CAPÍTULO 26

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Un año antes de que mi padre se fuera, Susan ya tenía una relación extramarital con Jack, nunca me dijo donde lo conoció o cual fue la causa de su encuentro con el pero su adicción en aumento me hacía intuirlo.

Jack era uno de los policías más influyentes y corruptos de la región y su poder crecía con las alianzas que hacía. Susan buscaba una manera de poder estar con él sin levantar sospechas en mi padre así que, inventó que me había inscrito a clases de gimnasia y debía ir conmigo dos horas diarias para apoyarme y mantenerme segura. Claro que todo eso era mentira.

Cuando mi padre se fue, todo se volvió en mi contra. Susan ya no tenía a nadie que la frenara en los golpes que me propiciaba ni en lo que me obligaba a hacer. Un día, una de sus tantas golpizas llegó demasiado lejos. Solo recuerdo estar en el piso cuando su pié impactó con fuerza en mi cabeza haciéndome gritar de dolor y perder el conocimiento.

Desperté en el hospital con dos costillas rotas y una contusión en la cabeza. Dos de los hombres que trabajaban para Jack fueron quienes me encontraron inconsciente y me llevaron al hospital porque mi madre ya se había ido a cenar con él. No le importo dejar a su propia hija inconsciente.

Podría pensarse que, al ser un policía sin escrúpulos como lo era Jack, no se tentaría el corazón por la hija de su pareja, pero lo cierto era que me había tomado cariño. Al convivir con él tanto tiempo y en la ausencia de una figura paterna, aprendimos a tratarnos como amigos, se reía de mis chistes, me llevaba al colegio y era quien me preguntaba diario como estaba. Me aconsejaba y ayudaba cuando Susan estaba tan perdida para hacer las compras o pagar los servicios.

Jack solo tenía dos hijos varones y uno de ellos renegó de él al serle infiel a su madre, así que me veía como la hija que nunca tuvo. Siempre hubo un resentimiento de mi parte hacia el, sin embargo, estaba tan sola y desesperada por alguien que me extendiera una mano que aprendí a tener algún tipo de afecto por él. Sus hombres le dieron aviso de mi situación en el hospital y le hicieron saber de las golpizas de Susan. Enfureció tanto que mi madre tuvo que rogarle que no la dejara. Su manera de protegerme y evitar que eso sucediera de nuevo fue negarle mas drogas a mi madre, lo cual la hizo enloquecer. Semanas después, Susan me interceptó en la cocina luciendo preocupada caminaba de un lado a otro como si intentara aclarar sus ideas mientras yo desayunaba.

Flashback

– ¿Qué sucede? – pregunté mientras masticaba el desayuno.

Susan me miró y agachó la cabeza fingiendo preocupación.

– Jack no se encuentra bien. Ha estado sufriendo migrañas y anoche no durmió a causa del dolor, pero se niega a tomar algún medicamento. – la miré extrañada mientras ella empuñaba algo en su mano – he estado intentando darle estas pastillas para el dolor, pero me las rechaza así que pensé en disolvérselas en su jugo. – extendió la mano y me mostró un par de tabletas ovaladas de color azul.

– ¿Y cuál es el problema? – pregunté olvidándome del desayuno.

Susan me sonrió como si nuestra relación madre e hija no estuviera totalmente rota.

– ¿Podrías ayudarme a triturarlas mientras yo preparo el jugo?

La miré unos segundos preguntándome que sucedía realmente, pero con ella nunca se sabía y había llegado al punto en el que no me importaba una mierda mientras la mantuviera alejada de mi así que asentí.

– Claro, ¿Cómo lo hago?

Extendió su mano hacia mí, pero la distancia era considerable haciendo imposible que las tomara desde mi asiento. Rodé los ojos por sus estupideces y me puse de pie yendo por las tabletas. Regresé a mi asiento y las coloqué sobre la mesa, tomé el vaso de leche que estaba tomando y con el fondo de este las trituré contra una servilleta. Recogí los pedazos con la mano y volví hacia donde estaba ella para entregárselos. El apetito se había esfumado así que solo pasé por su lado saliendo de la cocina y encerrándome en mi habitación.

MANTENTE LEJOS DE MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora