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Al despertar, Fabian revisó su teléfono y vio varios mensajes de su madre, Emma

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Al despertar, Fabian revisó su teléfono y vio varios mensajes de su madre, Emma. Uno de ellos decía: "Voy tarde, creo que perderé el vuelo 😭". Fabian sonrió al leerlo, feliz de saber que vería a su madre después de varios días. A pesar de la posibilidad de un retraso, la idea de reencontrarse con ella lo llenaba de alegría.

Se levantó rápidamente y fue a la cocina donde Tom y Heidi estaban tomando café.

—¡Buenos días! —saludó, sintiéndose optimista.

—Buenos días, Fabian —respondió Tom, sonriendo.

—Buenos días, cariño —dijo Heidi, levantando la vista de su taza de café.

—Mi madre va a llegar hoy, aunque puede que llegue un poco tarde porque parece que va a perder su vuelo —dijo Fabian, mostrándoles el mensaje de Emma.

—Eso es genial, Fabian. Seguro que se las arreglará para llegar —dijo Tom, animándolo.

—Sí, será maravilloso que puedan pasar tiempo juntos —añadió Heidi con una sonrisa cálida.

—Estaba pensando en salir con ella durante el día. Quiero mostrarle algunos lugares de Los Ángeles —dijo Fabian, emocionado.

—Eso suena como un buen plan —dijo Tom, asintiendo.

—Y podríamos invitarla a cenar esta noche, en un buen restaurante —sugirió Heidi.

Fabian sonrió ante la idea.

—Eso sería genial. Estoy seguro de que le encantaría.

Después de desayunar, Fabian pasó la mañana revisando algunos lugares en Los Ángeles que podría visitar con su madre. Quería asegurarse de que su día juntos fuera especial y memorable.

Alrededor del mediodía, recibió otro mensaje de Emma: "¡Llegué al aeropuerto! Salgo en una hora. Nos vemos pronto ❤️".

—¡Está en camino! —exclamó Fabian, informando a Tom y Heidi.

—Perfecto. ¿Necesitas que te llevemos a algún lugar para encontrarte con ella? —preguntó Heidi.

—No, creo que puedo ir solo. Me siento más cómodo explorando la ciudad por mi cuenta —respondió Fabian.

—Está bien, pero asegúrate de mantenernos informados y ten cuidado —dijo Tom, con un toque de preocupación en su voz.

Fabian asintió y se preparó para salir. Tomó su teléfono, billetera y una pequeña mochila con algunas cosas esenciales.

Caminando hacia el punto de encuentro que habían acordado, Fabian no podía contener su emoción. Llegó al lugar acordado, un pequeño café acogedor cerca del aeropuerto, y esperó pacientemente. Cada minuto que pasaba, su anticipación crecía.

Finalmente, vio a Emma acercándose con una gran sonrisa en el rostro. Fabian corrió hacia ella y la abrazó con fuerza.

—¡Mamá! ¡Te extrañé tanto! —dijo Fabian, sintiendo un nudo en la garganta.

—Yo también te extrañé, mi amor. ¿Cómo has estado? —preguntó Emma, acariciando su cabello.

—He estado bien, pero te he extrañado mucho. Vamos, tengo todo el día planeado para nosotros —dijo Fabian, tomando la mano de su madre y llevándola al café.

Se sentaron en una mesa cerca de la ventana y pidieron algo para beber. Mientras disfrutaban de sus bebidas, Fabian le contó a Emma sobre su vida en Los Ángeles, sus nuevos amigos, y cómo estaba explorando su interés por la música.

—Heidi y Tom sugirieron que podríamos grabar mi canción en un estudio —dijo Fabian, emocionado.

—Eso suena increíble, Fabian. Estoy muy orgullosa de ti —dijo Emma, sonriendo.

Pasaron las horas explorando la ciudad juntos. Visitaron varios lugares emblemáticos, disfrutaron de un almuerzo en un restaurante con vistas al mar, y pasearon por las calles llenas de vida y energía. Emma estaba impresionada por cómo su hijo se había adaptado a la nueva ciudad y la forma en que había encontrado su camino.

Al final del día, Fabian le recordó a Emma la invitación de Tom y Heidi para cenar.

—Tom y Heidi quieren invitarte a cenar esta noche. ¿Te parece bien? —preguntó Fabian.

—Claro, me encantaría. Será bueno verlos y agradecerles por cuidar de ti —respondió Emma.

Cuando regresaron al lugar donde se hospedaban, Heidi los recibió con una noticia ya que llamó a Fabian por teléfono.

—Chicos, tengo una pequeña emergencia de trabajo y no podré acompañarlos a la cena esta noche. Lo siento muchísimo —dijo Heidi apenada.

—Oh, no te preocupes, Heidi. Entendemos que a veces el trabajo es así —respondió Fabian.

—Gracias por entender. De verdad lo siento. Disfruten de la cena y pásenlo bien —dijo Heidi antes de dirigirse a su oficina improvisada.

Tom, Emma y Fabian se prepararon para salir. Emma estaba un poco nerviosa por reencontrarse con Tom después de tantos años, pero al mismo tiempo, estaba emocionada por la oportunidad de hablar sobre el pasado y resolver algunas cosas.

Llegaron al restaurante, un lugar elegante y acogedor con vistas a la ciudad. Tom había hecho una reservación especial, asegurándose de que tuvieran un lugar tranquilo para poder conversar.

Sentados a la mesa, pidieron sus bebidas y comenzaron a ponerse al día.

—Cuánto tiempo, Emma. Parece que fue ayer la última vez que te vi —dijo Tom, mirándola con una mezcla de nostalgia y arrepentimiento.

—Sí, el tiempo ha pasado volando. A veces parece que todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos —respondió Emma, sonriendo suavemente.

Fabian sonrió tímidamente, agradecido por la oportunidad de estar con sus padres juntos.

—Quería agradecerte por todo, Tom. Por cuidar de Fabian aquí y por apoyarlo en su música. Sé que no fue fácil para ninguno de nosotros —dijo Emma sinceramente.

—Gracias, Emma. Lamento mucho lo que pasó en el pasado. Cometí muchos errores y dejé que la presión y el miedo tomaran las decisiones por mí —respondió Tom, con un tono de arrepentimiento en su voz.

Emma asintió, sabiendo que ambos habían sufrido por la separación.

—Todos cometemos errores, Tom. Lo importante es que ahora estamos aquí y ambos podemos ser parte de la vida de Fabian ahora—dijo Emma, sonriendo con esperanza.

Fabian los miraba, sintiendo una mezcla de emociones. Ver a sus padres hablando y reconciliándose era algo que nunca pensó que vería. Sentía una profunda gratitud y una renovada esperanza para el futuro.

La conversación fluyó, y pronto comenzaron a recordar momentos felices del pasado.

—¿Te acuerdas cuando llevábamos a Fabian a conocer al resto de la banda? —recordó Emma, riéndose.

—Sí, y siempre Bill lo quería cargar—añadió Tom, sonriendo.

—Esos eran buenos tiempos. A pesar de todo, tengo muchos recuerdos felices de esos días —dijo Emma.

Fabian al ver a sus padres por primera vez en su vida platicar sin ningún conflicto se siento feliz. ¿O triste? Ni siquiera él lo sabía. Tuvo la rara sensación de querer llorar en ese momento.

Hidden Rhythms | Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora