CAPÍTULO 25

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐒𝐄𝐈𝐒

「𝕳𝖆𝖟𝖑𝖔 𝖕𝖔𝖗 𝕬𝖒𝖊𝖗𝖎𝖈𝖆, 𝕰𝖗𝖎𝖈𝖆」

La mañana llegó y, por suerte, los uniformes ya estaban secos en el momento que Robin y yo decidimos cambiarnos. Steve llegó súper temprano, no nos dió tiempo ni para desayunar, cosa que puede haber causado un pequeño mal humor en mí, el desayuno es mi parte favorita del día.

Estuvimos un rato con Dustin, volviendo a vigilar el mismo lugar de ayer, pero nada sucedió, así que, al llegar la hora, los tres dejamos solo al pequeño espía y llevamos nuestros traseros a trabajar.

No hacemos mucho durante el día, el cual parece bastante tranquilo por suerte, no hay nada que adore más que cobrar sin hacer nada. El dinero fácil es mi cosa favorita en el mundo.

Robin y yo nos la pasamos hablando de cosas sin mucha importancia, mientras que Steve se limita a atender a los clientes y leer el cómic que Dustin me prestó hace un tiempo. Me alegra verlo leyendo, mi novio no es la clase de persona fanática de la lectura, así que, cuando lo hace por cuenta propia, simplemente no puedo evitar sentirme orgullosa.

Después de algunas horas, el rizado por fin vuelve con nosotros, muy emocionado por contarnos su nuevo descubrimiento, así que nos reunimos los cuatro en la sala de descanso, los tres mayores demasiado intrigados por saber la nueva información.

El niño nos comenta cómo vió a uno de los hombres armados abrir la puerta de la bodega con una especie de tarjeta, cosa que no tiene ningún sentido, es decir, las tarjetas son para hacer compras, ¡no para abrir puertas! ¿Qué clase de nueva tecnología es esta?

—Lo que sea que hay en esa sala, en esas cajas, es algo que ellos no quieren que nadie vea —termina su explicación.

Suspiro, tirándome hacia atrás, mi espalda quedando apoyada en el pecho de Steve. Él pone sus manos sobre mis piernas en su regazo y da pequeñas palmadas, como haciendo la percusión de una canción.

—Debe haber algún modo de entrar —dice Robin, pensando en voz alta.

—Bueno, ya saben... podría neutralizarlo —habla el chico debajo mío.

Me giro un poco, teniendo visión de su rostro mientras frunzo el ceño.

—¿A quién neutralizarías? —pregunto con confusión.

—Al ruso —responde con obviedad— Voy con sigilo por atrás, lo noqueo y tomo la tarjeta —explica tranquilamente— Fácil.

—¿Oíste la parte de "hombres armados"? —cuestiona Dustin con incredulidad.

—Sí, Dustin, la oí —contesta con cansancio— Por eso iría con sigilo —hace que sus dedos caminen por mi pierna lentamente para demostrar su punto.

𝙋𝙧𝙚𝙩𝙩𝙮 𝙄𝙣 𝙋𝙞𝙣𝙠 || Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora