Capítulo 30 - Me preocupa, sabes

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Narra Claudia

Hoy era día de partit.

Y como cualquier otro partido fuera de casa nos levantamos todas para desayunar.

El compartir habitación con Cata tenía sus cosas malas y buena.

Una de las malas era que al tenernos tanta confianza y llevarnos bien nos pasamos toda la tarde/noche hablando de nuestras cosas y ahora como consecuencia estaba muerta de sueño.

- Buenos días. Dijimos yo y mi compañera a todas las presentes en la mesa.

- Uffff. Vaya cara de sueño me lleváis. Dijo Mapi riéndose.

- Sisi, pues si nosotras tenemos mala cara esperate a ver a Alexia ella si que no a dormido nada. Dijo Cata riéndose.

A los pocos minutos apareció Alexia con cara de sueño como había avisado la portera.

- Uyiyuy. No ha dormido nada la reina hoy o que? Preguntó Ona mientras la rubia se sentaba exhausta y posaba sus manos encima de su cara.

- Pues no. Nada de nada. Entre la presión de la prensa con mi renovación y el no poder dar el 100% todavía en los partidos a causa de mi lesión me tienen sin poder descansar.

Alexia no era de esas personas que mostrarán sus sentimientos o los explicará. Más bien al contrario prefería guardarse los para ella y lidiar sola con sus problemas.

Pero cuando no aguantaba más pasaba esto, que explotaba.

Y yo personalmente el verla así me preocupaba, porque era tan cabezota que no se dejaba ayudar.

La única que lo había conseguido un poco era Olga, pero ella aquí no estaba.

- Ale, es normal. La presión afecta y mucho pero tienes que intentar no sobrepensar las cosas demasiado. Porque te estás perjudicando mucho y al igual que mantenerte en forma es importante, descansar también lo es o incluso lo es más. Le dijo Aitana apoyándola y sabiendo de buena mano lo que decía.

- Ya lo se Aita pero tú bien sabes que no es tan fácil como parece. Dijo Alexia señalandola.

Me sentía muy mal por Alexia se notaba que la presión de los medios la afectaba y en parte me dolía verla así.

Entre todas comenzamos a hacer bromas y a reírnos para intentar distraer a Alexia de la situación por la que estaba pasando.

Me encantaba que cuando una estaba mal podía acudir a todas que le alegrarían el día.

Verdaderamente éramos una familia. No de sangre, pero si la familia que uno escoge.

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Narra Ainhoa

Llegué a mi casa hechando humo por las orejas.

Hoy era de esos días con los que había despertado con el pie izquierdo.

Y odiaba eso, con toda mi alma.

Hoy definitivamente no era mi día, no estaba de humor.

Todo había ido mal, el rodaje se me había hecho eterno y para colmo había una escena que se me estaba resistiendo.

Todo se me hizo un cúmulo de cosas y de la nada las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas.

Lloraba de la impotencia, pero es que no podía evitarlo.

De repente mientras yo seguía sumergida en mi llanto, porque me sentía inútil e insuficiente, me dio por mirar la hora.

Eran la una menos cuarto y yo había quedado a y media con Olga en mi casa para comer y luego ver el partido.

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