☙ Amazonas 47❧

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❧ Ocultos en la intimidad de su habitación Jimin seguía en trance, 1oculto en el cuello del castaño, Jungkook lo tenía sobre su regazo sentado en aquel enorme sillón que tenía en su recámara .

— Shh pequeño, todo está bien, shhh estas conmigo y yo contigo, quieres contatrme que es lo que te tiene así?

—Mamá, mamá Chim, no mas mamá — expresaba el pequeño entre sollozos y moqueos.

— Recordaste a mamá no es cierto?, lo siento tanto, todo lo que hayas tenido que pasar en aquel lugar, prometo hacer que tu vida a partir de ahora sea maravillosa, y que de uno u otro modo recuperes todo el tiempo perdido.

Desde ese momento Jungkook se comprometió en enseñarle todo lo que él sabía sobre etiqueta y la sociedad en sí, para que en poco tiempo él pudiera desenvolverse completamente e integrarse al cien por ciento en su mundo.

Así que todos los días estudiaba lenguaje y vocabulario, Jimin era muy listo y aprendía con agilidad, pero estaba harto de toda palabreja y pronunciación ya no quería aprender ninguna letra más ni repetir el sonido de una sílaba cien veces, ya no quería más tomar el té y aprender a tomar la taza, odiaba la hora de la comida y Jungkook corrigiendo todo el tiempo postura y movimientos, odiaba tener que sentarse correctamente en el comedor, detestaba la ropa y su textura, odiaba tener que vestirse y lo peor usar zapatos, odiaba todo, y cada vez se sentía más abrumado y hostigado con todo eso: “No se dice así, se dice asa”,  “Jimin sientate bien, así lo hacen los caballeros”, “no Jimin, no te cuelgues del barandal, baja por la escalera” , “no Jimin”, “No Jimin”, “No Jimin”.

—NoOOOo, no más Koo. — el rubio estaba llegando a su límite de tolerancia, y es que en todo este tiempo de entrenamiento, no había habido ningún tiempo de diversión, puro estudiar, pura corrección, puras reglas, puros regaños, por lo que después de ese grito Jimin salió al Jardín se deshizo de su saco, su corbatín, su pañuelo, que mordió y arrugó con odio y aventó al suelo.

Todo ese desplante de inconformidad y furia se vió interrumpido con unas suaves palabras.

—Jimin mi niño, ¿qué estás haciendo? ¿por qué estás tan enojado? — Jimin se giró y se encontró con esa hermosa mirada gentil y cariñosa, inmediatamente hizo un puchero y se desplomó de sentón al suelo.

—Oh corazón, no te enojes mi niño, Jungkook hace las cosas por tu bien, tienes que seguir practicando, lo harás verdad?, ¿lo harás por mi?

El pequeño rubio se levantó y corrió a nana y se refugió en su dulce aroma y en su cálido abrazo, había generado un amor tan puro hacia la noble señora que la relación entre ellos era hermosa.

Después de un rato en el jardín con la cariñosa mujer Jimin regresó al estudio, en donde se había quedado un castaño muy frustrado por la resistencia de Jimin a cambiar, de aprender, no sabía si estaba haciendo bien, o mal, pero de lo que estaba seguro sus intenciones eran buenas.

(Toc, toc, toc )

— Adelante ! — Abrió la puerta muy lentamente un rubio arrepentido por su actitud, se asomo un poco y contempló a un Jungkook, de pie, delante de la ventana observando la calle y a la gente pasar, era un hombre hermoso, una estructura muscular perfecta, sus largas piernas, su enorme espalda, su perfil filoso, sin lugar a dudas era un hombre digno de admirar, Jimin se deslizó dentro de la habitación lentamente, sabía que no había tenido la mejor de las actitudes ese día, se acercó con calma aun contemplando a Jungkook, que había permanecido inmovil aún perdido en la ventana, cuando estuvo cerca de Jungkook, se abalanzó sobre él y lo abrazó por la espalda, pero Jungkook se mantuvo estoico, y no precisamente por la situación en sí,  lo que realmente pasaba, es que Jungkook contemplaba por la ventana a Shia, su mejor amiga de la infancia, sin prestar atención al gesto de Jimin, en ese momento se dirigió a la puerta de entrada y salió corriendo intentando llamar la atención de la bella joven, logrando su objetivo, ella al escucharlo descendió del vehículo que había abordado y corrió a los brazos de Jungkook fundiéndose ambos en un abrazo cariñoso, las caras de ambos reflejaban alegría por haberse reencontrado, pero el rostro de un rubio, era totalmente diferente, estaba dolido y celoso, sentía como su corazón latía con fuerza y lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas, una fuerte sensación se acomodaba en su pecho.

☙ Salvaje ❧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora