Narra Claudia
La luz del sol traspasaba las cortinas y me despertó poco a poco.
Fue uno de los mejores, por no decir el mejor, de los despertares que había tenido nunca.
Abrí los ojos y me encontré a Ainhoa con la cabeza entre mi hombro y la almohada durmiendo plácidamente.
Me permití el lujo de observar como dormía.
Estaba completamente relajada y tranquila mientras su pecho subía y bajaba de manera lenta.
Me fijé más en su cara, su nariz, sus muchos lunares y pecas, su boca, esa que tanto me encantaba y me traía loca.
Todavía estábamos abrazadas. Aunque creo que nos habíamos dormido toda la noche así.
Seguíamos cubiertas solamente por una sábana blanca y ambas estábamos completamente desnudas.
Cosa que me hizo acordarme de todo lo que había pasado la noche anterior.
Automáticamente se me escapó una sonrisita cuando me acordé de todo.
Comencé a acariciarle el hombro desnudo de manera suave y lenta distrayendome con sus mil lunares alrededor de su cuerpo que a este paso me los iba a saber de memoria.
- Cuanto tiempo llevas despierta? Dijo Ainhoa con una voz suave de recién levantada, algo ronca y con los ojos todavía cerrados.
- Lo necesario para contar todos tus lunares. Dije sonriendo sin parar mis caricias.
- Tanto tiempo llevas admirando mi belleza. Dijo bromeando.
- Y me quedaría muchísimo tiempo más. Admití.
- Y cuantos lunares dices que tengo. Preguntó.
- Me he perdido en el número 47. Reconocí.
- WOWOW. Ni sabía que tenía tantos, nunca me había parado a contarlos.
Se sorprendió.Estuvimos un rato más en la cama abrazadas. Simplemente disfrutando de la compañía de la otra.
Estar junto a ella me daba paz, me transmitía calma y tranquilidad y eso era justo lo que necesitaba en este punto de mi vida.
Porfin logramos separarnos y Ainhoa fue al lavabo mientras yo buscaba mi ropa, o lo que quedaba de ella, por toda la habitación.
Mientras hacia malabares por encontrarla me llegó un mensaje al móvil.
No le di importancia porque seguramente no sería nada importante, total hoy no había entreno ni nada asi que lo miraría después.
Logré vestirme y Ainhoa salió del lavabo con su pijama rojo que me parecía súper bonito y le favorecía un montón. Y eso que es solo un pijama, pero el rojo definitivamente es su color.
Estuvimos haciendo el desayuno y mientras desayunamos seguimos hablando de cualquier cosa.
Con ella era muy fácil sacar tema de conversación.
Cuando Ainhoa se levantó a ponerle comida a Max yo aproveché y miré los mensajes que me habían enviado antes.
Me extrañó un poco al saber de quién era.
Alexia, que querría?
La Reina 👑💙❤️Pina, tengo que hablar contigo.
Podemos vernos hoy?Ehhh si claro luego vente a mi casa.
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Predestinadas
FanfictionAinhoa García, la actriz del momento que está en boca de todos, regresa a su país natal, España. Después de un largo tiempo fuera en Estados Unidos consolidando su carrera decide dar marcha atrás para comenzar de nuevo. Lo tenía todo dinero, fama...