Capituló 25: "Pasado"

98 9 5
                                    

El vuelo a casa se había hecho eterno, o quizás era solo mi precepción ya que volver sola, bueno solo con Felipe había hecho que el vuelo se hiciera muy largo.

Kathy se quedaría hasta que la copa finalizara, ella había intentado volver a casa conmigo pero sabía perfectamente qué lo que más quería era quedase, así que luego de unas horas interminables de súplicas de parte mía, decido quedarse.

Facundo había prometido cuidarla, se que no necesitaba quien la cuidara ella lo hacía bien sola.

Manuel, que podía decir de él, simplemente se despidió dejando el libro abierto, prometido venir a vernos. Habíamos evitado tanto el momento de volver a la realidad, que ella nos alcanzó antes.

Tenía tantas cosas por resolver en casa, tantos problemas sin soluciones, que no quería arrastrarlo a esto.

Mi mamá nos recogería en el aeropuerto, en mi auto. Sabía que un interrogatorio me esperaba u además ella extrañaba tanto a su nieto.

-¡ABUELAA!.- La felicidad de volver a verla se notaba en cada molécula de su cuerpo. Mi mamá, una mujer joven, de  complexión mediana, bonita. Ojos cafés, pelo lacio, todo lo contrario a mi. Se agachó a su altura levantándolo en brazos y llenándolo de besos, mientras este reía.

-¿Me extrañaste pequeño?.- cuestiona ella mientras sonríe, Felipe asiente varias veces.

Me acerco a ella mientras beso su mejilla.- Hola mamá.- sonrió fugazmente.

-Hola Bichito.- ambas comenzamos a caminará hacia la salida, yo con nuestras valijas y ella con su nieto en brazos.

.....

El camino desde Montevideo a San José había sido rápido, llegar a casa luego de tantas semanas era algo pacifico. Ya me había acostumbrado al calor de Miami, volver aquí aún con tanto frió era algo que no había extrañado.

Felipe se había marchado con mi mamá un rato, según él quería ir a ver a su tío y contarle a cuantos jugadores y amigo había hecho. Yo por otro lado había tomado este pequeño tiempo para volver sola a mi lugar en el mundo. La cafetería.

Al llegar encendí las luces, sin levantar las cortinas, había extrañado tanto este lugar. Puse un poco de música suave y me preparé un café, mientras intentaba conseguir algunas de las cosas para poder abrir mañana, pues mi proveedor de confianza era Lorenzo y aún seguía en Miami.

-Brr...brrr.- mi celular sonando sobre la barra hizo que saliera de mi trance.

Observe la pantalla de mi celular y sonreí. Era Manuel.
Que suerte que no puede verme.

«𝘿𝙚 𝙈𝙖𝙣𝙪𝙚𝙡 ❤️: ¿𝙇𝙡𝙚𝙜𝙖𝙧𝙤𝙣 𝙗𝙞𝙚𝙣?»

«𝙎𝙞, 𝙜𝙧𝙖𝙘𝙞𝙖𝙨 𝙥𝙤𝙧 𝙥𝙧𝙚𝙤𝙘𝙪𝙥𝙖𝙧𝙩𝙚»

Quizás había sido muy cortante. Lleve mis manos a mi cara.

-Brrrr...brr...- Era otro mensaje de él. Esta vez si, parecía una tonta sonriéndole a mi celular.

«𝘿𝙚 𝙈𝙖𝙣𝙪𝙚𝙡❤️: 𝙋𝙧𝙤𝙣𝙩𝙤 𝙞𝙧𝙚 𝙥𝙤𝙧 𝙚𝙨𝙚 𝙘𝙖𝙛𝙚́ 𝙦𝙪𝙚 𝙢𝙚 𝙙𝙚𝙗𝙚𝙨 ;)»

Sonreí antes su utilización de caritas, muy de 2010.

-Toc...toc...- los dos golpes en la puerta de servicio hizo que dira un brinco en el barco y por error solté mi celular. Haciendo que este cayera al suelo, lo levante y coloque sobre la barra, quien podría ser ahora.

Camine hacia esta y la abrí, encontrándome con el último ser en este mundo a quien quería ver ahora. Iván.

Me observaba serio, mientras apretaba su mandíbula, con desprecio. Hacia tanto que no lo veía, pero nada había cambiado seguía exactamente igual que la última vez que lo vi marcharse hace un año. Los mismos ojos miel, que hacia qué cualquiera de sus mentiras sonaran creíbles, Moreno, esta vez había debajo crecer una libera capa de barba que hacía que pareciera más hombre, pero no lo era, porque un hombre que decide marcharse abandonado a su hijo, no era un hombre.

La rabia se apoderó de mi, y si poder si quiera pensarlo simplemente le di un golpe en su maldita cara. Él soltó una risa burlona mientras entraba en el café.

-Me lo merezco.- se saca su abrigo y sienta en una de las mesas.

-No se quien te a dado el puto permiso para entrar aquí.- La rabia me consumía.

-Vengo a hablar, siéntate.- señala con su cabeza la silla a su lado.

-Pero estás pendejo si pensas que me voy a sentar a hablar conmigo vos..- cruzo mi brazos.- Ándate ya.- ordenó.

Él se inclina sobre la mesa y me observa burlón.- Creo que tenes más que perder vos, que yo..- amenaza  en tono firme.

Dejo escapar un suspiro y me siento.

-Buena niña.- intenta tocar mi rostro pero me aparto.-

-¿Que queres?.- cuestionó fastidiada

-Ver a mi hijo.- está vez soy yo la que se ríe mientras lo observa, cómo podría ser tan sadico. Volver luego de un año y hacer como si nada, volviendo a alterar todo para luego marcharse de nuevo.

-Lo siento bonito, pero ya perdiste ese derecho hace como un puto año atrás.- golpeó la mesa mientras lo miro con desprecio.

-Bueno, es eso. O voy a la oficina de inmigración y hablamos de ese permiso que yo no firme..- su rostro cambia, su mirada se oscurece y su mandíbula se aprieta.-aedo creí, vengo a verlo mañana. A las cuatro.- toma su abrigo y se marcha.

No hago mas que dejarme caer sobre la mesa y llorara. Porque tenía que pasar esto, volver de nuevo solo a destruir nuestras vidas nuevamente. Eso es lo que hace el pasado, dañar y destruir el presente.

"El desastre que dejas" | Manu. UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora