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El omega se miraba en el espejo, la marca temporal ya casi desaparecía de su piel, hace ya una semana el alfa lo había mordido, mentiría su dijera que no se sentia bastante bien, el constante olor del alfa en él le daba calidez a su corazón, su lobo estaba bastante tranquilo últimamente, y el olor del cachorro, aunque era poco, se podía detectar mezclado con el suyo.

Iván si había empezado a trabajar en un restaurante como ayudante de cocina, mientras que Rodrigo se quedaba en casa haciendo sus deberes de la universidad para que el alfa lo ayudara a entregarlos.

A veces sentía que el alfa tenía mucho sobre sus hombros, pero el mismo siempre decía que haría lo que fuese por él y su cachorro, aunque no lo admitiera en voz alta, admiraba a Iván a pesar de lo que era su vida antes.

Definitivamente el amor cambia a las personas...

Las cosas marchaban geniales, la convivencia era tranquila, obtenía mimos de su alfa y también deliciosa comida, los antojos eran cumplidos y no sabía absolutamente nada de Agustina, aunque en el fondo le preocupaba un poco, también se sentía aliviado de que no apareciera.

Todo era pacífico, hasta que ese día la llamada de sus padres lo sorprendió, pero mucho más a lo que se debía realmente.

—¿Mamá?

—Hola cielo adorado, abre la puerta, estamos afuera...

El omega abrió sus ojos con desespero y empezó a buscar a su alrededor como tratando de encontrar una respuesta.

—¿Entonces donde estás? Danos el código, te esperamos adentro... ¡Rodriii, quiero hacer pipí!- grito su hermano detrás de su madre

—Ehhh, sisi- me dió el código y colgó para rápidamente ir a la habitación

Se puso algo de ropa cambiándose la camisa que tenía del alfa, tomó su teléfono y salió del edificio tomando un taxi.

Ni siquiera sabía que decir, no sabía cómo lo tomarían, pero no podía ocultar a su cachorro y por ende, tampoco a su alfa, sabía que el azabache quería excluir a sus familiares de sus vidas cuánto al embarazo, pero su olor era claramente diferente y ellos lo notarían.

Bajó del taxi pagando la tarifa y se dirigió a aquel departamento que le pertenecía, o más bien a su padre porque él lo pagaba.

Puso el código ya que no tenía la llave e Iván no se la había llevado cunado fue por sus cosas personales y ropa.

Entró escuchando la risa de aquellas tres personas en la sala, los olores mezclados de los tres hicieron a su lobo mover la cola con familiaridad, tragó grueso y caminó a pasos lentos hacia ellos.

—¡Mi cielo hermoso!- su madre se levantó para comérselo a besos

Si bien sus padres eran unos controladores de primera, eso no quería decir que no los quisiera, simplemente querían que su hijo fuera un omega en todos los sentidos, sin embargo, Rodrigo no queria ser tal y como ellos le exigían.

No quería ser hogareño, ni la incubadora personal de un alfa, ni depender de uno, ni un sumiso.

Pero ahora más cosas eran totalmente diferentes.

Su padre y hermano se levantaron para saludarlo, aunque su madre al acercarse para besarlo, pudo notar el cambio en su olor, además su loba enpezaba a notarlo lor el lazo madre e hijo que compartían.

Sin embargo, no dijo nada y solo lo besó para luego dejarlo ir a saludar a su padre y hermano.

—¿Dónde estabas?- preguntó su padre al que saludó con un simple apretón de manos.

Su hermano frunció el ceño.

—¿Qué es ese olor dulce?

Rodrigo tragó grueso.

—Por favor siéntense, hay algo que debo decirles

Los tres asintieron y tomaron asiento frente a él.

—En primer lugar ¿Que hacen aquí?

—¿Cómo qué hacemos aquí? Tú nos mandaste a llamar- dijo su padre con el ceño fruncido

—¿Qué?

—Agustina nos llamó y nos dijo que últimamente estabas mal, ella tenía que estuvieras con una mala persona, dijo que estabas en peligro y que le pediste que nos llamara la venir por ti e ir a casa- habló la madre de Rodrigo mirando por un instante el vientre de su hijo

—¡Eso no es cierto! Nunca dije eso...

—Rodrigo hijo... Si hay alguien que...

Estoy embarazado

Ambos padres se callaron y el adolescente que escuchaba atentamente se levantó del sofá en un brinco y empezó a bailar con gracia.

—¡Seré tío, joder!

—¡Mathias!- los tres lo reprendieron al mismo tiempo, el adolescente se encogió de hombros con una sonrisa y volvió a sentarse.

—Escuchen antes de que se vuelvan paranoicos, quiero decirles lo que siento, se que debí decirles pero todo es más complicado de lo que creen, conseguí a mi alfa deftinadi, pero él también es el de Agustina, después me acompañó en mi celo y quedé en cinta y es un embarazo complicado, ni siquiera sabemos si el bebé sobreviva y yo...Lo siento mucho- sus lágrimas salieron mientras el se arrodillaba poniendo la frentr en el piso ante sus padres.

Su mamá sonrió y lo levantó de inmediato tomando su cara entre sus manos.

—¡Ay mi omega bonito! Me has hecho la mamá más feliz del mundo ¿Lo sabías?- Rodrigo sonrió suspirando con tranquilidad

—¿Entonces que hay con lo que dijo Agustina?- preguntó su padre con curiosidad, se hacía una idea extraña en su mente

—Es mentira... Ella...ella quiere separarme de mi alfa

—¡De ninguna manera! Es inmoral, hay un bebé de por medio ¿Qué se cree?

—Ella no lo sabe- murmuró sintiendo a su lobo empezar a removerse con felicidad

—¡Ya no lo aguanto!- el hermano de Rodrigo se levantó y se arrodilló en el suelo metiendo su cabeza bajo la camisa de Rodrigo para empezar a besar su abdomen, al mismo tiempo que la puerta principal fue abierta por alguien que conocía el código perfectamente.

—¿¡Rodrigo!? Estás...¡Alejate de mi omega!

Hate You- RODRIVAN !!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora