37. Una oportunidad

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Después de que se llevaran a Sana, Tzuyu había estado muy preocupada, hacia horas que no sabía nada de ella, ni siquiera sabía usar muy bien el teléfono para llamar a su suegro, es más, ni sabía el número, solo esperaba a que llame

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Después de que se llevaran a Sana, Tzuyu había estado muy preocupada, hacia horas que no sabía nada de ella, ni siquiera sabía usar muy bien el teléfono para llamar a su suegro, es más, ni sabía el número, solo esperaba a que llame.

Sus amigos y hermanos estaban distraídos viendo la televisión en el cuarto de la castaña, solo estaban envueltos en las sábanas mientras Tzuyu esperaba ansiosa en el primer piso.

El silencio fue interrumpido cuando el teléfono comenzó a sonar, la rubia apresuró sus pasos para responder y siendo brusca, se colocó todo el teléfono en el oído.

—¿Sana? — la bocina colgaba de un lado a otro — ¿Sana? ¿Suegro? — sus orejas se movieron cuando escuchó la voz responderle, tomó la bocina y lo puso sobre su oído — ¿Hola?

—¿Tzuyu? Soy el padre de Sana. Perdón si las preocupo pero…¿Su perro está en casa? Escapó en cuanto la bajamos del auto, no pudimos alcanzarla — esperó respuesta, pero no la hubo — ¿Hola?

Tzuyu había dejado el teléfono, salía de casa en busca de Sana, cuando al final de la calle, la castaña llegaba a pasos lentos y jadeante. Se veía realmente cansada después de correr, tropezó muchas veces al no estar acostumbrada pero no había recibido golpes graves.

Sana pasó por su lado sin decirle nada, la siguió detrás hasta que la castaña cayó cansada en la alfombra de la sala, suspirando.

“Casi me meten un termómetro por el…” Prefería no recordarlo.

—Sana ¿Estás bien? — Tzuyu se inclinó ante ella. Sorpresivamente para la rubia, Sana se levantó con pereza y se acurrucó sobre su hombro, necesitaba cariño y deseaba dormir un momento. Tzuyu entendió y sonrió levemente, acariciando su cabello — Espera aquí ¿Sí? Limpiaré tu cama.

Sana asintió y Tzuyu se encaminó a al segundo piso.

—¡LARGO! — se logró oír.

—¡Oye! ¡Deja mi cola!

—¡Ya nos estamos yendo!

—¡Solo tenías que pedirlo! — regañó Jimin, Minjeong estaba a punto de sufrir un paro por el susto — Tranquila, respira, solo era mi hermana.

Todos quedaron en pijama fuera del cuarto, veían detrás de la puerta como Tzuyu arreglaba la cama, quitaba las envolturas de las golosinas y se apresuraba a volver a bajar.

Cuando Tzuyu llegó al escalón, miró con sorpresa a la castaña en su forma humana durmiendo en el suelo. La capa que aún usaba desde que su padre se la llevó, cubría parte de sus desnudes.

Tzuyu caminó lentamente a ella, inclinándose para poder levantar a la chica tan hermosa que tenía en frente. Su cabello estaba levemente despeinado y brillante, a excepción de la parte trasera que estaba sin cabello, solo uno pequeño.

Tzuyu sonrió con amor al verla, se veía tan tierna. Envolvió su cuerpo en sus brazos y con cuidado de no mover la bata, levantó a la castaña a su pecho.

Una loba como mascota - SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora