37

430 54 17
                                    

El alfa salió del edificio hacia su auto, directamente para aquel restaurante donde trabajaba.

La omega lo sabía.

Su plan era sencillo.

Todo tenía que parecer un accidente.

Sabía que el edificio tenía conductos por dónde llevaba gas a todos los departamentos, debía provocar un pequeño incendio, haría que las alarmas se encendieran, para entonces tenía que trabar la puerta del omega para asustarlo, no quería matarlo sin embargo debía hacerle ver qué no tenía opción más que dejarle a alfa, o si no cosas peores podrían pasarle.

Lo que ella no contó es que ese pequeño incendio afectaría los conductos de gas, provocando una explosión en cada cocina de los departamentos del edificio.

Lo que pensó que sería algo pequeño, se volvió algo catastrófico.

El edificio empezó a prenderse y rápidamente pensó que Rodrigo estaba encerrado.

Corrió sin ver atrás para liberarlo pero cuando estuvo a solo pasos de hacerle, cierta loba tomo el control de su cuerpo, sus ojos se volvieron amarillentos y una sonrisa se formó en sus labios.

Salió corriendo del edificio, escuchando como el omega pedía ayuda a gritos.

La gente salía del edificio eufóricas entre llanto, todos...Todos menos él...

[...]

Iván llegó a urgencias con sus omega en brazos, pidiendo ayuda a gritos.

Rápidamente fue atendido por una enfermera y el doctor Nicolás según su placa, se acercó mirando el estado del omega.

–¿Qué le pasó?

–Un incendio...estaba atrapado él... Él...Está embarazado, por favor, ayúdelo.- los ojos del alfa se cristalizaron mientras veía a su omega cerrar los ojos lentamente

–¡Oxígeno ya!- grito el doctor llevándose la camilla con él hacia una sala a dónde el alfa no pudo ingresar

Sus manos temblaban y su corazón latía desenfrenado, si algo le pasaba a su omega o su cachorrito su lobo moriría de tristeza, y él junto al animal.

Los minutos pasaban y nadie decía nada, su lobo estaba ansioso, y su mente no dejaba de repetir aquella imagen del omega casi inconsciente.

Dolía, dolía como el infierno pensar que podía perderlo.

Un olor conocido se coló en sus fosas nasales haciéndolo voltear.

De aquella ambulancia venia una camilla con...

¿Agustina?

El alfa se levantó para ir hacia ella, pero su lobo lo detuvo de un gruñido.

"No"

El trago grueso y se volvió a sentar escuchando los gritos de la omega

Parecía desquiciada.

–Familiares del omega Carrera

Rápidamente el alfa se levantó.

–Soy su alfa, dígame cómo está Rodrigo y mi bebé.

El doctor suspiro...

–Está débil, su lobo está cohibido, tiene miedo y se rehúsa a reaccionar

–¿Qué hay que hacer?- el desespero aumentaba cada vez más

–El único que puede hacer algo es usted, y aún que será doloroso hacerlo de esta manera, la marca es la única solución que hay para que el omega pueda tranquilizarse y dejarnos ver al cachorrito.

La marca...

El alfa asintió.

–Acompáñeme...

Siguió al doctor a pasos nerviosos hacia lo que parecía una habitación.

Un bulto se apreciaba en la camilla, tapado, con una mascarilla de oxígeno y sus ojos casi cerrados.

Si estaba débil.

Se acercó a su amor a pasos lentos sin ser demasiado desesperado, lo último que quería era alterarlo.

Y cuando estuvo frente a él, empezó a acariciar su cabello.

–Hola bebe, ¿Te sientes bien?

El omega negó, ni siquiera podía hablar bien, se sentía débil y muy cansado, quería cerrar los ojos, quería dormir, pero algo lo mantenía despierto y él no sabía exactamente que era, solo sabía que era demasiado fuerte, podía sentir ese vínculo extraño, pero fuerte.

–Se que no querías esto, pero... Debo hacerlo amor, por ti, por nuestro bebé ¿Bien?

El omega lo miraba con cansancio mientras intentaba tomar la mano del alfa.

Iván lo entendió y rápidamente tomo la mano del omega dándole un beso.

–No me hagas esto Rodri... Yo no puedo vivir sin ti, sin ustedes mi vida ya no será la misma, déjame hacerlo, déjame por favor...

Entonces el omega asintió, a penas podía, en ese momento solo le importaba su pequeño bebé y el alfa frente a él.

Necesitaba vivir por ellos.

Por eso esa noche caótica el omega acomodó su cabeza de lado, dejando su mirada en las ventanas que daban vista hacia la luna,  la miro hasta que sintió como su piel era abierta profundamente en una mordida dolorosa, juró haber visto a la luna brillar aún más, aunque posiblemente quizás era por el dolor que la mordida ocasiono, su razonamiento falló y todo se volvió obscuro.

[...]

En otro lado la omega que se retorcía de dolor, no dejaba de gritar y pedir ayuda.

Tal y como el omega pedía hace unos minutos.

En su mente no se dejaba de repetir aquellas palabras cuando maldijo a la luna.

Su loba aullaba con dolor y desesperación.

Cuando todo paro, la omega dejo de gritar y de pronto sintió como su loba desfalleció.

Su loba había quedado completamente inconsciente.

Ella estaba a punto de morir.

El alfa había marcado a su omega.

Y la luna le había hecho pagar por todas sus atrocidades.

Hate You- RODRIVAN !!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora