CAPÍTULO 10

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「𝕰𝖑 𝕮𝖑𝖚𝖇 𝖉𝖊 𝖑𝖔𝖘 𝕮𝖎𝖓𝖈𝖔」

Miro hacia la nada, intentando distraer mi mente por al menos un rato. Vine al interior del colectivo en el momento que Max subió al techo, para darles un poco de privacidad a los pequeños, solo para encontrarme a Dustin de muy mal humor, tratando mal al mayor.

Steve juega con el encendedor en su mano y yo me inclino hacia adelante para arrebatarselo. El castaño me mira con confusión y yo guardo el pequeño objeto en el bolsillo de mi camisa.

—Vas a gastarlo antes de que Dart llegue —explico con obviedad.

Él suspira y comienza a jugar con el cierre de su chaqueta, intentando encontrar la manera de distraerse.

Miro por una de las ventanas, sintiéndome abrumada por la cantidad de niebla que nos rodea, esta mañana el día estaba precioso y ahora parece haber cambiado drásticamente, como si ambientara el lugar sabiendo lo que está a punto de pasar.

Sonrío escuchando las risas de Max y Lucas desde el techo, me siento un poco mal por haberla prejuzgado simplemente por ser hermana de Billy, realmente parece ser una niña muy dulce y genial, me alegra que ella y mi hermanito se hayan encontrado.

Un rugido espantoso nos pone en alerta. Me acerco a la ventana más cercana al sonido, intentando ver algo, pero la niebla no me permite mucho rango de visión. Miro a Steve con preocupación y él da dos golpecitos en el techo, intentando obtener información de los que tienen mejor vista.

—¡Contacto visual! —grita Lucas— ¡A las diez en punto!

Frunzo el ceño confundida, intentando dibujar un reloj en mi mente para poder saber dónde es que el monstruo se encuentra, pero Steve toca mi hombro y señala un punto.

—Allí —murmura.

Miro hacia el lugar y noto movimiento entre la neblina, una especie de animal parado en cuatro patas camina entre la chatarra. No alcanzo a ver su rostro, pero por lo que los chicos a mi lado me contaron hace algunas horas, sé que es horrible.

—¿Qué está haciendo? —pregunto con confusión.

—No lo sé —responden ambos en un susurro.

Dart frena en su lugar y parece no moverse. Otra vez comienzo a tener un mal presentimiento mientras muerdo mi labio inferior con nerviosismo.

—¿Por qué no está comiendo la carnada? —se preocupa Steve.

—Tal vez no tiene hambre —murmura Dustin, no muy seguro de sus palabras.

Miro al mayor y veo cómo abre sus ojos, como si de pronto se diera cuenta de algo. Él ladea su cabeza, sin despegar los ojos del demo-dog ni un segundo.

—Tal vez se cansó de comer vaca —dice finalmente.

Como si pudiera leer sus pensamientos, empiezo a negar con la cabeza mientras él se para, buscando su bate con clavos.

𝙋𝙧𝙚𝙩𝙩𝙮 𝙄𝙣 𝙋𝙞𝙣𝙠 || Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora