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Rodrigo caminaba de un lado a otro en el departamento, eran las tres a.m. y el alfa no aparecía.

Lo llamó más de diez veces y le envío muchos mensajes.

Miró en su teléfono el último mensaje que había enviado.

"Iván ¿Dónde estas? Vuelve al departamento, hablemos:("

Sentía una angustia terrible, la culpa lo invadía, su lobo estaba bastante enojado con él, el olor del cachorro ya no se podia presenciar y su desesperación por saber algo de Iván era demasiada.

Perdió la cuenta de cuántos vasos con agua bebió, de cuántas veces se asomó en los grandes ventanales que adornaban la sala, para ver hacia abajo si su alfa llegaba, pero nada parecía funcionar.

Camino una vez más al ventanal y miró la luna llena, tan brillante y hermosa, entonces juntó sus manos y sin pensarlo le pidió.

"Por favor Madre, regresalo a mi, prometo que haré las cosas bien por ellos, por favor, tráelo de regreso a mis brazos"

Rodrigo no era muy consciente de lo que significa pedirle algo a la Diosa Luna, sobre todo cuando de una promesa se trataba, si bien la Madre Luna podía ser muy buena con sus hijos, también podía ser la más dura a la hora de castigarlos.

Por eso era sumamente importante que cuando le hicieras la promesa fueras muy capaz de cumplirla, porque con ella no se juega.

[...]

El lobo de Iván empezó a sentir una inquietud, los llamados de su omega se escuchaban claramente como si fuese un espejismo.

Iván escuchó la voz de Rodrigo como si lo tuviese al lado, como le hubiese susurrado al oído.

El alfa miró a su alrededor, pero no había nadie a su lado, estaba solo en la barra, el bar estaba casi lleno, pero a su lado no había nadie, se había encargado de alejar a cualquier omega o beta que se le acercara con dobles intenciones.

Él solo quería a su omega.

Pensó que se había vuelto loco, regresó la vista a su trago llevándolo a su boca para beberlo todo de un solo golpe, hasta que volvió a escuchar.

"¿Dónde estas alfa? Te necesito"

Si, definitivamente Iván estaba enloqueciendo, ni siquiera por tener unos tragos encima era capaz de olvidarse de ese omega ¿Cómo haría si algún día el omega lo dejaba?

Se levantó sacando su billetera y dejo varios billetes en la barra, si de algo le había servido su anterior vida, era la resistencia que ahora tenía por el alcohol, porque llevaba horas bebiendo y se sentía como si nada.

Salió del bar directamente hacia su auto, subió prendiendo el aire y recostando su cabeza en el asiento suspirando con pesadez.

El tono de su teléfono lo sacó del estado en el que estaba, lo tomó mirando el nombre de Rodrigo en la pantalla.

-¿Rodrigo? ¿Qué haces despierto, no ves la hora?

-¡Iván! ¿Estás bien? Dime que estás bien por favor- su voz se oía rota y desesperada

-Si, estoy bien ¿Qué sucede?

-¿Dónde estas? Iré por ti, dime dónde estás, tomaré un taxi e iré por ti...

-Rodri, no...- Iván prendió su auto–No salgas, ya iré ¿Bien?

-Si...Te espero

-Bien

El alfa colgó el teléfono sintiendo una calidez en su pecho ¿Acaso Rodrigo estaba preocupado por él?

Con ese sentimiento empezó a conducir hacia su departamento.

Eso era lo más extraño de los destinados, cuando se aceptaban, la conexión que podían crear a través del lazo de sus almas era increíble, era como un hilo rojo, podían pelear, enojarse e incluso alejarse, pero cuando sus lobos empezaran a necesitarse, sus cuerpos reaccionarían como imanes.

La noche estaba brillante e iluminada para aquellos lobos que necesitaban sentirse con desespero.

Rodrigo esperaba pacientemente en el sofá hasta que escuchó la cerradura de la puerta principal, se levantó de inmediato y empezó a caminar hacia esta, cuando la figura del alfa se hizo visible ante sus ojos, corrió con lágrimas subiéndose como un koala a su cuerpo, enrollando los brazos en el cuello del alfa.

Iván rápidamente tomó los muslos de Rodrigo, cerrando la puerta con su pie, necesitaba asegurar a Rodrigo o si no podría caerse y todo sería un desastre.

—Perdóname Iván, perdóname por favor- las lágrimas empezaron a salir de sus ojos

El alfa se sintió atrapado por ese omega otra vez.

—Deja de llorar Rodrigo, le harás daño al bebito- un puchero salió de los labios de Rodrigo al escuchar la tierna voz del alfa, olía a alcohol, pero no parecía borracho en lo absoluto.

—Siempre arruino todo, soy el peor omega...

Iván caminó con el castaño encima de él hasta la sala, dónde a través de los grandes ventanales se podía presenciar la luz de la luna llena y radiante.

Se sentó en el sofá acomodando al omega en su regazo, acariciando su espalda.

—Deja de decir eso, no importa como seas, eres perfecto para mí... Ahora dime ¿Qué sucede?

—Estaba preocupado por tí- el azabache limpió las lágrimas de Rodrigo con sus pulgares viendo como cerraba los ojos ante su tacto

—Solo salí a beber algo, lo siento, ni quise preocuparte

El bajito asintió, la luz de la luna iluminó la cara del castaño.

Rodrigo era realmente precioso.

Ambos se miraron con aquella sensación en sus pechos que les llenaba el corazón, mientras sus lobos se juntaban nuevamente.

—Iván, no fue mi intención yo... Sé que actuo como un egoísta, pero no podía lidiar con que ella muriera por mi culpa, eso sería demasiado para mí- su mirada bajó con vergüenza y tristeza ante la mirada del alfa—Sé que estás enojado, pero por favor note vayas ¿Si? Yo me quedaré en la habitación y no te molestaré, lo juro, pero quédate aquí conmi... Con nosotros.

Iván sonrió inconscientemente por haber escuchado aquel "nosotros" que fue suficiente para borrar la discusión que habían tenido.

—Hablaremos después, por ahora te necesito, necesito a mi omeguita

Rodrigo levantó la mirada para clavarla en los ojos contrarios y luego bajar a sus labios.

Las manos de Iván subieron a la nuca de Rodrigo atrayéndolo a su rostro, le susurró en sus labios:

Mi único y precioso omega...

Para luego fundirse en un beso apasionado, la luna era fiel testigo de la unión que esa noche se estaba creando, una vez más ella los estaba uniendo en cuerpo y alma.

Hate You- RODRIVAN !!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora