Una vez instalados en nuestra respectiva habitación, Felipe bañado y viendo tele, me dispuse a meterme en la tina para poder relajarme y estar conmigo misma un rato.
No había podido sacarme de la cabeza a Manuel, todo de él llamaba mi atención. Su manera de relacionarse y, obviamente, su notoria belleza física hacían que no parara de pensar en él.
Tomé mi celular y busqué su nombre en Google. Enseguida aparecieron varias noticias, como:
“El nuevo 5 de la selección uruguaya, ¡BOMBÓN TOTAL!”
"Manuel Ugarte visto con modelo española, ¿nuevo romance?"
"El nuevo fichaje millonario del PSG: Manuel Ugarte"
"Estrella en ascenso: Manuel Ugarte"Y así muchos más. Me metí a su perfil de Instagram, solo de chusma. Porque, siendo sincera conmigo misma, alguien así no se fijaría en alguien como yo. No porque no fuera atractiva, sino porque veníamos de mundos completamente diferentes y opuestos.
Su perfil estaba lleno de fotos de él jugando al fútbol, en canchas, algunas con una mujer de unos cincuenta y pico (supuse que sería su madre) y algunos videos bailando plena, que debía admitir lo hacía muy bien.
Le di al botón de seguir.Dejé mi teléfono sobre la pileta y me relajé.
Era la primera vez en mucho tiempo que podía tomarme tiempo para mí. El agua tibia y las sales de baño provocaban una sensación tan relajante en mi cuerpo... era de olor a lavanda y coco.
Un pequeño golpecito en la puerta me hizo volver a la realidad.
—¿Mami? —La pequeña cabeza de Felipe se asoma por la puerta. Sonrío ante su tierna mirada.
—¿Qué pasa, solecito? —le digo con el mismo tono tierno.
—¿Podemos ir a pashiar? —pregunta, dando brincos.
Asiento con la cabeza. —Dejame terminar y vamos —sonrío—. Andá a ver la tele —le susurro, mientras vuelve a la habitación.
Salgo de la tina, tomo la toalla y me dispongo a buscar algo fresco para ponerme, porque acá las temperaturas rondan los 39/40°C, incluso más.
Opté por elegir una pollera de jean beige y una remera corta negra. Sandalias bajas rosas y una gorra de sol del mismo color.
Tomé mi celular, cartera, una gorra para mi hijo, y juntos bajamos al lobby.Una vez fuera del hotel, vi que solo cruzando la calle había un parque precioso. El día estaba soleado y lindo, eran las 17:30 hs, así que cruzamos.
El parque estaba lleno de árboles enormes, tenía canteros hermosos con distintos tipos de flores, y por supuesto (para nuestra suerte) juegos para niños.
En la entrada había un gran cartel que decía: "Welcome to Miramar Pineland Park."
Caminamos hasta la sección de niños, donde había algunos jugando y otros con sus padres jugando al fútbol.
—¿Me hamacás, por favor, mami? —pide mi hijo mientras me sonríe.
Caminamos hasta las hamacas, lo subo y veo cómo sonríe.—¿Te gusta, solecito? —le digo mientras empujo la hamaca para aumentar su velocidad.
—Pero si es la bonita topadora —oigo decir a mis espaldas.
Cuando volteo, veo a Manuel sonriéndome. Vestía shorts deportivos, una musculosa celeste pegada a su pecho, marcando sus abdominales por la transpiración, y traía consigo un bolso azul. Su pelo estaba húmedo y alborotado, sus mejillas coloradas, y unas gotas de sudor le corrían por la frente y la mejilla. Y la puta madre, ¡qué bien se veía!
Sacudí ligeramente la cabeza para borrar cualquier pensamiento de mi mente y obligarme a dejar de mirarlo.—La gran bolsa de aire —dije, haciendo referencia a cómo se había llamado el día anterior.
Soltó una risa ronca, su mandíbula se marcó y me miró fijo, haciéndome olvidar hasta de dónde estaba.
—Hola, pulga —dijo, saludando a Felipe. Este le sonrió y movió su manita saludándolo. Manuel se acercó más a nosotros—. Qué bueno encontrarlos otra vez —dice mientras me mira. Sonrío, notando el calor en mis mejillas.
—¿Venís de entrenar? —intento cambiar de tema.
—Sí —dice, moviendo su bolso—. El viernes es nuestro primer partido en la copa —cuenta, y puedo notar cómo se le iluminan los ojos al hablar de eso.
—Nosotlos irnos —habla Felipe ahora—. ¿Verda, mami?
—Sí, cielito. Por eso estamos acá —le respondo, mientras observo cómo algunos padres en el parque empiezan a mirar hacia nosotros y a hablar entre ellos.
Manuel también lo nota. Seguramente ya está acostumbrado a eso.
Tomo a Felipe y lo bajo de la hamaca. Veo cómo dos chicas de unos veinte años se acercan a nosotros y le piden una foto. Manuel asiente, mientras me observa.
Le sonrío y comienzo a caminar hacia el hotel de la mano de Felipe.—Espero verlos el viernes, Clara —grita mientras otro grupo se acerca a él.
...
—Brr... brr... —mi celular suena sobre la mesa.
Estábamos cenando en el restaurante del hotel: Kathy, Facundo, Lorenzo, Felipe y yo.
Kathy contaba cómo ella y Facundo habían intentado tener una cita romántica en un parque de atracciones... y Lorenzo se les había colado.
Miro la notificación de mi celular. Era de Instagram:
@𝙐_𝙈𝙖𝙣𝙪 te empezó a seguir.
Sonreí viendo la pantalla del celular. Podía notar lo tonta que parecía.
—Clara, ¿me estás escuchando? —oigo cómo Kat me recrimina.
—Pues no, cucó, está de tonta sonriéndole al celular —se burla Lolo—. ¡Quién sabe a quién le habla! —dice curioso.
—No vas a saber —digo, y le saco la lengua.
—Tranquilo, hermano —esta vez es Facundo quien habla—, que cuando ellas se junten, Kathy me lo cuenta —choca los cinco con su hermano. Ruedo los ojos mientras le pego con mi codo en las costillas.
—Ahora vos tampoco vas a saber —dice Kat, mientras cruza los brazos, fingiendo estar enojada con su novio. Este la abraza mientras intenta disculparse.
Veo cómo Lorenzo hace cara de asco al ver a Facundo y Kathy darse cariño. Sabía que podía molestarla y ponerle apodos graciosos, pero en el fondo estaba contento y sabía que no había nadie mejor que Kathy para su hermano.
—Brr... brr... —mi celular vuelve a sonar.
Otra vez Instagram. Esta vez era un mensaje:
@𝙐_𝙈𝙖𝙣𝙪: Fue lindo volver a encontrarte hoy, Topadora.

ESTÁS LEYENDO
"El desastre que dejas" | Manu. U
RomanceSinopsis Clara es madre, dueña de una pequeña cafetería en Uruguay y una experta en callarse lo que siente. Con el corazón siempre a flor de piel, aprendió a guardar antes que decir, a evitar el riesgo de ser malinterpretada. Pero hay sentimientos q...