9. Llegada

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Tzuyu escuchaba atenta a las enseñanzas y reglas que Sana le explicaba. La castaña le enseñaría el comportamiento principal que todo ser humano “normal” debe tener, o al menos lo que ella cree.

—Una de las reglas más importantes que debes tener en cuenta, es comer solo comida para humanos — indicaba. Tzuyu apuntaba las indicaciones en un cuaderno — Eso significa, nada de hámster, pollitos, gatos, ni siquiera ratas — Tzuyu la miró incrédula de inmediato..

—¿¡Por qué no!? — exigía explicación — ¡Es mi comida favorita! ¡no puedes quitármelo! — señaló molesta — Que a ustedes no les guste no es mi problema.

—De acuerdo — Sana sonrió.

—Gracias — volvió a su cuaderno.

—Pero no habrá mas besos — se cruzó de brazos, sonriendo cuando vio la cara desencajada de la rubia.

—¿Me podrías repetir la regla, por favor? — comenzaba a dibujar, ya que ella no sabía escribir.

—Sin ratas — volvió a repetir.

—No comer ratas, listo — sonrió falsamente.

“Vas a ver cuando nos casemos”

—Entonces sigamos — volvió a caminar — no debes de convertirte en lobo en plena calle, si alguien lo ve, podría meterte en problemas y también a mí, quien soy quien te cuida — Tzuyu asentía — Debes de usar ropa interior siempre — la rubia volvió hacer gestos en desacuerdo, pero de todas maneras lo apuntaba. No le gustaba para nada usar esa prenda, la hacía caminar como vaquero, pero bueno, todo por Sana — No puedes perseguir ardillas o algún otro animal, eso no lo hacemos aquí, debes de controlar tus impulsos — la rubia volvía a dibujar con concentración mientras tenia su lengua fuera.

—Bueno, hasta ahora vamos bien — Tzuyu veía cada dibujo — No se ve tan difícil, aunque lo de la ardilla se me puede complicar — entrecerró los ojos con maldad —Odio a las ardillas.

Sana anotó eso en su cabeza, “No traer ardillas a casa”

—Lo siguiente y más importante para mí — se inclinó a su nivel — Deja de orinar en las esquinas de mi casa — la miraba seriamente — No eres un ebrio que anda por la calle.

—Eso significa que los humanos lo hacen — señaló.

—Pero es desagradable, sólo deja de hacerlo.

—Hey, eso en mi tierra es normal — explicaba — estoy marcando mi territorio y nadie tiene porqué meterse en MI territorio — gruñó — Pobre de aquel que lo haga.

—NUEVA REGLA — se acercó mas — Deja de gruñir, tampoco hacemos eso, y regresa el color de tus ojos a la normalidad — mandó.

Tzuyu obedeció a regañadientes, y apuntó la regla casi agujereando el cuaderno.

—Lo siguiente, debes bañarte todos los días, y cuando necesites también limpiar tu pelaje, yo te bañaré.

—Ya — se cruzó de brazos.

Tzuyu apuntó eso con cara pervertida, ya tenía unos planes en mente, y no incluía al lobo.

—Quiero saber algo — levantó la mano.

—Dime.

—¿Cuándo haremos cachorros?

Silencio absoluto. ¿Acaso solo pensaba en eso?

—No estamos hablando de eso ahora — ignoró su pregunta — Sigamos — Tzuyu alzó los hombros — No tienes que fingir lo que eres siempre, puedes andar en tu forma de lobo aquí en casa, siempre y cuando no esté mi padre.

Una loba como mascota - SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora