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La omega corría por los pasillos de la escuela para llegar a abrazar a su mejor amigo.

Cómo era de costumbre cada mañana.

Porque ellos tenían una gran conexión, se querían como hermanos, Agustina era importante para Rodrigo, en ella veía esa hermana menor que nunca tuvo, tenía ese afán de protegerla del mundo que la rodeaban, sobre todo de los alfas aprovechados, porque sabía que ella era una enamoradiza y creía cualquier patraña que le dijeran.

Como aquella vez que un alfa depravado intento tocarla sin su consentimiento, o aquellas veces donde los mismos le rompían en corazon y luego venían a el a insinuarse.

Unos imbeciles

Agustina siempre fue débil, siempre se dejaba llevar de los gustos de su loba, y ella era demasiado caprichosa.

Rodrigo lo sabía

Lo que nunca imaginó es que por la misma razón Agustina se encapricharía tanto con Iván hasta el punto de querer matarlo por ser su omega destinado

Agustina quedó en coma, los doctores daban el diagnóstico de que su loba no reaccionaba y por ende su cuerpo estaba demasiado débil.

A pesar de sentir una jodida culpa, no podía solo sentarse a llorar y culparse a sí mismo toda la vida.

Él había decidido por su pequeño bebé y jamás se podía arrepentir de aquello.

Esa mañana como otras, se encontraba en la habitación fría donde su "amiga" conectada a múltiples aparatos, se encontraba tan inerte y callada como siempre.

Odiaba verla de esa manera, cuando toda su vida la vió feliz y enérgica.

-Tus padres fueron a comer algo, les dije que debían descansar, pero se rehúsan a hacerlo, todos queremos verte volver Agus- la omega no respondía absolutamente nada, era obvio, estaba en coma—El bebé salió de peligro, me gustaría que vieras su crecimiento

Nada.

Ni un suspiro, ni una palabra, no hacía absolutamente nada.

Es como si estuviera muerta.

Aunque en realidad eso no estaba muy lejos de la verdad.

La loba de Agustina no reaccionaba, se sabía que estaba viva, más no había nada más.

Y eso era como estar muerta en vida.

-Ya casi es la hora de almorzar, así que tengo que irme, vendré mañana Agus

El omega se acercó y dejó un beso en la mano de la omega para luego levantarse e irse.

Cada vez que salía de esa habitación su corazón se estrujaba, al ver que lo que quedaba de Agustina era solo cuerpo inerte, ella había cambiado tanto que incluso lo último que recordó de ella, era su cara demacrada y macabra.

Se consumió en un odio incoherente.

Su amor obsesivo fue el único culpable de todo lo que ella había pasado.

Al salir de la habitación se encontró con un joven a punto de entrar, era desconocido, alto y pelinegro.

Quizás se había equivocado, pero por la seguridad de Agustina, Rodrigo decidió preguntar.

- Disculpa ¿Quién eres?

El joven abrió sus ojos y dio un pequeño salto por la impresión.

Sus ojos detallaron a Rodrigo, percatándose que era un omega, pero no era el que estaba buscando.

Hate You- RODRIVAN !!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora