Mayte y Fernanda se sentaron en la cama, observando el caos creado por Mayte hace una hora. Fernanda había logrado tranquilizarla a medida que le explicaba todo sobre la noche anterior. Finalmente, Mayte se acercó a ella y la besó suavemente en los labios. Fue un gesto cargado de alivio y de la necesidad de restaurar el vínculo recientemente roto entre ellas.
—Perdóname. No debí haber reaccionado así, ni haber causado este desastre en el cuarto, mucho menos haberte cacheteado —dijo Mayte, con lágrimas en los ojos.
Fernanda tomó su rostro entre sus manos y la miró con ternura.
—No te preocupes, amor, la culpa es mía por no haberte dicho nada. Cuando Ricardo nos contó que fue una mujer quien le pagó a la stripper para drogar a Isa, Héctor ya me había dicho que la dueña de ese bar era Ana. Quise ir no solo para verla a ella, sino para intentar averiguar quién es esa mujer.
Mayte frunció el ceño, tratando de procesar la información.
—¿Y crees que esa mujer sea Marcela? Lo digo porque la mandaste a investigar.
Fernanda suspiró, pasándose una mano por el cabello.
—No sé, pero Isabel no confía en ella y yo tampoco, es medio rara. Y tú no confías en Alejandro, aunque yo estoy empezando a desconfiar también de él.
—Bueno, ahora lo que estoy tratando de entender es cómo la persona que me mandó las fotos sabía que ibas a estar en el bar anoche.
—Tal vez me siguieron de nuevo... o quizás nos están vigilando. No sé, Mayte. Me va a explotar la cabeza de tanto pensar.
Mayte se cruzó de brazos, su expresión cambiando a una mezcla de preocupación y determinación.
—Si nos están vigilando, tendrían que estar observándonos todo el tiempo. ¿No se aburren?
Fernanda rió suavemente, aunque también se preguntaba lo mismo. Mayte cambió su expresión a una más seria, cruzándose de brazos.
—¿Realmente confías en el investigador que contrataste? —preguntó, mirando fijamente a su esposa.
—Más o menos. Encontró a mi hermana, sí, pero siento que me oculta algo. Puede que no me esté ocultando nada y que, de plano, me esté volviendo loca.
—Lo mejor es no confiar en nadie, Fer, menos en desconocidos.
—Está bien, no confiaré en nadie, pero después. Ahora necesito saber qué era eso tan urgente que Héctor quería decirme.
Mayte asintió y bajó en busca de María para que la ayudara a limpiar el desastre que había causado. Fernanda también bajó, dirigiéndose a su auto para buscar su celular.
Por otro lado, Héctor se encontraba en el bar, caminando junto a Lucrecia, mientras ella ajustaba los últimos detalles antes de la apertura.
—Necesitas hacer un mejor esfuerzo la próxima vez que Fernanda venga a buscarte. Tienes que convencerla de que eres realmente su hermana —dijo Héctor.
—Lo sé, pero no creo que pueda mantener esa farsa por mucho tiempo. Fernanda no solo es increíblemente guapa, sino que también parece ser muy inteligente.
Mientras Lucrecia seguía dando instrucciones para ajustar las luces, el celular de Héctor sonó. Era Fernanda. Se apartó un poco para contestar la llamada, mientras Lucrecia continuaba organizando el escenario, concentrada en su trabajo.
—Héctor, sé lo que pasó con Mayte por la tarde. Necesito saber qué era eso tan urgente que querías hablar conmigo.
—Estuve investigando toda la mañana a Alejandro Salazar y Marcela Álvarez, así se apellida.
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La caja de Pandora
FanfictionEn una noche de celebración, el oscuro pasado de Mayte, Isabel y Fernanda vuelve a surgir cuando reciben una misteriosa nota. Años atrás, un oscuro incidente en una cabaña lejana las marcó para siempre. Ahora, deberán enfrentar los fantasmas del pas...