CAPÍTULO 61

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𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀 𝐃𝐎𝐒

「¿𝓒𝓱𝓲𝓬𝓪𝓰𝓸? 𝓤𝓷𝓪 𝓹𝓮𝓼𝓪𝓭𝓲𝓵𝓵𝓪」

Sonrío, moviendo mi cuerpo lentamente al ritmo de la música. La banda callejera se encuentra tocando un blues y yo, por mi parte, me siento como si estuviera cumpliendo uno de mis más grandes sueños.

Llegamos a Chicago ayer por la noche, pero estábamos todos demasiado cansados del viaje como para salir, así que nos fuimos directamente a dormir en nuestra casa con ruedas, o mejor conocida como "La máquina del misterio", puede que sea la única que la llama así, pero estoy casi segura de que dentro de poco todos comenzarán a decirle ese nombre, después de todo, la tenemos hace tan solo diez meses.

Alguien comienza a tirar de mi saco y bajo la cabeza, encontrándome a una pequeña niña de piel tostada y cabello castaño rizado. Sonrío ampliamente, aunque ella parece bastante molesta.

—¿Qué sucede, Daphne? —pregunto, pasando mi mano por su cabello.

—Los gemelos me están molestando otra vez —se queja.

Suspiro, llevando una de mis manos a mi frente, estresada. Si hay algo con lo que no conté es con que sería una mujer tan fértil, jamás creí realmente llegar a tener más de uno o dos hijos, pero un año después de que nació Daphne, mi primera niña, quedé embarazada nuevamente de los gemelos más revoltosos que habitaron esta tierra.

Busco a los niños con la mirada y los encuentro escondidos detrás de un árbol, riendo mientras nos miran a mí y a su hermana mayor. Me acerco a ellos, con mis manos en mis caderas.

—William y Edward Harrington —los llamo, frunciendo el ceño— ¿Qué les dije sobre molestar a su hermana?

—Que no deberíamos hacerlo —responden los dos niños de cuatro años al unísono.

—Genial, entonces no tienen problemas de memoria —exclamo con una falsa emoción— Entonces, ¿por qué lo hicieron?

—Porque es divertido —contesta el pequeño Billy con obviedad, ganándose un codazo por parte de su hermano— Digo, lo siento, mami.

—Sí, mami, lo sentimos —repite Eddie, poniendo sus mejores ojos de cachorro.

Suelto otro suspiro, que se ve que es todo lo que hago desde que tuve a estos pequeños. Mientras que Daphne es casi mi copia exacta, Billy y Eddie son idénticos a su padre, exceptuando que su pieles son un poco más oscuras, pero más allá de eso, son idénticos a Steve. Como si fuera poco, ambos admiran con fiereza a sus tíos Dustin y Lucas, ya que ellos les enseñan mil y un maneras distintas para sacarme canas verdes.

—Me imagino que no estarán estresando a su madre —dice una voz masculina— Porque saben que no está en condición de estresarse —agrega, poniendo su mano sobre mi vientre a punto de explotar.

Como dije antes, jamás imaginé ser una persona tan fértil, pero se ve que la maternidad me sienta de maravilla, ya que ahora estoy a menos de un mes de que nazca mi cuarto pequeño, al cual todavía no le elegimos un nombre.

—No, papi —responden los niños.

—¿Por qué no van con sus tías Robin y Vickie? Apuesto a que si les ponen sus mejores ojitos de cachorro extraviado, lograrán que les compren dulces —sonríe el hombre.

—¡Dulces! —gritan los tres menores Harrington a la vez, corriendo en dirección a sus tías.

Desde que entré en la semana número treinta del embarazo, Steve y yo decidimos agregar a Robin y a Vickie a nuestro viaje, ya que necesitaríamos una mano con los niños, en caso de que el bebé se adelante o algo. En un principio, pensamos en traer a Dustin y a Érica, pero ellos siguen muy estresados con los planes de su boda como para irse de viaje un par de meses junto a nosotros.

𝙋𝙧𝙚𝙩𝙩𝙮 𝙄𝙣 𝙋𝙞𝙣𝙠 || Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora