11. Gruñidos

427 98 14
                                    

Jihyo no podía evitar acercarse cada vez más a la casa de la amiga de Nayeon,

Ese olor a gato no dejaba de distraerla y la sensación de tenerla cada vez más cerca, hacía que sus instintos animales quieran salir. Olfateaba el aroma que se expandía en el aire y fue cuando se detuvo, sonriendo de lado con malicia.

—¿Podrías cargar la maleta? — Nayeon caminaba de espaldas mientras arrastraba su pesado equipaje. Esperaba la respuesta rápida de Jihyo, pero al no hacerlo, giró extrañada a mirarla, pero la pelinegra no estaba — ¿Jihyo? — buscó a su alrededor — Jihyo, ¿Dónde estás? —seguía buscando con la mirada cuando escuchó un gruñido detrás de ella. Giró al pensar que sería Jihyo, pero no fue así. Esta vez era un lobo más pequeño a comparación de Jihyo. Nayeon solo le sonrió — Oh, ¿tú eres Tzuyu? — preguntó curiosa, pero el animal gruñía con mas fuerza, mostrando furiosa sus dientes, acechándola — ¿Qué haces? — retrocedió con temor cuando el lobo se iba hacercando lentamente — Oye, soy amiga de Sana — comentó nerviosa — Soy….soy la pareja de Jihyo — trataba de explicar, pero el lobo no detenía sus pasos — Retrocede, ¿Okey? — advirtió — O voy a llamar a Jihyo — comenzaba a temblar por los nervios.

Nayeon retrocedió aterrada y soltó un gritó cuando el lobo se disponía a saltar a sobre ella para morderla, pero antes, un grito proveniente del interior de la casa, alertó a ambas.

—¡Ayuda! ¡Ayúdenme! — pedía en un sollozó, era la voz de Sana — ¡Tzuyu!

La loba olvidó por completo a Nayeon y alertada por el llamado de la castaña, corrió apresurada a la casa, destrozando por completo la ventana al ingresar a través de el. Cayó en sus cuatro patas y buscó desesperada a Sana, la encontró escapando rumbo a las escaleras.

Jihyo iba nuevamente tras ella e iba a atraparla de su tobillo, cuando otro lobo blanco se atravesó en su camino para impedírselo. Supo que era su hermana de inmediato.

Jihyo retrocedió levemente, gruñendo en señal de advertencia. Tzuyu gruñó de igual manera, haciéndola retroceder y mostrando claramente que ese era su territorio.

Tzuyu escuchó un leve sollozó a su lado, y al girar para mirar a Sana, observó preocupada como la castaña se cubría parte de su brazo mientras lágrimas recorrían sus mejillas. La sangre se escabullía entre sus dedos y caían por su brazo, manchando parte de su ropa.

Jihyo había lastimado a Sana.

El cuerpo de Tzuyu tembló al sentir toda su ira recorrer su cuerpo, su ojos se volvieron más rojizos de lo normal y sus dientes se apretaban entre sí, como si estuviera a punto de romperlos.

Soltó un fuerte gruñido que retumbó por toda la casa y saltó con furia sobre el cuerpo de su hermana. Jihyo intentó esquivarla pero chilló cuando sintió la mordida en su cuello. Comenzaron una batalla en la cual a Tzuyu no le importaba que fuera su hermana. Había lastimado a su mujer y ella estaba allí para dejarle bien en claro que nadie se metía con ella.

Tzuyu atrapó parte de su piel de su espalda y la sacudió con fuerza, Jihyo chilló nuevamente, pero ella atrapó una de sus patas y está vez, Tzuyu fue quien cayó al ser sacudida. No importaba el dolor que sentían, ellas seguían lastimándose, peleando, manchando parte de la alfombra con rastros de su sangre.

Nayeon ingresaba rápidamente por el escándalo que se escuchaba desde fuera, quedando perpleja ante tal pelea.

Vio su el pelaje de Jihyo con machas rojizas y se desespera.

—¡Ya basta! — suplicó — ¡Se están lastimando! ¡Por favor, deténganse — no sabía qué hacer — ¡Jihyo! — gritó al ver como la loba salía lanzada a un lado, cayendo en un golpe seco contra el suelo — ¡Ya paren, por favor! — sus ojos se humedecieron.

Una loba como mascota - SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora