Epílogo I

330 69 23
                                    

El día había pasado muy rápido para Sana, apenas hace minutos había dejado dormir a Tzuyu en la segunda habitación, la rubia tenía un sueño muy pesado por lo agotada que estaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El día había pasado muy rápido para Sana, apenas hace minutos había dejado dormir a Tzuyu en la segunda habitación, la rubia tenía un sueño muy pesado por lo agotada que estaba.

Sana aprovechó para cocinar su comida favorita para cuando despierte. Cuando terminó, se tomó el tiempo para bajar tranquilamente la cama por partes, ya no servía.

Dejaba la madera a las afueras de su casa cuando notó a Nayeon llegar junto a Jihyo, la pelinegra sostenía una bolsa de compras en cada mano.

—¿Qué pasó? — Nayeon se detuvo frente a la castaña, la madera del encabezado estaba rota — No me digas que Tzuyu lo rompió — se cruzó de brazos — Esta sería la cuarta cama que romper por andar jugando.

—Ella no lo rompió — respondió Sana — Lo rompimos — se dirigió dentro.

—¿Cómo que lo rompieron? ¿Pues qué hacían? — la siguió a sus espaldas, había llegado de visita.

Jihyo ingresó a casa junto con ellas, su nariz se removió por un extraño aroma que invadía la casa.

—Estábamos jugando, Nay, ya sabes — la castaña subía escaleras arriba — ¿Pero qué te trae por aquí? — se escuchó desde arriba.

—Oww, Jihyo y yo iremos de campamento, es un bosque alejado de aquí, Jihyo dice que extraña cazar y vivir su vida de animal — rió — ¿Quieren ir? Así Tzuyu la pasará bien. Nos vamos mañana en la mañana.

—La verdad — Sana bajaba con colchón en hombro, aquella fuerza le gustaba, la hacía sentir especial — Tzuyu no está disponible ahora, quizá en una semana — volvió a salir a la calle.

Jihyo se escabulló con disimulo al segundo piso en busca de su hermana.

—¿Está mal, Tzuyu? — preguntó Nayeon con preocupación.

—No, solo que estaba semana será solo para nosotras, son días especiales — sonrió con un brillo en los ojos.

—Oww, entiendo — asintió — Están muy enamoradas — sonrió igualmente.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Una loba como mascota - SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora