Capitulo 26; "Uruguay vs Colombia"

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Otro día nuevo, mañana nueva, y esta vez en casa. De vuelta, todo volvía a su lugar, las cosas donde debían estar. Bueno, algunas.

Hoy abría el café después de varias semanas sin estar por acá. No les voy a mentir, estar de vuelta se sentía bien, pero también... estar sin la Kathy, extrañar a Manuel, me pegaba. Estar cerca de él volvía todo mejor.

Hoy jugaba de nuevo la selección uruguaya contra Colombia, por el pase a la final. Ayer hablé con Kat, estaban todos re nerviosos, incluso Facundo, que es uno de los pocos que maneja bastante bien los nervios.

Jugaban a las 21:00 hora de Miami, las 22:00 de acá. Así que veríamos el partido en lo de mi madre, todos juntos.

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15:30

La mañana en la cafetería fue tranquila. Muchos clientes diciendo que nos habían extrañado. Mi corazón se llenaba al escuchar cada palabra.

¡Blin! —la campanita de la puerta me avisó que alguien había entrado.

Salí de la cocina y me encontré con la última persona que quería ver ahí. Iván. Suspiré, fastidiada, mientras me acomodaba el delantal.

—¿Qué hacés acá? —pregunté, de mal humor.

Se sentó en la barra como si fuera bienvenido.

—Ver a mi hijo, ¿qué más si no? —tiró con tono burlón.

Rodé los ojos. Si no me quedaba otra que dejarlo ver a Felipe, lo haría. Pero bajo mis condiciones. Estaba podrida de que solo apareciera para cagar la paz que tanto nos costaba conseguir.

—No, Iván —mi tono fue firme esta vez—. Lo vas a ver cuando yo diga, no cuando se te cante. —Lo miré fijo. Vi que iba a decir algo, pero lo corté al toque—. Ahora andate, que estoy laburando.

Se paró y me miró.

—No juegues conmigo, Clara. Sabés lo que puede pasar. —me tiró, amenazante, antes de salir del café.

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22:00

Ya estábamos en lo de mi vieja. Felipe y mi hermano se habían adueñado de los mejores lugares frente al televisor. Mientras tanto, mi madre y yo preparábamos algo rico para la cena.

—Clara... —me llamó mi madre. La miré y le sonreí.

—¿Pasó algo? —preguntó, con esa preocupación de madre que nunca falla.

—Volvió. —Eso fue lo único que dije, mientras agarraba el bowl con papas.— Y no puedo hacer nada para que se vaya —agregué, caminando hacia la sala.

El partido estaba por empezar, y no era momento de hablar de eso. No con Felipe presente.

Me senté al lado de mi hermano, que no dudó en abrazarme y zarandearme del entusiasmo. Solté una carcajada y le pegué suave con el codo.

El partido arrancó. Estábamos todos re ansiosos. Manuel se veía tan bien por la tele que no podía dejar de sonreír como boba cada vez que aparecía.

El partido fue parejo, ambos cuadros jugaron bien, pero en el minuto treinta y nueve Colombia metió el gol y nos dejó afuera de la Copa América.

Pasaron los noventa minutos y, pese al esfuerzo, quedamos oficialmente eliminados. La cara de todos, una tristeza total.

Cuando terminó el partido, el relator comentó que la hinchada colombiana estaba agrediendo a las familias de nuestros jugadores. Varios de ellos habían ido a las gradas a defender a los suyos.

No dudé ni un segundo: llamé a Kathy. Sabía que ella, Lolo y la familia de Manuel estaban ahí.

El teléfono sonó dos veces y enseguida escuché su voz, agitada.

—¡Pará, hijo de puta! —gritó del otro lado.

—¿Qué pasa, Kathy? —pregunté, alarmada. El ruido de fondo era tremendo—. ¿Están bien?

—¡Pará, Manuel! ¡Lo vas a matar! —gritó.

Me paralicé al escuchar su nombre.

—¡Toma, toma! —se escuchaban respiraciones agitadas y, bueno, varios insultos—. Es Clara —dijo ella.

Unos segundos de caos, y después, una respiración agitada.

—Clara —dijo su voz.

—¿Manuel?

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MANUEL

El partido terminó. Me acerqué a Facundo para intentar levantarle un poco el ánimo. Sé que el loco tenía muchas ganas de llegar a la final. Pero bueno, no fue nuestro mejor partido.

—¿Y eso, gil? —me dijo, señalando hacia las gradas.

Vi el lío: la hinchada colombiana se estaba yendo al humo con nuestras familias. Ahí estaban mis viejos, y también Kathy.

No pensé. Ya estaba subiendo. Facu y Maxi venían atrás mío. Repartí unos cuantos ganchos, algunos bien puestos, otros ni tanto.

Vi a Mabel, mi madre, siendo apretada por un loco. Kathy intentaba sacárselo de encima. Me tiré arriba de él. Por el rabillo del ojo vi cómo Kathy la llevaba hacia la cancha. Sin dudar, le di unos lindos piñazos al tipo. Él también me encajó uno que me pegó en la mandíbula.

—¡Pará, Manuel! ¡Lo vas a matar! —gritó Kathy, pero ni la oía. No podía parar.

—¡Toma... toma! —dijo mientras me alcanzaba el celular—. Es Clara...

Fue como apretar un botón. Escuchar su nombre me hizo frenar. Me calmó todo el cuerpo.

—¿Manuel? —su voz sonaba preocupada. Saber que le estaba causando eso me partió.-¿Qué pasa?.-

Intenté regular mi respiración, caminando hacia la cancha.

—Nada, bonita —intenté sonar tranquilo—. Solo me fui unos segundos, pero ya volví...

—No te puedo dejar solo porque ya querés matar a alguien —bromeó, pero se le notaba la preocupación. Si tan solo la tuviera acá...

"El desastre que dejas" | Manu. UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora