CAPÍTULO 1

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 3 meses antes...

Corro con todas mis fuerzas, mis pulmones arden, mis pies descalzos sangran, el mareo y las náuseas se hacen cada vez más intensos. Siento el aire frio golpear mi rostro y colarse por mi delgado pijama azul.

Corre Emma, no puedes parar.

No paro ni un segundo mientras llevo a toda prisa el móvil a mi oreja esperando respuesta a mi llamada. No sé cuánto tiempo llevo corriendo, en cuanto paro miro hacia atrás cerciorándome que nadie me sigue. Miro a mi alrededor buscando donde esconderme y veo un callejón oscuro con dos botes de basura enormes, uno a lado del otro.

Me escondo entre los dos botes sentándome en el frio piso, llevando las rodillas a mi pecho.

Por fin mi llamada es atendida.

– ¡Quiere matarme! – grito, totalmente fuera de mí antes de escuchar su voz.

– ¿Em? ¡¿Qué ha pasado?! – escucho al otro lado de la línea.

Alzo la cabeza mirando al cielo tratando de tomar aire para calmarme un poco.

– Debemos cambiar el plan. No puedo vivir un segundo más con ella. – las lágrimas comienzan a picar en mis ojos – puso algo en mi bebida hace unas horas, comencé a sentirme mareada y con sueño. – seguí casi sin respirar – cuando intenté salir de mi habitación noté que había sido cerrada con llave por fuera. – un escalofrío recorrió mi espalda – Supe que había sido ella así que salí de inmediato por la ventana y me provoqué el vómito. – suspiré – ¡Intentó deshacerse de mí!

– Emma, cariño. Necesito que te calmes, estas siendo presa del pánico. – dijo tratando de entender lo que salía de mi boca. puedo notar el temblor en su voz aunque está intentando sonar en calma – No hay manera que supiera el plan. Solo lo sabemos tu y yo. – hizo una pausa – y no creo que sea motivo para...

Negué con la cabeza apretando fuerte los ojos.

Tenía que confesarle todo si quería salir a salvo de esto.

– Jack está muerto – escupí sin dejarlo seguir – y yo... yo sé que fue ella. – mi voz se entrecorta por los sollozos.

– Lo que estás diciendo es muy serio Emma. – noto el miedo en sus palabras – ¿Entiendes que esto ya no es un simple plan para venir a vivir conmigo y alejarte de ella? – lo escuché suspirar – Debes venir a vivir conmigo de inmediato. – mis hombros perdieron tensión al escuchar sus palabras – no permitiré que vuelva a involucrarte en sus mierdas. Lo prometo.

Reí con sarcasmo. Él no tenía idea de lo que yo tuve que vivir incluso antes de que se fuera. Nadie lo sabía, había aprendido a ocultarlo de todo el mundo por miedo a las consecuencias.

"No debes contarle a papi ni a nadie, princesa. Si lo haces todos se enojarían con mami y contigo. Será nuestro secreto"

Me había entrenado bien desde pequeña. La conocía mejor que nadie, mejor que ella misma.

Nadie notó cada cambio que había en ella una vez que cruzaba la puerta de la casa y dejaba de fingir ser perfecta. Nadie notó cómo los calmantes dejaron de ser un remedio para volverse su necesidad, ni los cambios de humor a medida que su adicción incrementaba y los responsables de que me moliera a golpes cada que hacía algo que no le pareciera y al segundo lloraba arrepentida, pidiendo perdón.

La entrada y salida de hombres peligrosos a la casa haciéndome atrancar la puerta de mi habitación con el ropero para sentirme a salvo de ellos.

Nadie notó nada, excepto yo.

Su ambición por el dinero y su adicción la habían convertido en un monstruo que no me dejaría apartarme de ella tan fácilmente.

"Eres lo único que tengo, princesa. Nadie nunca nos va a separar."

Mire mis brazos que aún tenían hematomas por la última golpiza que me dio. Abracé mis piernas metiendo la cabeza en el hueco entre ellas y mi pecho escondiéndome entre la oscuridad en un intento de sentirme segura.

– Ya no es una lucha de poderes, ni su obsesión por someterme a su voluntad. – tomé todo el aire que pude – Ella sabe que yo sé que fue ella. Debo salir de aquí antes de que ella... – comencé a temblar involuntariamente.

– Em... hija, el pánico y rencor hacia ella te están nublando el juicio. No puedes suponer tal cosa y afirmarlo sin tener prue...

– ¡Yo sé que fue ella porque yo la ayudé a matarlo, papá! – confesé en un grito ahogado

El silencio gobernó al otro lado de la línea.

MANTENTE LEJOS DE MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora