CAPÍTULO 43

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟎𝟎𝟒

「𝓛𝓪 𝓜𝓪𝓵𝓭𝓲𝓬𝓲𝓸𝓷 𝓭𝓮 𝓥𝓮𝓬𝓷𝓪」

Para cuando llegamos a la casa del Canuto Rick, la noche ya cayó. Robin y Steve se arriesgaron a ser despedidos saliendo de su trabajo muchas horas antes, pero si esto es lo que todos creemos, entonces vale la pena arriesgarse.

Bajamos del auto, caminando hacia la puerta de entrada. Todo esto parece ser el inicio de una película de terror, es decir, estamos buscando a nuestro amigo desaparecido, quien está acusado de asesinato, estamos en el medio de la nada, alejados de toda civilización, rodeados de bosque, en la noche, en la casa de un traficante de drogas.

Dustin toca el timbre y esperamos a ser atendidos, pero nadie abre. Asi que decidimos comenzar a asomarnos por las ventanas mientras el niño continúa tocando el timbre y gritando como un idiota.

—¡Rick! —grita el rizado— ¡Canuto Rick!

—¡No grites eso! —decimos Harrington y yo a la vez.

Por Dios, este niño va a hacer que me salgan canas antes de tiempo.

El niño ignora nuestras quejas, así que Steve tiene que acercarse a él para intentar calmarlo y que no despierte a todo Hawkins, porque estoy segura de que sus gritos están llegando hacia la civilización.

Camino detrás de Max, quien se encuentra un poco alejada del grupo, mirando un punto fijo y sigo la dirección a la que apunta su linterna. Logro divisar una especie de taller hecho de chapa que, si no me equivoco, es de uno de esos lugares donde se guardan los botes.

—¿Chicos? —advierte la pelirroja.

Los tres restantes se acercan a ver lo mismo que estamos viendo nosotras y, tras compartir algunas miradas, decidimos que lo mejor es acercarnos a husmear para ver si Eddie se encuentra ahí.

Yo soy la primera en asomarme por la puerta lentamente, para no asustar si es que hay alguien ahí adentro.

—¿Hola? —digo, alumbrando a diferentes puntos del lugar— ¿Hay alguien en casa?

Termino de entrar al lugar y el resto del grupo hace lo mismo. Comenzamos a caminar, intentando encontrar al menos una señal de que alguien estuvo aquí.

—Qué basurero —murmura Steve, disgustado.

Asiento de acuerdo mientras me acerco a un rincón, donde creí haber visto algo, pero como casi siempre, fueron mis problemas de vista jugándome en contra y en realidad solo se trataba de una pila de cuerdas.

Me río de mí misma, pero la diversión no me dura mucho porque un sonido a mis espaldas me hace sobresaltar. Me giro solo para encontrarme a Steve con un remo en su mano, golpeando el interior del bote que se encuentra cubierto con una especie de bolsa negra.

𝙋𝙧𝙚𝙩𝙩𝙮 𝙄𝙣 𝙋𝙞𝙣𝙠 || Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora