[TEMPORADA 2, 3 y 4]
Luego de la desaparición de Will hace un año, Alex comenzó a sentirse perdida y alejada, alejada de su mejor amigo, de su hermano, incluso de los Byers quienes eran como una segunda familia para ella, no sabía si ellos la alejab...
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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐔𝐍𝐎
Editado.
「𝕾𝖈𝖔𝖔𝖕𝖘-𝕬𝖍𝖔𝖞!」
La vida en Hawkins es tranquila últimamente, nada de desapariciones, muertes extrañas, perros interdimensionales o monstruos sombras, es decir, lo habitual. El pueblo finalmente se encuentra a salvo, al igual que todas las personas que lo habitan.
Cuando alguien está cerca de perderlo todo, comienza a apreciar las cosas a su alrededor, no importa que tan mínimas sean. Es algo genial, de hecho, creo que nunca me había sentido tan conforme con mi vida como lo hago últimamente.
Me relajo en el sofá mientras tarareo al ritmo de "Love On A Rooftop" de Cher. Algo que comencé a apreciar de sobremanera es la música, descubrí mi lugar seguro en ella, así que cada vez que me siento mal, lo único que tengo que hacer es tomar el Walkman que Jonny me regaló en navidad y reproducir alguna canción de Cher, The Clash o Bryan Adams para poder sentirme mejor.
Sin embargo, en este momento la música no suena en auriculares en mis oídos, si no en una pequeña radio a mi lado, la cual le pertenece a nada más ni nada menos que al sheriff de la ciudad.
Río viendo a Hopper mirar fijamente la puerta de la habitación de su hija, creo que desde que llegué a la casa Mike no salió de ahí y Jim parece volverse loco al respecto.
—Debes darles su espacio, Jim.
Él jadea burlón, mirándome con una expresión monótona.
—Es fácil para tí decirlo —responde, haciendo una mueca— Tú y tu novio se comportan igual que ellos.
Sonrío, negando con mi cabeza. Es verdad que Steve y yo descubrimos que disfrutamos mucho las demostraciones de amor físicas, pero tampoco es como si nos la pasaramos encima del otro todo el día.
Una voz se comienza a escuchar desde el walkie en mi mochila. Rápidamente lo tomo y estiro la antena para que tome mejor señal y poder oír la entrecortada voz con un poco más de claridad.
—Hey, preciosa, ya llegué, ¿me copias?
No puedo evitar sonreír ampliamente cuando escucho la voz del castaño aparecer a través del dispositivo. Hopper rueda sus ojos y suelta un suspiro cansado, haciéndome reír.
—Te copio —respondo— Ya voy, no te largues sin mí.
—Lo pensaré —bromea.
Me levanto y voy hacia la habitación de El, tocando la puerta y espero a su aprobación antes de entrar. Veo a ambos niños en la cama, fingiendo leer cómics.
—A mí no me engañan, tortolitos —río y dejo un beso en la frente de la niña— Cuídate, cariño, prometo que en estos días pasaré a verte, puedo traerte helado si quieres.
