CAPÍTULO 9

10 1 0
                                    

Habían pasado dos semanas desde mi conversación en el auto y la tarde de pizza con Damian. Nos habíamos vuelto más unidos, por decirlo de una forma. Nuestra amistad había estado dando frutos, nos entendíamos a la perfección y nuestro sentido del humor es parecido lo que hacía que casi todo el tiempo bromeáramos entre nosotros con cosas que los demás no lograban entender, conversábamos hasta tarde por teléfono – que por fin le había dado-. Había cierto magnetismo que no nos permitía estar lejos el uno del otro sin tocarnos. Podía ser un ligero roce de rodillas al estar sentados o su brazo por mis hombros, pero nos resultaba imposible guardar distancia entre nosotros dos.

Todos los estudiantes nos miraban y murmuraban intrigados por nuestra no relación, en la que pasábamos todo el tiempo juntos, riéndonos y abrazándonos, pero siempre asegurábamos ser solo amigos.

Había rumores de un amorío. "La nueva conquista de Damian a la que dejará tirada una vez que obtenga lo que quiere" decían algunos "Pobre, se le ve tan enamorada y Damian solo la quiere como amiga" escuché una vez al pasar por una mesa del comedor donde había cinco chicos del club de ajedrez.

Había apuestas de cuanto duraría lo nuestro o de cuanto tardaría en caer en las redes de Damian. Incluso habían apostado que tan destruida estaría cuando Damian me botara. No podía importarme menos el que hablaran de mí, pero se estaba volviendo cansado notar los murmullos cuando paseaba por los pasillos o la intimidante mirada de algunas chicas.

Los chicos, Clara y yo nos habíamos vuelto más unidos. Todos los días a la hora del almuerzo nos sentábamos juntos a comer y conversar.

Salimos de fiesta un par de veces más y habíamos ido a apoyar a Darren, Will y Damian unas cuantas veces cuando les tocaba pelear. Clara se tensaba demasiado y dejaba salir a la Clara oscura y mal hablada cada que íbamos, mucho más si era Will el que peleaba, ahí sentía que podía ir y matar al contrincante ella misma por hacerle daño a su amorcito

Clara y Will habían aceptado que se gustaban hace una semana y estaban saliendo formalmente. Aún no lo hacían público por la situación de Clara con sus padres, pero Charles se había quedado al margen lo que hacia las cosas más fáciles para ellos.

Los rumores entre Damian y yo los habían ayudado a desviar la atención de todos, ignorando lo que pasaba entre ellos.

Por lo menos alguien salía beneficiado de eso.

Me encontraba en la cafetería apoyando mi cabeza sobre mis brazos, recostada boca abajo en la mesa. Sentía que mis ojos picaban solo de imaginar el fracaso que sería no entrar a la universidad.

– Vaya, hoy no es un buen día ¿eh? – dijo una voz demasiado familiar, detrás de mí. Una enorme mano se posó en mi espalda ocasionándome escalofríos.

Damian.

– No iré a la universidad, decepcionaré a mi padre y seré camarera de un feo restaurante toda mi vida.

Tal vez si deba considerar la academia de drama.

– Serías la camarera más sexy que haya habido. – dijo mientras tomaba asiento a mi lado con un vaso de jugo en la mano. – Velo por el lado bueno, seguro que encuentras a un cliente ricachón que se enamoraría perdidamente de ti y se casaría contigo. Vivirías un amor como el de esas películas que tanto te gustan.

Su comentario me hizo reír. Levanté mi mirada llorosa para verlo.

¡Dios! Debo lucir fatal, con mi sudadera gris extra grande con un bordado al frente que dice "CALIFORNIA", jeans deslavados y rotos de todas partes, converse blancos, un moño mal hecho en mi cabello y la cara hinchada de tanto llorar.

MANTENTE LEJOS DE MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora