39. Penúltimo

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Faltaban aún horas para que la fiesta de graduación terminara, eran apenas la una de la mañana y Sana ya no le encontraba la diversión por ningún lado, solo quería estar en casa junto a Tzuyu

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Faltaban aún horas para que la fiesta de graduación terminara, eran apenas la una de la mañana y Sana ya no le encontraba la diversión por ningún lado, solo quería estar en casa junto a Tzuyu.

—¿Te parece si nos vamos ya?

La voz de Sana sonaba tranquila, ni siquiera había tomado, solo había estado sentada hablando con Tzuyu de cosas triviales que hacían reír a ambas, allí Sana se dio cuenta que no necesitaba de aquella fiesta para pasarla bien.

Tzuyu asintió ante su pregunta y tomando su mano, salieron de esa fiesta. Durante el camino a casa Tzuyu no dejaba de admirarla enamorada, besaba su mano en cada oportunidad que encontraba y hacía sonrojar a la castaña.

Al llegar a casa, Sana subió directamente a su cuarto, mientras tanto Tzuyu fue a la cocina a calentar la pizza que había dejado antes de irse a la graduación de Sana.

Hizo lo que Sana le había enseñado y la pizza comenzó a girar. Esperó ansiosa a qué esté lista, cuando tuvo la idea de preguntar a Sana si también quería pizza.

Se encaminó al segundo piso con una leve sonrisa, abrió la puerta con cuidado para llamar a Sana, viéndola sentada en el borde de la cama y viendo la televisión.

—Sana — entró al cuarto, sentándose a su lado. La castaña descansó su cabeza sobre su hombro y cerró los ojos — ¿Quieres pizza? Lo estoy calentando abajo. Tampoco puedo cocinar lo que quieras, la profesora me felicitó por la pasta que hice ayer.

—Por ahora no — respondió en voz baja, acarició la pierna de Tzuyu con cariño — Tzuyu — giró su rostro a ella, aún apoyándose sobre su hombro — Desde la fiesta…me he sentido extraña.

—¿Cómo? — preguntó con curiosidad, no dejaba de ver la tele, la novela estaba interesante.

—¿Recuerdas cuando estuvimos en el auto? Cuando fuimos a buscar a una de tus hermanas — Tzuyu trataba de recordar.

—Mmm ¿Cuándo casi abusas de mí? — giró a verla.

—¿Qué? — rió — no recuerdo eso — se separó nerviosa, solo miraba sus manos.

—Cariño, eso es normal, cada cierto tiempo se tiene una fuerte necesidad de estar con tu pareja, es algo que no puedes controlar, seguro eso te está pasando ahora.

Sana asintió algo incómoda, era algo vergonzoso que Tzuyu sepa el deseo que tiene en ese instante.

—¿Hay una manera de parar esto? — preguntó sin verla.

—Tienes dos opciones. La primera es hacer el amor conmigo — Sana comenzó a sonrojarse, Tzuyu lo decía tan tranquilamente que la ponía más nerviosa —O la otra opción sería irte lejos de mí, al menos hasta que se te pase, no dura muchos días, puedes irte a casa de tu papá por tres días y luego regresar — aconsejó con una sonrisa, Sana se veía linda con las mejillas sonrojadas.

Una loba como mascota - SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora