Capitulo 20: "Sin sentimientos"

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—Quedate —sonó casi como una súplica. Después bajó la mirada y murmuró—: O sea... quédense. Soy mejor cuando estoy con ustedes.

Sus palabras llenaron la habitación como un suspiro que no se quería ir. Me miró, apoyó los codos en la mesa y me tomó la mano.
—No sé si quiero dejar de ser este nuevo Manuel... Quédense —hizo una pausa, tragó saliva—. Por favor.

Era sincero. Se le notaba hasta en los ojos. Y no podía negar que me encantaba la idea. Pero... ¿y después qué? Cuando se apague la magia, cuando vuelva a su rutina en Francia y yo a la mía en Uruguay. La vida nos iba a pasar por arriba como un camión sin frenos.

“Disfrutá el momento”, me sonó la voz de Kathy en la cabeza.

—Está bien —dije, intentando que me creyera... y creyéndomelo yo también.

Se le iluminó la cara. Se paró y vino hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja, pero justo cuando iba a abrazarme...

—¿Manu? —dijo Felipe, con voz ronca desde la cama. ¿Manu? ¿Desde cuándo?

Lo miré con los brazos cruzados, mientras Manuel trataba de aguantar la risa. Le di un codazo suave, haciéndolo reír de verdad.

—¿Cómo que Manu? ¿Y mamá qué?

—Vos siempre estás, mami. Manu no —dijo mientras se frotaba los ojitos.

—Vení, monstruo. Vamos a desayunar —dijo Manuel, alzándolo en brazos y llevándolo a la mesa.

...

15:00 hs, Miami.
Estábamos tiradas en la piscina del hotel: Kathy, Felipe y yo. La tarde estaba divina, pero Kat parecía estar peleada con el sol y la vida.

—No, boluda... —dijo bajándose los lentes—. Estoy detonada. Real.
Se dejó caer sobre la reposera como si fuera una bolsa de papas.

Me salió una risa nasal.

—O sea que tu noche estuvo bien —dije, dándole un sorbo al mojito. Kat me miró como si el trago le doliera en el alma.

—Lo único malo fue aguantar a la rubia esa... —bufó—. Se le colgaba a Facundo como garrapata. No sé de dónde saqué paciencia para no desgreñarla.

—¿Y vos qué? ¿Cómo estuvo tu pijamada? —me dijo con una ceja levantada.

—Bien —respondí sin ganas de entrar en detalles. Pero la conozco, me estaba radiografiando con la mirada.

—Me pidió que nos quedáramos... —largué de golpe, mirando hacia el agua.

Se incorporó como un resorte.

—¿¡Perdón!? —casi gritó.

—No hay sentimientos —dije enseguida, como si eso bastara.

—¿No hay sentimientos? ¡Pero si te pidió que te quedaras! —me miró como si estuviera loca.

—Disfrutá el momento —le repetí, devolviéndole su consejo.

—¿Te vas a quedar?

No contesté. Solo la miré.

—Te vas a quedar —afirmó, y se puso a aplaudir.

—Brrr... brrr... —vibró mi celular sobre la silla.

Kathy lo agarró más rápido que yo y leyó el mensaje. Sonrió con una ceja levantada, toda ella hecha sarcasmo.

—Sin sentimientos, ¿eh?

Me pasó el celular.

> 𝙈𝙖𝙣𝙪𝙚𝙡❤️: Hola topadora, ¿les gustaría cenar con mi familia hoy?

"El desastre que dejas" | Manu. UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora