• Confesión

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Actualidad

Mayte, Isabel y Fernanda se preparaban para una reunión con algunas amigas en la noche. Como solían hacer, se encontraban en la acogedora sala de la casa de Mayte y Fernanda, con bebidas y aperitivos listos, creando un ambiente cálido y relajado. Las luces suaves y la música de fondo creaban el escenario perfecto para una noche cómoda.

Las amigas comenzaron a llegar una por una, saludándose con abrazos y sonrisas. Mayte, Isabel y Fernanda las recibían con cariño, y pronto la sala se llenó de conversaciones animadas y risas.

Entre copas de vino, tequila y cócteles, las conversaciones se tornaban cada vez más profundas. Era inevitable que, entre risas y anécdotas, emergieran temas personales. Una de las amigas confesó entre lágrimas que su matrimonio estaba en crisis, mientras otra, contaba sus desventuras en el amor.

Mayte, aunque participaba en las conversaciones, mantenía su característico aire reservado. A menudo, estos encuentros eran una mezcla de alivio y tensión para ella. Se sentía cómoda con sus amigas, pero ciertos comentarios que tocaban no eran de su agrado.

"De verdad, envidio su relación. Son las únicas que tienen algo estable. Nosotras siempre estamos lidiando con problemas o no encontramos a la persona adecuada", comentó una de ellas, mirando a Mayte y a Fernanda.

Mayte sintió una punzada de incomodidad. No le gustaba que compraran su relación con los fracasos amorosos de sus amigas.

"No deberías compararte con nosotras. Algunas personas sí sabemos tomarnos en serio las relaciones", respondió Mayte, con su tono frío como siempre, dando un sorbo a su copa de vino.

La mujer, un poco sorprendida por la respuesta, asintió lentamente, sabiendo que Mayte no era alguien a quien se le podían hacer comentarios a la ligera. Decidió no decir nada y la conversación continuó con otros temas.

En algún punto de la noche, el celular de Isabel comenzó a sonar. Al ver el nombre de Alejandro en la pantalla, una sonrisa se dibujó en su rostro.

"Hola, Alejandro", dijo Isabel, saludándolo con un tono coqueto y dando un sorbo a su trago mientras sus amigas la molestaban con gestos y risitas.

"Hola, Isabel. Disculpa si te molesto, pero me gustaría verte", respondió Alejandro con voz suave, sentándose en el sofá de su sala y dando un sorbo de whisky.

Isabel mordió ligeramente su labio y se apartó del grupo de amigas, buscando un poco más de privacidad. Mayte la observó, negando con la cabeza, pero optó por no decirle nada más sobre Alejandro. Sabía que Fernanda tenía razón al decirle que no la protegiera tanto, y eso es lo que haría a partir de ahora.

"También me gustaría verte. ¿Dónde quieres que nos encontremos?", preguntó Isabel, en un tono suave y relajado.

"Si no te molesta, podrías venir a mi departamento. Vivo solo, pero si prefieres podemos vernos en otro lugar", sugirió Alejandro, con la esperanza de que aceptara su invitación.

"Está bien, pásame tu dirección. Estaré allí en unos minutos", respondió Isabel con una sonrisa, sintiendo cierta emoción por verlo nuevamente.

Él le dio su dirección y la llamada finalizó. Isabel se acercó a agarrar su saco y su bolso, le dijo a sus amigas que tenía algo importante que hacer. Antes de salir, Isabel vio la expresión de Mayte y le lanzó un beso, intentando alivianar la preocupación que sentía respecto a Alejandro, y se fue.

Isabel llegó al departamento de Alejandro minutos después, y él la recibió con una sonrisa que iluminó su rostro. No ocultó su admiración y la recorrió con la mirada de pies a cabeza, sin disimulo.

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