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Los meses pasaron, y lo que había comenzado como un simple intercambio de mensajes entre Tom y Emma pronto se convirtió en una conversación más profunda y significativa

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Los meses pasaron, y lo que había comenzado como un simple intercambio de mensajes entre Tom y Emma pronto se convirtió en una conversación más profunda y significativa. Cada charla los acercaba más, y lo que inicialmente era solo una necesidad de resolver asuntos pendientes, se transformó en un deseo mutuo de reconectar de una manera que ambos habían creído perdida para siempre. Para Fabian, observar la evolución de la relación entre sus padres fue un proceso extraño, pero gratificante. Aunque nunca había visto a sus padres juntos en su niñez, siempre había albergado la esperanza secreta de que un día podrían estar juntos, no solo como padres, sino como pareja.

Era un día soleado cuando Tom decidió invitar a Emma a pasar un tiempo juntos en un pequeño café en el corazón de Los Ángeles. El ambiente cálido y acogedor parecía el lugar perfecto para discutir lo que ambos sabían que estaba en el aire: la posibilidad de volver a intentarlo, esta vez con la madurez y la experiencia que los años les habían dado.

—Me alegra que hayas venido —dijo Tom, sonriendo mientras le ofrecía a Emma una taza de café.

—Gracias por invitarme —respondió ella, correspondiendo a la sonrisa mientras tomaba asiento frente a él.

El café estaba tranquilo, con solo unos pocos clientes en las mesas cercanas, lo que les dio una sensación de privacidad que ambos apreciaron. La conversación comenzó con pequeños comentarios sobre la vida diaria, como si intentaran evitar lo que realmente estaba en sus mentes. Sin embargo, después de unos minutos, Tom decidió abordar el tema.

—Emma, he estado pensando mucho en todo lo que ha pasado entre nosotros —comenzó, su voz reflejando la seriedad de sus pensamientos—. Sé que cometimos errores, y también sé que ambos hemos cambiado mucho desde aquellos días. Pero, al mismo tiempo, no puedo evitar sentir que lo que tuvimos fue especial, y que quizás... no todo esté perdido.

Emma lo miró, sus ojos reflejando una mezcla de sorpresa y esperanza. Había esperado que la conversación eventualmente llegara a este punto, pero escuchar las palabras de Tom le hizo darse cuenta de que también compartía ese deseo.

—Tom, también he estado pensando en nosotros —dijo ella, colocando su taza de café sobre la mesa—. Cuando me fui, nunca imaginé que estaríamos teniendo esta conversación. Pero ahora, después de todo lo que ha pasado, me doy cuenta de que... tal vez no hemos terminado. Tal vez todavía haya algo que podamos recuperar.

Tom asintió, sintiendo un peso que se levantaba de sus hombros al escucharla. Era como si todo el tiempo y la distancia que los habían separado se desvanecieran, dejando solo a dos personas que, a pesar de todo, todavía se importaban.

—No sé cómo será el futuro —continuó Tom, con una sonrisa melancólica—, pero creo que vale la pena intentarlo. Por nosotros, por Fabian... por todo lo que hemos pasado.

Emma sintió que su corazón se aceleraba con la perspectiva de intentarlo de nuevo. No era una decisión que tomara a la ligera, pero al mirar a Tom, se dio cuenta de que, a pesar de los años y las diferencias, él seguía siendo la persona que había amado tanto tiempo atrás.

Hidden Rhythms | Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora