Capítulo 21 - Hay que experimentar

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Narra Ainhoa

- Haber, no es nada del otro mundo. Pero como tú haces drama por todo....

- Cuenta, cuenta. Dijo Olga desesperada.

- Pase una mala tarde, me fui a distraer a la playa y por casualidad nos encontramos. Estuvimos hablando y desahogandonos, me contó lo de Patri y tal y la invité a mi casa. Acepto, se quedó a cenar pero se nos hizo tarde y durmió en mi casa.

- CONTIGO?? Preguntó incrédula.

- Conmigo. Contesté.

- Wow, increíble. Y que hay de malo en eso? Preguntó.

- Que estoy hecha un lio Olga. Cada vez que la veo se me remueve algo extraño por dentro y más sabiendo que he hablado con ella y es simpática, amable, me escucha, me ayuda. Esque es un amor. Además mírala. Dije señalando al campo. También es guapísima.

- Y que te impide estar ahora con ella? Por lo que me ha contado Ale oficialmente es mujer soltera, pude hacer lo que quiera al igual que tú. Me dijo.

- Lo se, pero es que yo nunca he estado con una chica, y aparte no creo que sea el mejor momento ni para mi, ni para ella. Dije cabizbaja.

- Primero, tu nunca has estado con una tía pero tampoco has cerrado al completo esa puerta. Todo es probarlo y verte en la situación. Me dijo. Alomejor lo pruebas y no te gusta o no sales de ello, pero no te quedes con la duda. Y lo segundo, te digo lo mismo, inténtalo no lo sabes hasta que lo vives. Y quien no arriesga no gana ya lo sabes. Me dijo animándome.

Tenía toda la razón del mundo, pero no estaba todavía segura al cien por cien.

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Narra Claudia

Acabo el entreno y todas nos cambiamos corriendo para poder irnos a tomar algo juntas y desconectar.

Yo tenía una especial motivación por salir y es que tenía unas ganas de volver a verla.

Tenerla en las gradas observando nuestro entrenamiento y sintiendo todo el rato su mirada encima mio me había hecho sentir cosas que yo pensaba que ya estaban muertas definitivamente.

Pero no, ella había sabido revivirlas.

Salimos y nos esperaban Olga y Ainhoa. En ese momento me fijé bien en lo que llevaba puesto, una cazadora de cuero con unos tejanos algo oversized combinado con un crop top negro de lencería que no dejaba mucho a la imaginación pero que le quedaba de muerte. Y sus clásicas Jordan para ir cómoda.

Rápidamente nos repartimos en los coches para llegar al restaurante.

Fue una salida algo rara porque empezamos tomándonos un café y acabamos cenando, pero ya era la hora de volver a casa.

- Ainhoa, súbete con nosotras que te llevamos a casa. Dijo Alexia.

- Si quieres vente conmigo, tu casa creo recordar pilla de camino a la mia. Dije ahora yo. Así no dais vueltas. Le dije a Alexia.

Estaba claro que lo que había dicho era verdad mi casa estaba más cerca. Pero también me había salido solo, no lo había pensado.

Ainhoa se subió a mi coche cuando todas nos fuimos.

El camino fue algo incómodo, había cierta tensión que no sabía porque me estaba quitando el aire para respirar.

Justo llegamos a su casa y habló.

- Quieres pasar? Preguntó.

Como si de un perro con un premio se tratase acepte a la primera, no me tuvo ni que rogar.

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