar esperándolo en el futuro. "Es la primera vez que alguien me pide una foto", pensó para sí mismo, sintiendo una mezcla de orgullo y sorpresa.

Con el polvo para hornear finalmente en su carrito, Fabian y el guardaespaldas se dirigieron a la caja para pagar. La experiencia en el supermercado había sido más interesante de lo que esperaba, y estaba ansioso por contarle a Tom y a Heidi sobre su primer encuentro con una fan.

Al salir del supermercado, el guardaespaldas revisaba sus mensajes en el teléfono, aparentemente distraído. Fabian, todavía inmerso en sus pensamientos sobre la interacción con la fan, no notó inmediatamente a la persona que se le acercaba. De repente, sintió una mano que lo tomaba del hombro. Se volteó rápidamente, con el corazón acelerado, preguntándose quién podría ser.

La sensación de la mano sobre su hombro fue firme pero no agresiva. Al girarse, Fabian vio a un chico joven, quizás de su misma edad o un poco mayor. El chico tenía el cabello blanco como la nieve y unos ojos azules penetrantes que contrastaban con su piel pálida. Había algo en su apariencia que lo hacía destacar entre la multitud.

—¿Eres Fabian? —preguntó el chico, su voz calmada y curiosa.

Fabian asintió, aún tratando de procesar lo que estaba pasando.

—Sí, soy yo. ¿Nos conocemos? —preguntó, un poco desconcertado.

—Soy Jaiden, el chico de Instagram que te preguntó sobre la letra de tu canción. Te vi y pensé que debía saludarte —dijo Jaiden con una sonrisa amistosa.

Fabian recordó el intercambio de mensajes y se sintió aliviado. Jaiden no parecía ser una amenaza; de hecho, parecía bastante amigable.

—¡Oh, claro! Jaiden, qué bueno conocerte en persona —respondió Fabian, extendiendo su mano para estrechar la de Jaiden.

Jaiden aceptó el apretón de manos con una sonrisa amplia.

—Igualmente, Fabian. ¿Estás aquí solo? —preguntó Jaiden, mirando alrededor.

—No, estoy con mi guardaespaldas —respondió Fabian, señalando al hombre que estaba un poco más atrás, todavía concentrado en su teléfono.

Jaiden rió suavemente.

—Eso es genial. No todos los días se ve a alguien con guardaespaldas en un supermercado —dijo, haciendo un gesto de asombro.

Fabian se rió también, relajándose un poco.

—Sí, es una experiencia nueva para mí también. ¿Qué estás haciendo por aquí? —preguntó, curioso por saber más sobre Jaiden.

—Vivo cerca. Estaba practicando con mi skate y decidí entrar para comprar algo de beber. No esperaba encontrarte aquí —respondió Jaiden, señalando su patineta que descansaba contra una pared cercana.

—Es un placer encontrarte. ¿Te gusta escuchar música mientras andas en skate? —preguntó Fabian, interesado en conocer más sobre los intereses de Jaiden.

—Sí, mucho. De hecho, hablando de música estuve pensando en tus ideas para la canción y me parecieron geniales. Tienes talento —dijo Jaiden con sinceridad.

Fabian se sintió halagado y un poco sonrojado.

—Gracias, eso significa mucho. Estoy pensando en grabar algo pronto —confesó, emocionado por compartir sus planes.

—Eso sería increíble. Si necesitas algún apoyo o alguien con quien hablar de música, estaré encantado de ayudarte —ofreció Jaiden, demostrando su apoyo.

La conversación continuó de manera fluida, con ambos jóvenes intercambiando ideas sobre música, intereses personales y sus vidas en general. Había una conexión natural entre ellos, como si se conocieran desde hace tiempo. Fabian se sorprendió de lo fácil que era hablar con Jaiden y cómo, en tan poco tiempo, se sentía como un amigo cercano.

Finalmente, el guardaespaldas de Fabian se acercó, recordándole que debían regresar a casa. Fabian miró a Jaiden con una sonrisa.

—Fue genial conocerte, Jaiden. Espero que podamos seguir en contacto —dijo sinceramente.

—Definitivamente. Nos vemos pronto, Fabian —respondió Jaiden, estrechando nuevamente la mano de Fabian.

De camino a casa, Fabian no podía dejar de pensar en el encuentro. Había sido un día lleno de sorpresas, desde el primer encuentro con una fan hasta conocer a alguien que compartía sus intereses musicales. Sentía que estaba en el camino correcto, rodeado de personas que lo apoyaban y entendían.

Al llegar a casa, Tom y Heidi estaban esperándolo en la cocina. Fabian les contó sobre su experiencia en el supermercado, incluyendo el encuentro con Jaiden.

—Parece que hiciste un nuevo amigo —dijo Tom con una sonrisa.

—Sí, y también tuve mi primer encuentro con una fan. Fue increíble —dijo Fabian, todavía emocionado.

—Me alegra escuchar eso Fabia —dijo Heidi, abrazándolo.

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Fabian reflexionó sobre el día. Se sentía más seguro de sí mismo y de sus decisiones. Sabía que estaba en el camino correcto, rodeado de personas que lo apoyaban y entendían.

Antes de apagar la luz, revisó nuevamente su libreta de canciones y pensó en la conversación con Jaiden. Tenía muchas ideas y estaba ansioso por ver qué deparaba el futuro. Con una sonrisa, se acomodó en su cama, listo para enfrentar lo que viniera, confiando en que tenía el apoyo necesario para lograr sus sueños.

Hidden Rhythms | Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora