20. Yeonnie

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En ese momento Sana no podía pensar en nada más, los labios y la calidez del cuerpo de Tzuyu no la dejaban hacerlo

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En ese momento Sana no podía pensar en nada más, los labios y la calidez del cuerpo de Tzuyu no la dejaban hacerlo. Sus besos eran algo torpes por su inexperiencia, pero solo le causaba más ternura y sin poder evitarlo, sonrió entre el beso y se separó, Tzuyu continuó dándole pequeños besitos en su mejilla, como si fuera un tierno bebé.

—Tzuyu…— Sana soltó un risilla por lo cariñosa que estaba la rubia.

—Ven — Tzuyu la trajo más de la cintura y continuó dejando besos por su cara, haciendo reír más a la castaña — Te ves muy linda riendo — Tzuyu la admiraba con cariño — Pero siempre tienes tu cara de mamona.

—¿Qué? — Sana borró su sonrisa — ¿Quién te enseñó esa palabra?

—Nayeon, pero igual me encantas así — se acurrucó a ella con los ojos cerrados.

—Tzuyu, espera — intentaba quitarla de encima — Tzuyu.

—¿Qué pasa? — la miró curiosa.

Sana salió de sus brazos y se acomodó mejor la toalla, se le estaba cayendo y eso no podía permitirlo.

—Nada, necesito cambiarme — Tzuyu sonrió picara — A solas — Tzuyu entristecio.

—Pero…

—Tzuyu, deja que me cambie y luego hablamos, ¿Sí? — se acercó y recogió un mechón de su cabello y lo pasó detrás de su oreja, vio con curiosidad como la rubia cerraba los ojos ante este contacto y sonreía — Qué…— sonrió con extrañeza y lo volvió a hacer, pero esta vez rascando la zona.

Sana rió cuando el pie de Tzuyu comenzó a moverse como si fuera un perrito y la rubia cada vez se pegaba más a su mano mientras mantenía los ojos cerrados y sonreía.

—Esto es nuevo — dejó de hacerlo.

—¡Hey! — Tzuyu se quejó, estaba disfrutando de sus caricias.

—Ve abajo y ahora voy, ¿Sí? — iba a abrir la puerta pero está se cayó hacia adelante en cuanto la tocó, su cuello se tensó al tratar de no enojarse y forzó una sonrisa — Tzuyu, sal del cuarto ahora.

La rubia sintió su enojo y lentamente salía del baño, muy pegada a la pared por si Sana intentaba atraparla.

—¡Ya!

Tzuyu corrió a la puerta y salió rápidamente.

—No sé porqué cambia de humor — pronunció en un murmullo, giró para poder bajar cuando a un extremo del pasillo vio salir a Nayeon con una toalla y tomando de la mano a Jihyo, quien salía envuela en la cortina del baño — Pero…— ambas se encerraron en su habitación — Pero…pero yo duermo allí — pronunció preocupada.

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Una loba como mascota - SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora