Capítulo 22 - ¿Mimos post-sexo?

537 37 4
                                    

Narra Claudia

Escuché como Ainhoa soltaba un gran suspiro mientras el clímax recorría todo su cuerpo.

Me permití el lujo de inspeccionar la reacción de su cuerpo ante mi toque y pude observar como se le erizaba la piel, como subía y bajaba el pecho de manera acelerada intentando recuperar el aire y como sus pezones seguian endurecidos por la excitación.

Apoyé mi frente en la suya y respiré también con dificultad.

Había sido el mejor polvo de mi vida y eso que yo no me había ni quitado el pantalón.

Cuando ambas recuperamos un poco el aliento se incorporo un poco mas y me miró directamente a los ojos.

- Lo siento. Me dijo sincera. Siento que tú no hayas podido disfrutar como yo. Dijo apenada y con vergüenza.

- Y quien te a dicho que yo no haya disfrutado? Le dije acercándome a ella.
Sólo de ver y pensar que este orgasmo te lo he provocado yo me ha puesto demasiado cachonda. Más de lo que tú te crees. Le dije a centímetros de sus labios.

Acto seguido me volvió a besar. Pero está vez no era un beso feroz y con deseo como los que habíamos tenido antes, era un beso dulce que sabia a agradecimiento.

Después del beso le pase su camiseta para que al menos pudiera ponerse algo porque las demás piezas de ropa no tenía ni idea de donde andaban.

Mientras se lo colocaba seguí acariciándole los muslos y dejando leves apretones en ellos.

Ainhoa se bajó de la encimera y juntas recogimos todo el desastre que habíamos creado.

Después de eso ambas nos tumbamos en el sofá.

Al principio estábamos separada pero ella no tardó mucho en tumbarse encima mio.

Y yo encantada.

Cada vez que se movía un poco esa camiseta dejaba entrever un poco sus cachetes del culo.

Cosa que me estaba volviendo loca.

Pero sabía que tenía que controlar.

Ella era diferente a las demás y sabía que tenía que ir despacio.

Probablemente estaría todavía asimilando lo que acababa de pasar y no la culpo, no es fácil llevar estás situaciones.

A mí me costó mucho aceptarme tal y como era y poder disfrutar de mi sexualidad libremente. Y darse cuanta a estas alturas que probablemente no te conocías lo suficiente ralla, y mucho.

- En que piensas? Te encuentras bien? Me aventuré a preguntar.

- Si estoy bien, algo muerta pero bien. Bromeó. Pienso que no sé si lo que estoy haciendo esta bien. Dijo.

Automáticamente mi cara paso a ser de confusión y ella se dio cuenta.

- Crees que esto a sido un error? Dije confusa y temiendo a su respuesta mientras nos señalaba.

- Noooo. Dijo rápido. Al contrario, lo que ha pasado me ha gustado, y mucho. Dijo mientras sus dedos hacían círculos en la palma de mi mano. Pero me hace replantearme muchas cosas.

- Yo hasta hace poco tenía muy clara mi sexualidad, sabes? Y tuviste que llegar tu para joderlo todo. Dijo mientras a mí se me escapaba una risita. Esto solo me ha confirmado más lo que siento por ti y ahora me es inevitable preguntarme si lo que he estado haciendo hasta ahora a sido lo correcto.

A decir verdad, solo viendo su cara intuía que de verdad estaba muy dudosa.

- Yo tampoco tuve claro nunca desde el primer momento mi orientación. Admití. Yo nunca tuve nada nunca con ningún tío, no me llamaban la atención, pero con las tías tampoco tenía nada especial aunque si que me fijaba más. Llegué a pensar que era asexual y todo pero llegó el momento que probé con una tía y hasta día de hoy nadie me a sacado de aquí. Le expliqué. Tampo ha sido todo tan fácil, a mí me costó mucho aceptarlo, aceptarme tal y como soy. Sentía que defraudaria a muchas personas queridas y cercanas, pero cuando porfin tuve la valentia de hacerselo saber, me dijeron que ok. Sin más. Ni siquiera les importo.

Predestinadas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora