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La dichosa fiesta había llegado, Rodrigo finalmente había sido convencido por su mejor amiga, la misma que le había pedido disculpas, diciéndole que no volvería a actuar de esa manera y excusándose con que estaba demasiado enamorada del alfa.

Como si eso justificara su actitud.

Aquello había tocado el corazón de Rodrigo, se sentía miserable e incapaz de decirle la verdad a Agus y romper su ilusión con el alfa, sin embargo su lobo empezaba a gruñirle a su mejor amiga y eso no le gustaba en lo absoluto.

La veía como una amenaza.

Ese día, Rodrigo comprobó que aunque su celo no tardaba en aparecer, no habían señales de que sucediera ese día, así que se ducho y se puso un linda ropa que resaltara su linda figura, un maquillaje sencillo, pero que resaltaba sus ojos verdes, peinó su cabello castaño y tomó su teléfono y billetera dispuesto a irse con Agustina a aquella fiesta, seguramente llena de alfas y omegas hormonales.

[...]

El ambiente como lo había imaginado era patético, una gran mansión llena de omegas y alfas borrachos y seguramente drogados, la fuerte música, el fuerte olor a marihuana y cigarrillos por todas partes, era realmente espantoso ¿Cómo pudo haber aceptado venir en primer lugar?

La morocha parecía demasiado emocionada, daba bronquitos mientras sus ojos tenían un brillo excepcional.

—Ven Roro, vamos por algo para beber- la omega tomó a Rodrigo arrastrandolo hasta la barra en aquel espacio que parecía un mini bar de la gran mansión, había demasiada gente e incluso Rodrigo pudo sentir como alguien apretaba su trasero mientras era arrastrado por su amiga.

Malditos hormonales

Tomó asiento en la barra mientras la omega pedía tragos que Rodrigo no conocía, él no sabía nada de tragos.

Mientras que Agustina parecía una experta ¿Dónde había quedado su dulce y linda mejor amiga?

Pudo notar como la morocha buscaba por todo el lugar a alguien, y él sabia a quién, por eso suspiró con pesar y empezó a buscar también para ayudarla, sus ojos lo vieron, estaba reluciente y realmente guapo, mientras reía con aquel grupo de amigos de la universidad, a su lado no habia ninguna mujer y él parecía bastante sobrio la verdad.

Algo sorprendente para él.

—Ahí está- chilló la omega mirando hacia la misma dirección donde Rodrigo miraba, el castaño tragó grueso y volteó para mirar los tragos que habían sido puestos delante de ellos—Oh dios, viene para acá

Rodrigo abrió sus ojos grandes y tomó el vaso entre sus manos dispuesto a beber todo el contenido, pero su mano fue detenida por aquella más grande que la de él.

¿Es que no podía comportarse en público?

—Ni siquiera lo pienses- quitó el trago de su mano dejándolo a un lado

—¿Qué te pasa imbécil?

—No ingieras nada de aquí Rodrigo, sé porqué te lo digo- la omega miraba extrañamente el comportamiento de ambos como si se conocieran de siempre, nuevamente ese comportamiento que habían tenido en aquella cena.

Carraspeó su garganta llamando la atención de ambos.

—¡Hola Ivii!- el mencionado la saludó con un asentimiento de cabeza—Emm, yo...¿Podemos hablar?

Rodrigo la miró, pero ella no a él, sus ojos estaban clavados en el alfa y sus pupilas dilatadas.

—Agustina no creo que...

—Solo un momento, por favor- el alfa suspiró y soltó la muñeca de Rodrigo para caminar hacia el gran patio, no sin antes voltear para decirle a Rodrigo

No bebas nada

El castaño rodó sus ojos con fastidio y lo vió marcharse con la omega, rápidamente su corazón empezó a latir y un sentimiento extraño se instaló en su pecho, maldito lobo enamoradizo.

De nada servía que su lado humano fuera un dominante, su su lobo era una tierna masita.

El cosquilleo en sus dedos por tomar aquel vaso y tomar su contenido era intenso, sin embargo no lo hizo y no sabía porqué exactamente, simplemente no lo hizo porque no se sentía seguro probando algo de ese lugar, no cuando todos a su alrededor parecían absortos de la realidad actuando como hormonales drogados.

—¡Tú eres Rodrigo Carrera!- el omega saltó por el pequeño grito de aquel chico un poco musculoso y bastante atractivo que había aparecido a su lado.

No sabía quién era, pero lo había visto antes en el grúpo de Iván.

Espera...¿Cómo él sabía quién era?

—Si...¿Cómo lo sabes? ¿Quién eres?

—Oh tranquilo chico- tomó asiento a su lado en la barra—Soy Tomás arbillaga, uno de los mejores amigos de Iván, y sé quién eres porque el baboso habla de ti a cada instante realmente ya me tiene harto.

Una risa salió de los labios del omega, no de esperaba aquello.

—No sabía que hacía eso

—Si bueno, no es como si encontrar a tu destinado no causara nada en ti ¿Sabes? Estoy seguro de que Iván siente esa conexión extraña de la que tanto hablan

—¡Que dices! Pro supuesto que no, no hay ninguna conexión hombre

Tomás rió tomando el vaso que antes le pertenecía a Rodrigo entre sus manos dándole un largo trago.

—¿Estás seguro de eso Carrera?

Rodrigo se encogió de hombros cuando de repente sintió un dulce olor a manzana.

—¿Eres un...omega?

Tomás rió y asintió, entonces la inseguridad de Rodrigo se instaló en su pecho, que tal si...

—No he estado con Iván, si es eso lo que pensabas- oh mierda, ¿Habia sido tan obvio?—Solo somos mejores amigos

El castaño sonrió y asintió un poco avergonzado, divisando a su mejor amiga entrar con velocidad hasta la barra justo a su otro lado, bebió de un solo trago el vaso que había dejado allí.

—Oye oye, ¿Qué pasa? Tómalo con calma

La omega negó reprimiendo las lágrimas.

Algo no estaba bien...

—Bien Rodrigo, fue un gusto conocerte, seguramente nos veremos más seguido- el omega se despidió del castaño, él sabía perfectamente lo que pasaba, sin embargo no le diría nada

—Adiós Tomás, fue un gusto también

Ambos se despidieron y Rodrigo volteó para prestar atención a su amiga, pero esta no  estaba ¿Dónde se había metido?

Se levantó de la barra buscándola por todas partes, pero no la encontrba, subió al segundo piso en donde seguramente se encontraban las habitaciones, y la llamaba con cuidado, estaba preocupado por ella, sin embargo lo unico qje encontró eran los fuertes gemidos de un chico proveniente de una de las habitaciones, Rodrigo tragó grueso decidido a ignorar aquello que había causado un fuerte cosquilleo, hasta que sintió un calor en todo su cuerpo.

Oh no...

Hate You- RODRIVAN !!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora