CAPÍTULO 20

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La semana de exámenes había terminado y las cartas de aceptación a la universidad nos habían llegado unos días atrás. Todos estábamos dentro de la UCLA y yo no podía estar más emocionada al saber que seguiríamos juntos en la universidad. Después de todo, los chicos y Clara se habían convertido en personas demasiado importantes para mí y no imaginaba estar lejos de ellos.

Hoy se celebraba la fiesta de disfraces en la que todos nos habíamos propuesto festejar hasta el amanecer.

– Parece que ofreceré servicios sexuales en alguna esquina... ¡Me encanta! – gritó Will, mientras miraba su disfraz en el espejo de mi habitación.

Justo hoy, Clara llegó con tres disfraces. Seriamos las jodidas chicas super poderosas – Sí, Will también –. Al principio pensé que se negaría, pero al ver los disfraces le brillaron los ojos con emoción y se abalanzó escogiendo ser la de color verde – no veía mucho ese programa –. A mí me tocó ser la azul por órdenes de Clara y ella seria la líder de color rosa.

No me sorprendió en lo absoluto.

Nuestros disfraces consistían en vestidos diminutos muy pegados al cuerpo del color correspondiente a cada personaje – al decir verdad ese vestido hacia resaltar mis curvas y mi trasero se veía espectacular –, un cinturón negro por la cintura, botas negras de tacón altas – sí, Will también las llevaba – y pelucas. La mía era rubia peinada en dos coletas. El maquillaje nos hacía ver los ojos enormes, con pestañas postizas y labial rojo.

Realmente me sentía sexy. Punto para Clara y su elección de disfraces.

– ¡No es justo! ¡Se te ve más culo que a mí! – le reclamó Clara a Will mirándose en el espejo junto con él mientras hacía un puchero.

– Bueno, preciosa, puedes presumir que tu novio tiene un trasero envidiable. – Will se inclinó hacia delante moviendo las caderas haciendo algún tipo de twerk.

– Si, sí. – Clara rodó los ojos con los bazos cruzados – No me hace nada de gracia que las chicas vean tus atributos, cariño.

– Sabes que yo solo tengo ojos para ti –. La abrazó y la beso en los labios.

Carraspeé sentada en mi cama viendo la romántica escena.

No pude evitar sentirme feliz por esos dos y su relación divertida y estable. Se aceptaban tal cual eran y se querían por lo mismo.

– Perdón Em, no quisimos incomodarte –. Mi amiga encogió los hombros.

– Tranquila, muñeca. Tendrás toda la noche para comerle la boca a Damian.

Tonny apareció en el umbral de la puerta de mi habitación, sin disfraz ya que se había negado rotundamente a ser parte de esta locura. Solo llevaba unos jeans desgastados y una camiseta azul. Nada llamativo, aunque puesto en él ya era lo suficiente llamativo.

Nos miró uno a uno y paró en Will soltando una enorme carcajada.

– Abusas del amor que te tiene mi amigo, Julieta. – dijo, negando con la cabeza y sin parar de reírse.

– ¡Eh! Que me ha parecido genial. ¡Ganaremos el concurso sin dudarlo! – exclamó Will.

Al bajar las escaleras de mi casa mi padre nos esperaba en la sala con el ordenador en sus piernas. Cuando volteó en nuestra dirección abrió los ojos lo más que pudo y la mandíbula casi le llegaba al piso, segundos después estallo en risas burbujeantes que me hincharon el corazón. Se tomó el estómago riendo y se levantó del sillón para caminar hacia nosotros.

– Se ven hermosas señoritas – miro a Will de arriba abajo sin dejar de reír –. Las tres.

– ¿A que sí? ¡Se me ve más culo que a ellas dos! – dijo Will dándose media vuelta mientras jugaba con el cabello falso de la peluca para que mi padre apreciara mejor su disfraz.

MANTENTE LEJOS DE MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora