VUELVE A MI CAP. 9

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El mensaje de Damian con su simple "llegue" me aceleró el corazón. Escondí el móvil en mi sujetador, tomé mi chaqueta de mezclilla y mi bolso y sali casi corriendo de mi habitación. Mis pies se frenaron y mi sonrisa se esfumó al ver a Susan sentada en el pequeño comedor con la mirada perdida y un cigarrillo entre sus dedos. Hice una mueca de repulsión ante la imagen y me juré no volver a fumar en mi vida. El simple aroma del cigarrillo me recordaba a ella y hacia que la bilis subiera por mi garganta.

En cuanto sintió mi presencia se giró hacia mí con los ojos vidriosos y las pupilas dilatadas. Genial. Hizo un movimiento con su barbilla para que me acercara, la obedecí con pasos lentos, con las alarmas en mi cabeza sonando y la precaución a flor de piel. Mi mente comenzó a trazar rutas de escape, el sentido de supervivencia tomó el control de mi mente repasando que tan rápido podía correr si ella se levantaba, que tan alto podría gritar y si Damian me escucharía si Susan lograba atraparme.

Quería ignorarla, quería hacerle una peineta y salir corriendo hasta estar arriba del todo terreno de mi novio con su presencia dándome la paz que necesitaba.

"Cuestión de tiempo" me recordé con los ojos cerrados. Congelé una sonrisa que casi dolía esbozar y me acerqué hasta estar a un metro de ella.

– ¿Necesitas algo? – pregunte con mi voz más dulce.

Susan negó y le dio una calada a su cigarrillo, trague el nudo en mi garganta anticipando lo peor. No era bueno cuando Susan estaba tan calmada.

– En dos días es la fiesta conmemorativa por el año luctuoso de Jack – podría haber vomitado sobre la mesa si eso no hiciera que Susan se encendiera – Iremos.

Sus frases eran cortas y arrastraba las palabras por el entumecimiento a causa de las pastillas, pero fueron suficientes para que quisiera arrancarme la piel. ¿Pensaba presentarse en el homenaje al hombre que ella mató? Peor aún ¿pensaba arrastrarme ahí con ella para presenciar las miradas de desaprobación y la humillación? Susan leyó mi expresión, sus ojos se entrecerraron.

– Es lo mejor para ti, princesa – trague el sabor amargo de su apodo – Asi no levantaremos sospechas de lo que hiciste.

Su sonrisa cínica me hizo querer salir corriendo. Quería sacudirla y gritarle a la cara que nada de eso había sido mi culpa y que ya no pensaba que lo fuera, aunque ella se encargó de carcomerme la cabeza por más de un año hasta que me lo creí. "cuestión de tiempo" me repetí como mi nuevo mantra. Solté todo el aire dentro de mis pulmones y di un asentimiento. Me giré y comencé a caminar a la salida que me parecía tan lejana ahora cuando su voz me llamó de nuevo y mi piel se erizó.

– Ese chico. El de la otra noche – sacudió su cigarrillo en el cenicero y miró a la puerta. Ella sabía que era él quien me esperada afuera.

– Lo conocí hace poco en la universidad – me apresuré a decir. Su rostro grisáceo y apagado se relajó – No es nada serio, solo pasamos el rato – mentí.

Susan asintió y me sonrió como si le hubiera dicho "te quiero". Lo habría hecho si eso la alejaba de Damian.

– Eso es bueno. Sean estará en la fiesta y tal vez tu...

– Sean y yo terminamos hace un año ¿recuerdas? – mi voz estaba cargada de acusación que ella percibió. Ladeo la cabeza como si su hija pequeña le estuviera haciendo un berrinche.

– Podrían retomarlo si te esfuerzas – dio otra calada a su cigarro y lo apago en el cenicero aplastándolo con más fuerza de la necesaria – Tienes buen ojo para los hombres con dinero, como yo. – sus palabras me hicieron querer drenarme el ADN – Nunca confíes solo en un hombre, todos te abandonan una vez que obtienen lo que quieren. Tener dos opciones seria inteligente de tu parte.

MANTENTE LEJOS DE MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora