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La omega se encontraba en una habitación con poca luz dónde reinaba el olor a inciensos y las velas no daban la suficiente luz para iluminar todo el lugar, sin embargo no le importaba, porque lo único que ella quería era saber su destino y aquella mujer mayor de edad podría decirle un poco.

—Rodriguez Agustina, nacida en Bahía Blanca, 20 años, una omega bastante caprichosa y ambiciosa- la mujer habia empezado a leer unas cartas de las que Agustina no tenia ningún tipo de conocimiento, de hecho, ni siquiera sabía que tan real era todo eso, sin embargo, estaba dispuesta a escuchar—Vaya...Eres una omega desdichada

—¿Qué? ¿Por qué?

—Tienes todo lo que alguien en vida quisiera tener, pero no tienes lo que realmente tu corazón desea

La omega bajo su mirada

Agustina era de una familia bastante acomodada económicamente, una buena estudiante, con lindo departamento y sin preocupaciones monetarias, sus padres me daban todo.

Sin embargo...

—Veo tristeza en tu corazón ¿Es por un alfa?

La castaña asintió mirando sus manos temblorosas.

—Ya veo... Ese alfa no te quiere, hay alguien más en su vida- la omega levantó la mirada viendo aquellas cartas con formas extrañas—Su verdadero omega

—Yo soy su omega, mi loba puede sentirlo- su voz sonaba tan rota como su corazón al escuchar que Rodrigo era el verdadero omega de Iván

¿Entonces que era lo que ella sentía?

—Sí hay algo entre ustedes, solo tu loba lo consolida, el de él no, él ya hizo su elección

El corazón de la omega se detuvo por un segundo.

—¿Qué quiere decir?

—Ambos son sus omegas, pero él eligió a su omega por designios de la Madre Luna, hizo lo correcto, no iba a ser feliz a tu lado, muchachita

—¿Dos omegas?- susurró para sí misma incrédula al saber aquello

—Te recomiendo que busques un libro y te informes, recuerda que no puedo decirte mucho, a la Madre Luna no le gusta que metan las narices en sus asuntos, me he arriesgado por años, pero se cual es el límite al que debo llegar, sin embargo, hay algo que quiero decirte- la mujer tomó las manis re la omega por encima de la mesa

»No desesperes, tú también tienes un alfa designado por la madre luna, corta esa conexión ahora, deja al alfa en paz porque si no lo haces... perderás más de lo que imaginas

La omega soltó sus manos rápidamente.

—Usted es una charlatana, por supuesto que no lo dejaré, es MI ALFA, MÍO, no necesito otro alfa, ¡ÉL NO NECESITA OTRO OMEGA!

Tomó su bolso y salió rápidamente de aquella habitación, su corazón palpitaba con fuerza, su cabeza daba vueltas, pero sus pies la guiaban a aquella dónde sacaría su duda, era imposible que un alfa tuviera dos omegas, esa vieja tenía que estar loca ¿Verdad?

[...]

El alfa terminaba de hablar por teléfono con su padre, estaba en la habitación de invitados encerrado, necesitaba hablar con su padre, aunque no le dijera nada del cachorro para evitar aglomeraciones por parte de su familia, sabía que él podría ayudarlo a conseguir un empleo, quizás como ayudante de cocina.

Toda su vida creció en una cocina gracias a sus padres, él sabía defenderse y cocinar muy bien.

Tal y como lo supuso, su padre le dijo que lo llamaría al día siguiente mientras movía sus influencias para conseguirle un buen empleo, aunque al principio se negó, Iván tenia veintidós años y estudiaba en la universidad, él podía seguir dandole dinero, pero el alfa se negó y sabiendo que sería imposible convencer a su hijo, optó por ayudarle.

Al colgar, el alfa suspiró con alivio, otra cosa menos en la lista, con una sonrisa salió de la habitación recordando que había una cosa que debía hacer.

Tomó las llaves de su auto y caminó hacia la puerta, vió a Rodrigo en la sala mirando el televisor, el mismo que transmitía una serie animada.

Se acercó dejando un beso en el cabellito castaño de su omega, llamando su atención.

—Hmm, que rico hueles- el omega se sonrojó al escuchar aquello, no había traído su neutralizador, por lo tanto, su olor estaba en todas partes

Aunque algo llamó la atención del alfa.

Se puso a la altura del omega que lo miraba con curiosidad, llevó su nariz al nacimiento del olor.

Nada...

—No hay nada...- susurró para sí mismo, pero el omega lo escucho perfectamente

—Quizás aún es muy pequeño, quizás...

—No lo pienses demasiado, Rodrigo, no te hará bien- se levantó nuevamente—¿Me puedes decir la clave de tu departamento? Iré por tus cosas

El castaño asintió dándole dicha clave, Iván lo miró una última vez, su alfa no se sentía emocionado ni siquiera reaccionaba al cachorro

¿Por qué no olía? ¿Por qué no había ningún olor desprendiendo del cachorro?

El alfa tragó grueso tratando de borrar esos pensamientos y ser positivo, pero eso se dió la vuelta para hacer lo que tenía que hacer.

Sin embargo, Rodrigo sabía lo que el alfa había querido decir, cuando vió al alfa salir, se levantó rápidamente poniéndose frente al espejo levantando su camisa.

Nada...

No había absolutamente nada, ni una pequeña elevación, no había nada, sabía que estaba allí, su lobo se lo decía, sin embargo, la conexión era demasiado débil, el desarrollo de un cachorro era rápido, solo duraba seis meses, por lo tanto crecían muy rápido en el vientre.

Sabía que su embarazo era riesgoso, sabía a lo que se enfrentaba, sin embargo, eso no quitaba el hecho de que quizás en algún momento el cachorro podía morir.

Y con ese pensamiento se arrodilló en el suelo llorando por su pequeño cachorro.

Hate You- RODRIVAN !!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora