33. Pelea

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Ya había anochecido, el auto se había escondido a una distancia prudente en donde Jungkook había sentido el aroma de Mina

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Ya había anochecido, el auto se había escondido a una distancia prudente en donde Jungkook había sentido el aroma de Mina.

Cada quien se encontraba al lado de su pareja, caminaban en total silencio mientras el rubio guiaba en la delantera.

Jimin ya se había colocado su capa y se mantenía detrás de Minjeong, vigilaba constantemente sus espaldas al ser las últimas, era muy peligroso para la religiosa quedarse solo esperando en el auto y decidió ir con ellos.

Jungkook mandó a todos a detenerse y pidiendo silencio, les hizo la seña de agacharse. Entre las hiervas lograron ver una fogata a los lejos, Mina estaba allí, solo sentada junto a una acompañante, ella debía ser su pareja.

Minjeong comenzó a temer, abrazó su arma a su pecho y cerró los ojos, rezando por décima vez en esa hora.

El rubio señaló el granero detrás de ellas, podía sentir a Taehyung allí dentro, solo tenían que rodear la zona y dejarlas sin alguna manera de defenderse, Nayeon, Sana y Minjeong, aprovecharían la distracción para ingresar al granero por la parte trasera.

Sana señaló el camino que tomarían y los lobos asintieron, las amigas se fueron alejando ante la mirada de preocupación de Tzuyu y Jihyo, al igual que el de Jimin al ver a Minjeong caminar con temor detrás de ellas.

Leo miraba aburrido por la ventana del auto, cuando sus orejas se pusieron alerta al escuchar un crujido entre los arbustos

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Leo miraba aburrido por la ventana del auto, cuando sus orejas se pusieron alerta al escuchar un crujido entre los arbustos.

Sus ojos se agrandaron y se agachó rápidamente al ver a un monstruo de dos patas salir de entre ellos.

—Ay Diosito Santo — pensó.

Saltó al suelo del auto y se escondió debajo de los asientos, la bestia olfateaba entre babeos por la ventana, buscaba a alguien quien pudiera estar solo, sabía que el grupo se había ido hace solo minutos.

El gato se hizo más pequeño cuando observó por el espejo retrovisor, los grandes dientes y garras de aquel extraño animal.

Retrocedió asustado cuando esos ojos giraron en su dirección, por suerte no lo había visto, agradecía mucho a esa chica llamada Minjeong quien lo baño de lodo y aceite de auto antes de irse, ahora entendía el porqué.

Una loba como mascota - SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora